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Isla al Sur

MARCA PARA TODA LA VIDA

MARCA PARA TODA LA VIDA

El tatuaje. La moda de  grabar dibujos en la piel va en ascenso y la mayoría de las personas desconocen los riesgos que esa práctica puede ocasionar a la salud.

YADIRA MARTÍNEZ PADRÓN Y ONEIDYS HERNÁNDEZ VIDAL,

estudiantes de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación de la

Universidad de La Habana.

Desde  varios días tratan de convencerlo, le demuestran que no  hay problema, que el Chedy es uno de los mejores de la Habana. Sus instrumentos están esterilizados –le explican-, utiliza varios colores y, además, es barato. Solo tienes que dar el paso y acabar de “matar esa jugada”, le dice uno de sus compañeros. Ni que fuera gran cosa, eso casi  ni duele, además, para un hombre  no es nada. Y es que Marlon no se decide aún a hacerse un tatuaje. Su conocimiento sobre el tema es escaso, pero tiene que arriesgarse, pues de lo contrario sus amigos no lo tendrán en cuenta como uno más del grupo, por no tener la marca  que los distingue.

Al fin llegó a la conclusión de que no quiere  dejar de ser del clan. Por tanto, se hizo su  obra de arte, como lo llamó durante algún tiempo, por “solo” 15 CUC. No es menos cierto  que era una verdadera  obra de arte, pues aquel Jesucristo como un lienzo  matizaba su antebrazo derecho con un colorido que  destacaba a simple  vista. Ahora Marlon sí está a la moda. Lleva en su cuerpo el  reflejo de lo que cree es una gran valentía. Ya forma parte, en gran medida, del grupo que dice ser su amigo. Rompió las ataduras.

El tatuaje es un símbolo que distingue socialmente a las clases, y para este joven que apenas comienza su andar por la vida, esa marca es solo producto de la moda pero, a diferencia de su cabello  teñido que un día crecerá y volverá a ser de su color, el grabado lo llevará para siempre, incluso, cuando anciano su piel se arrugue  cual hoja de papel.

Un mito con historia

El tatuaje, moda tan peligrosa, no es algo actual (aunque esté de actualidad), sino que se remonta a las primeras sociedades y es tan antiguo  como el hombre. El origen de la palabra es incierto, se dice que deriva del polinesio TA, que significa golpear un hueso contra otro o sobre la piel, consiguiendo el sonido TAU-TAU. Tatuarse significa grabar dibujos en la piel introduciendo materiales colorantes bajo la epidermis mediante punzadas hechas con un instrumento afilado.

En la antigüedad se utilizaba para impresionar y asustar a los enemigos de batalla. Tatuándose la cara y el cuerpo como preparación para el combate, no solo se lograba espantar a los rivales, sino que los dibujos epidérmicos característicos  les  servían como lenguaje, como símbolos identificativos para reconocerse  como parte de un clan o tribu.

Esta técnica para pigmentar la piel se conocía en el antiguo Egipto desde el año 2000 a.n.e,  aunque alcanzó  la  perfección en  Japón  y Francia. En otras naciones, como las africanas, son  indicadores de prestigio social, mientras que en Occidente no tienen la importancia y representatividad  que en otras sociedades más  primitivas o rituales, y normalmente han sido un símbolo diferenciador negativo.

Era tradición que los marineros, soldados y  presidiarios lo usaran como una manifestación de masculinidad y fidelidad. Durante las Guerras Mundiales representó una señal de pertenencia que afianzaba la camaradería y el espíritu del cuerpo entre los soldados.

Otro uso que se le dio fue como castigo, ya que individuos acusados de sacrilegios debían ser tatuados; debido a esto, médicos griegos y romanos  empezaron a practicar la remoción de tatuajes. 

Es revelador que los aztecas no lo usaran. Y en el caso de Norteamérica, el tatuaje se asoció con prácticas religiosas y mágicas: era un rito simbólico del paso a la pubertad, una marca única que permitía al alma superar los obstáculos en el camino hacia la muerte.

Una  moda  peculiar

Actualmente el tatuaje es reconocido como un adorno corporal que expresa un mensaje personal de las personas para manifestar sus inquietudes, deseos y esperanzas. Estas pigmentaciones de color en la piel varían en el estilo como la moda misma y han evolucionado de manera tan impresionante que estamos en presencia de un arte con orígenes profundos y universales.

Lo más llamativo de dicha tradición es la nueva dimensión que ha alcanzado en nuestra sociedad. A los ante referidos motivos para enfrentar esa pintura punzante, se han añadido el “porque me gusta”, “porque queda bien”, paradigmas frívolos del atrayente poder de sugestión de determinadas y extrañas modas, con la particularidad   de que el tatuaje, además de marcar a las personas, las hace cargar toda la vida con una huella.

Las razones que los jóvenes alegan para tatuarse son, primero, el gusto por él; segundo, para verse más guapos y “ligar más”. Lo cierto es que sus ídolos más populares como futbolistas y cantantes les preceden en una moda que cobra auge, sobre todo en esa edad. 

Según encuestas realizadas por estas reporteras, la mayor parte de la población más joven que se interrogó lleva un tatuaje, y otro por ciento desearía hacérselo por motivos similares a los anteriormente expuestos, con la limitante de la minoría de edad en muchos de los casos. Esto si se tiene en cuenta de que un gran número de los jóvenes “pinchados” lo mantienen oculto bajo las prendas  de vestir y  pasan inadvertidos  por miedo a la reacción de los padres.

“Cuando vemos a algún joven tatuado por la calle, mi padre me dice constantemente que el día que me descubra uno, ahí mismo me pega la plancha. Por eso nunca me he hecho ninguno, me da miedo”, expresó una joven estudiante del politécnico capitalino  Mártires de Girón. Otros muchachos, por el contrario, comentan que  les gusta, pero solo para verlo en los demás y no para ellos.

Los tatuajes pueden ser cicatrízales (que cicatrizan la piel) y queloideos (que se levantan de la piel). La raza negra es más propensa  a esta última variante, pues tiende a hacer queloides con gran facilidad.

Las partes más comunes para tatuarse son la cara, la cabeza, las manos (poco recomendable ya que la tinta pierde fuerza en poco tiempo), el cuello (un lugar bastante erótico), los genitales (¡Vaya que hay gente que le gusta!), los muslos, los tobillos (las mujeres prefieren esa parte y se les ve muy sexy), los brazos, la cadera, la espalda y el estómago (el lugar más difícil, ya que es un área muy blanda y no tiene suficiente fuerza de apoyo). 

Alex  González  Llanes es un joven de 33 años que reside en el Cerro capitalino. Al respecto, comenta que los tatuajes para él no son solo  dibujos que se trasfieren a la piel, delinean y colorean. “El  diseño elegido por la persona demuestra el gusto personal y tendencias artísticas; a ello se debe la existencia de muchos estilos”, asevera, y después añade que los tatuajes lo  transportan a  cada  época de  la vida en que se  los hizo.

“Considero que ninguna persona merece ser tratada como marginal solo  por llevar  un grabado en su piel, hay que mirar más allá. Existen del otro lado del sol quienes no llevan tatuajes, se levantan por la mañana, hacen su caminata habitual, un poco de ejercicio físico  y luego de ducharse  halan el gatillo  de un arma  y acaban con el mundo, exterminando  inocentes. ¿Sabes por qué lo hacen?, quizás estén respaldados únicamente por intereses políticos que son totalmente ajenos a las miles de personas que mueren diariamente. ¿Acaso ellos no merecen ser tildados de marginales, en lugar de quienes deciden marcarse sin perjudicar a nadie? Nunca he pensado en quitármelos”.

El tatuaje es exclusivo de su portador y no existen barreras de sexo, clase social y cultura, y sería ingenuo pensar que solo una determinada clase de personas se inclina a portarlos.

Las señas personales de cada individuo pueden indicar la pertenencia a un grupo cultural u organización, como es el caso de la temible banda de origen salvadoreño Mara Salvatrucha, que siembra  el terror en la frontera sur de México  por la violencia de sus integrantes.

Luego de someterse a pruebas de fuego, los aspirantes ganan el derecho a tatuarse el nombre de la organización, la huella indeleble que los hace parte del grupo. De ahí que los tatuajes revistan vital importancia en el mundo de esos presuntos criminales. El más frecuente es la frase “Perdóname  madre mía por esta vida loca”, siete palabras alrededor del cuello, una identificación de lo que será a partir de ese día su nueva vida.

También se tatúan tres puntos en el antebrazo a la altura del codo, entre la parte frontal del dedo pulgar y el índice, y significan dinero, droga y mujeres. Por cada homicidio marcan con la tinta en la comisura externa de los ojos, y calaveras en los tobillos. Una vez que ya no se es digno de pertenecer a la organización los excompañeros arrancan con un cuchillo todo lo plaqueado del cuerpo, dejando al desertor escasas posibilidades de sobrevivencia.
 

¿Sin daños  a  tatuados?

¿Un tatuaje dolerá? La respuesta es sí, ya que las agujas perforan la piel causando una herida. Entonces, la pregunta es: ¿se puede soportar el dolor? Y la respuesta es también sí, pues el cuerpo suelta endorfinas que disminuyen  la molestia. 

Aunque los jóvenes dicen conocer los riesgos que conllevan estas prácticas para la salud, la mayoría manifiesta necesitar más información sobre el tema. Además, tres de cada cuatro cuenta que tatuarse les ha producido dolor, inflamación o picor durante unos días o semanas, así como que el profesional utilizó en la mayoría de los casos, pero no siempre, aguja estéril y guantes, y en pocos casos anestesia.

Al respecto, la doctora Mónica Álvarez, especialista de Segundo Grado de Dermatología del hospital Calixto García, comenta que el tatuaje es una agresión a la piel y puede provocar infecciones, dermatitis por contacto, así como una vía de inoculación del virus  VIH: “Estos  procedimientos son realizados por un personal que en ocasiones no está capacitado y pude no haber una correcta esterilización de los materiales con los que va trabajar”, comenta.

“En la Segunda Guerra Mundial unos marinos se hicieron unos tatuajes en Australia  y al cabo de dos años en esas regiones de la piel aparecieron lesiones de lepra porque las agujas no estaban esterilizadas”, pone como ejemplo.

Para  quien piensa hacerse un tatuaje la higiene es muy importante. Una  vez  terminado, lo conveniente es botar toda la tinta sobrante (preferentemente vegetal) así como el resto de los utensilios. De no ser así, el material deberá estar correctamente esterilizado para próximos trabajos.

Existe  un colorante que se llama Cinabrio (sulfuro de mercurio) que da el color rojo. Ese producto es espiroqueticida  y mata la espiroqueta que es la que produce la sífilis.

Es decir, si un paciente tiene lesiones de esa infección de transmisión sexual  y se  hace un tatuaje que contenga  dicha sustancia, puede tapar el diagnóstico, porque en esa zona  no van a salir las lesiones de la infección. De ahí, entre otros aspectos, que la tinta con que se realizan los tatuajes puede ser perjudicial para la salud. En ocasiones hasta se utilizan pigmentos industriales que tienen otros fines en la industria, como la pintura de autos, lo cual provoca irritaciones en la piel.

Lo hecho, ¿hecho  está?

Entre tanto,  otros incurren en el arrepentimiento una vez hecho “el daño”, sometiéndose a riesgosos tratamientos realizados por cirujanos competentes en medios higiénicos adecuados.

Como dice Yailyn, una joven  de 19 años,  “no es lo mismo ver las cosas en otros que en nosotros mismos; al principio me embulló mucho la idea de llevar un tribal en mi espalda, pero no me gustó ni un poquito como me quedó. ¿Qué  me hicieron? Cuando mi mamá me lo vio quiso ‘matarme’. Fuimos a ver un médico de quien decían  era muy bueno eliminando tatuajes. Me sometí a varios tratamientos  y ya ves, esa horrible marca quedó en mi espalda. Ya no más pantalones a la cadera ni bikinis para la playa”.

Quitar un tatuaje no es cosa fácil. Por lo general, los motivos que conducen a las personas a querer retirárselos son  inconformidades con el diseño realizado, porque han pasado de moda para ciertas edades, porque solicitan un trabajo donde no se los permiten o porque los pigmentos empleados en la realización del mismo se han decolorado con el paso del tiempo.

Existen varias formas de retirar un tatuaje. Sobre ello, el doctor José Manuel Suárez, especialista en Primer Grado de Cirugía Plástica y Quemología del hospital Miguel Enríquez, comenta que entre los  tratamientos más frecuentes se encuentran el de exérsis, que consiste en retirar las capas de la piel y todos los pigmentos de color de la superficie marcada.

En otras ocasiones, si el es estrecho, se  elimina con bisturís toda  la dermis y se sutura o se aplica otro proceder como autoinjertos   para el cierre de la superficie resultante, o simplemente se puede contra tatuar el área tratando de cubrir la zona con el color propio  de la piel u otro similar.

Según señaló el especialista, someterse a cualquiera de estos  métodos implica una serie de riesgos propios de cualquier tratamiento quirúrgico. Puede ocasionar irritabilidad, alergias o  infecciones por el propio procedimiento, por escisión de la herida resultante, entre otros.

Aunque estas son las técnicas más recurrentes, es válido aclarar que no son del todo efectivas, señala el doctor. Pueden dejar secuelas tales como cicatrices inestéticas; cambios de coloración  en la dermis, conocida como  hipocromía en  los casos de que la piel quede más clara, e hipercromía, si es más oscura; pérdidas permanentes  de los cilios; dispersión de pigmentos, infecciones o alergias, entre otros. Todas ellas son perjudiciales para la salud y  atentan contra la estética en el caso de las jovencitas, que son quienes más acuden a este tipo de prácticas.

Los seres humanos que alteran su armonía corporal de esa manera se escudan en la justificación de lucir bien y generalmente no miden las consecuencias que provocan las perforaciones a la piel. Tal vez sea la sociedad en su conjunto la que favorece tan extraña suerte de comportamiento. Lo cierto es que la moda de los tatuajes  parece haber llegado para no marcharse y por días aumenta el  número de personas, jóvenes en su mayoría, que estigmatizan su piel por simple gusto o  por “moda que por lo general incomoda”.

FICHA  TÉCNICA:

Tema: Los tatuajes

Tesis: El tatuaje se ha convertido en una moda, que a diferencia de las demás, puede ser perjudicial  para la salud. (Afectaciones a la piel)

Tipo de Título: Genérico

Tipo de entrada: Anecdótica

Tipo de Cuerpo: Por bloques temáticos.

Tipo de cierre: Cierre de Conclusión
 
Estrategia de Fuentes:

-Consulta  en Internet y la biblioteca de la Encarta 2007

-Consulta a periódicos  y revistas

-Entrevista a  Mónica Álvarez, Especialista de Segundo Grado de  Dermatología y Cosmetóloga del Hospital Calixto García.
 
-Entrevista a José Manuel Suárez, Especialista  de Primer Grado en Cirugía Plástica y Quemología del Hospital Miguel Enríquez.

-Entrevista a Alex González Llanes,  tatuado en cinco ocasiones

-Entrevista a Yoan  Rivero León, Tatuador del municipio San José de las Lajas

-Entrevista  a  Yailyn  Rubio Pérez, joven que se retiró un tatuaje
 
-Encuesta a personas no están tatuadas

-Encuesta a  personas que quisieran tatuarse

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