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Isla al Sur

TRAS LA HUELLA DE UNA ESCRITORA

ONEIDYS HERNÁNDEZ VIDAL,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación de la

Universidad de La Habana.

Olga Montes Barrios, reconocida escritora cubana, dedica su obra a niños y jóvenes mediante libros como Niños de chocolate, De la vida y de la muerte y A La Habana no vengo más ni de visita.

Por la calidad y profundidad de su creación  literaria, Olga ha visto  reconocido su trabajo con disímiles galardones nacionales e internacionales. Obtuvo el primer  premio  en narración  en el Concurso  Nacional  Félix Pita Rodríguez, convocado por  la Asociación  Hermanos Saiz (AHS); en Argentina  participó en  el Concurso Internacional  de Cuentos Fundación Evon  para la Mujer  y alcanzó la categoría de mención entre los 2 700 trabajos de diferentes países  que fueron presentados.

¿Cómo despierta en Olga Montes la necesidad creativa?  

La necesidad de crear nació  conmigo. De niña mis juegos preferidos no fueron los tradicionales. Mi hermana y yo  inventábamos juegos  que ni entonces ni después  he visto jugar a nadie más.

Quizás fue el buen tino de mi mamá  de iniciarme en el mundo de los libros el mayor influyente para que años más tarde me apasionara por la literatura. Antes que nada soy lectora consagrada.

Convertirme en escritora fue un sueño. Para mi  un escritor  es  un ser superdotado, muy  lejos de mi realidad.

Lo primero que escribí fue un acto de rebeldía. Tenía entones alrededor de diez años y no estaba de acuerdo con la transformación de la bestia (La Bella y  la Bestia) en príncipe,  e  hice  mi propia versión: la princesa lo amaba y se casaba con él tal cual era. Luego, en el preuniversitario, hice algún cuento, al  punto que mis compañeros me copiaban las clases para que yo terminara, ya que los iban leyendo a medida que los escribía. Nunca tuve  pretensiones de escritora. De hecho, aún tengo mis dudas.

A escribir con seriedad, comencé por el 2001-2 002, tenía unos cuantos textos poéticos y narrativos. Alguien me recomendó visitar la Casa  de la Cultura de mi municipio. Allí conocí al especialista literario Luis Carmona, y entonces  deseché  la poesía  y  armamos el libro premiado por la AHS en el concurso Félix Pita Rodríguez, publicado por la Editorial Unicornio, De la vida y de la muerte. Desde entonces no he parado de escribir.

¿Cuáles son tus lecturas preferidas?

No hago distinciones entre clásicas y contemporáneas. Basta una narración coherente para atraparme. He leído poco, pero si tuviera que salvar algún libro no dudaría en seleccionar al Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.

¿Qué opinas de los talleres literarios?

Es bueno comprobar las obras, escuchar opiniones, pero escribir es un acto solitario. Todo escritor siente necesidad de catalizar su trabajo  y es en los talleres literarios donde solemos saciar esta inquietud.

¿Dentro de la narrativa, qué géneros prefieres?

Independientemente de que la literatura para niños me da cobertura  para la imaginación, y es con este género donde me identifico más, siempre que escribo trato de disfrutar mi trabajo. No creo en eso de la imaginación, pero tampoco me gusta  forzar las cosas. Si no me satisface  lo que estoy  haciendo, lo abandono.

Cada género tiene su encanto. La literatura infantil la hago con amor  porque además de estar dirigida a un público tan selectivo, la dedico especialmente a mi hijo Luis Enrique. Los cuentos para adultos me reconfortan. Actualmente estoy trabajando en una novela, no por difícil menos cautivante.

¿Qué autores han influido en tu carrera  literaria?

Pudiera mencionar autores que he admirado  y hasta imitado en mis inicios. Serían muchos. Creo que Cortázar, Alice Walter, Hemingway, entre otros no tan reconocidos y más contemporáneos    son responsables  de mis pretensiones autorales.

En tu  libro  De la vida  y  de la  Muerte  se respira cierta tendencia a finales condenados ¿consideras tu obra pesimista?

Los cuentos que integran el libro De la vida y de la Muerte fueron escritos  al azar. Fue lo primero que escribí. No persiguen  un tema en común. Fueron escogidos dentro de algunos más que se mantienen inéditos. Pienso que lo fundamental de los textos  es que los personajes son el resultado  de sus actos. Lo importante no creo que sea a dónde los llevo, sino el por qué de los motivos que impulsan a los personajes a actuar de cierta forma. No creo que sea la única que toma de la realidad lo que ve y escucha y  agregándole un poco de imaginación lo convierta en literatura. Un final feliz en los temas que aborda el libro sería algo así como un objetivo anacrónico. No sería sincera  ni conmigo misma ni con mis lectores, ni optimista ni pesimista,

La muerte  viene a ser  un personaje más en los textos de este libro ¿por qué?

Porque amo la vida. La muerte es una realidad que nos aguarda, no creo que debamos huir pensándola o temiéndole, pero tampoco ignorándola demasiado. Existir es un gran deseo y muchas veces no nos percatamos de ello.

Tienes un libro de literatura infantil que verá la luz este año. ¿Cómo te es posible incursionar en ambos géneros?

Para un escritor  lo importante no es para quién, sino cómo quieres  o te sientes más cómoda contando la historia. No me aferro a la idea  de hacer un libro para adultos o para niños. Mis cuentos para adultos también los han leído los niños y les han gustado. Ojalá funcione igual con el libro Por qué no nos visitan los extraterrestres, que a pesar de tener ilustraciones y lenguaje más asequible a niños, los temas que aborda pueden resultar interesantes a esos niños grandes que nos creemos adultos.

¿Qué temas aborda este libro?

No me gusta hablar de lo que escribo sin que lo haya conocido antes los lectores, creo que sería robarles el encanto de vivir la historia que intento trasmitir. El  texto lo conforman tres cuentos: El niño de chocolate, Dionna y Por qué no nos visitan los extraterrestres.

¿En qué proyecto estás inmersa?

Tengo varios proyectos en mente. Algunos iniciados, la novela infanto- juvenil de la que te hablé, un libro de cuentos para adultos que aborda la temática de conflictos que enfrentan las mujeres en prisión y otros; algunos ahora en concurso en espera de un golpe de suerte.

¿En qué medida ha influido el no haber estudiado una carrera de letras para tu desempeño profesional?

No sé si estudiando letras hubiese obtenido en la fecha mayores logros. De lo que si estoy convencida es que haber vivido sin pretensiones de intelectual, me ha servido para nutrirme en los temas que abordo al escribir. A diferencia de otros, no me guío por técnica ni limpieza en el lenguaje. Me place conservar la espontaneidad de la que me hubiese privado un modo de vida diferente. La literatura es un proceso en formación en el cual me queda mucho por aprender. Considero que cuento con lo fundamental, deseos de hacer. Lo demás se va venciendo en el camino.

¿Por qué basas siempre tu obra en la realidad?

Creo que los lectores lo prefieren. A la gente le gusta verse identificada en los textos, pero, además, me complace hacerlo. No selecciono temas. Cuando la historia comienza a "hincarme" por dentro, sencillamente la escribo; si es un buen cuento o no, ya no es una opinión mía. La realidad cubana es muy rica y ofrece muchas posibilidades.

¿Qué consejo le darías a la nueva generación de escritores?

Recomiendo que visiten el Centro Onelio Jorge Cardoso, pues constituye un lindo proyecto para ayudar a crecer a los futuros grandes de la literatura cubana. Leer, leer mucho, aunque esto no es necesario que lo diga, un escritor nace con el instinto de la lectura.

Ficha técnica:

Tipo de título: Llamativo

Tipo de entrada: De resumen o típica

Tipo de entrevista por su forma. Clásica

Tipo de entrevista por su contenido: De retrato o personalidad

Tipo de conclusiones. De comentario del entrevistado

             

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