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Isla al Sur

LEER O NO LEER

LEER O NO LEER

MERCEDES ALONSO,
desde República Dominicana,
cortesía para Isla al Sur.
 
Dominicanas y dominicanos han convivido en estos días con el orgullo de celebrar la XI versión de la Feria  Internacional del Libro 2008, dedicada al gran investigador e historiador Emilio Rodríguez Demorizi y de tener como invitados de honor los países que integran la Asociación de Estados del Caribe (AEC), conformada por 28 naciones.

Lamentablemente, no son estos tiempos afortunados para “dejarnos seducir por la lectura”, tal y como se enunció como lema, al quedar inaugurada esta fiesta de libros y letras en el acto celebrado en la Sala Eduardo Brito del Teatro Nacional, por parte del presidente Leonel Fernández.

Y no es que el libro deba posponerse, ¡no!  La lectura no puede sustituirse por placer de aprendizaje alguno. Pero, como bien afirmaron los clásicos hace algunos siglos, primero hay que comer, tener el techo seguro y después viene todo lo demás.

El llamado de algunas importantes personalidades del país, como el padre Luís Rosario, debido a las alzas de precios en los productos de primera necesidad repercute, sin duda, en el evento cultural de mayor importancia del país, que se extendió durante los primeros días de mayo.
Unido a lo anterior, otros paros y desórdenes forman parte del acontecer que vive República Dominicana, por lo que puede entenderse que las ventas no se reactivan en la Feria del Libro, pese a que editoras y grandes librerías que participan en esta 11va. edición, aplican descuentos de entre 20% y 50%.

La entrega de 10 millones de pesos en bonos a estudiantes, por parte de la Lotería Nacional ha disminuido un poco la caída de las ventas, pero algunos vendedores ubicados en las doscientas casetas, con alrededor de 400 expositores, presencian una reducción de las comercializaciones en  relación con el año anterior.

Necesitamos que haya Ferias de Libros, homenajes a las figuras que antes y ahora nutren la cultura e historia dominicana y caribeña; pero, hace falta que las mentes estén tranquilas, sin tantos “rasgueos”, dimes y diretes, enfrentamientos y desestabilizaciones, para entonces dejarse seducir por la lectura.

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