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Isla al Sur

DE LA UNIVERSIDAD SOY HIJO Y A ELLA ME DEBO

DE LA UNIVERSIDAD SOY HIJO Y A ELLA ME DEBO

Con 41 años de trabajo, el pedagogo Roberto de Armas está agradecido de la formación que obtuvo en la casa de altos estudios habanera.

LISANDRA DÍAZ PADRÓN,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

La Universidad de la Habana es una institución que ha visto formarse a los mejores hijos de esta nación. En más de dos siglos de fundada se ha convertido en el hogar de todos los que han pasado por ella. Hay quienes no se conforman  con solo haber transitado por la etapa estudiantil y continúan siendo parte de su historia.

Roberto de Armas Urquiza es una de esas personas que se identifica incondicionalmente con la casa de altos estudios, pues hombre que no se rinde ante las tareas que le proporcionan dentro de su profesión, para él dedicar un espacio de su vida a la enseñanza superior es algo especial. Profesor e investigador de la Facultad de Biología, es colaborador del Ministerio de Educación Superior, y asesor del Centro de Estudios de Administración Pública de la Universidad de la Habana.

En sus 41 años de trabajo este pedagogo ha sido jefe de departamento, vicedecano docente y durante más de tres lustros se desempeñó como director docente metodológico. Ha recibido numerosas distinciones, dos de ellas por parte del Ministro de Educación Superior por su labor en la investigación y el postgrado. Cuenta con premios otorgados por la Academia de Ciencias. Tiene el honor de haber merecido las condecoraciones Frank País y Carlos J. Finlay, y el orgullo de haber sido uno de los primeros profesores de la Universidad en recibir esta última distinción. Es Vanguardia Nacional, tiene más de cien publicaciones en revistas y es autor de cinco libros de investigación científica y docente.

-¿Cuál es su responsabilidad en el Centro de Estudios de Administración Pública?

Dirijo el proceso de evaluación externa y de acreditación de todas las carreras de pregrado, junto a un comité técnico que está formado por especialistas de alto nivel que proceden de distintos lugares del país. Además, asesoro directamente la aplicación de las nuevas tecnologías en el desarrollo docente.

-¿Cómo llega al centro?

Casi por casualidad. Al graduarme en 1974 de profesor de Química comencé a realizar distintas funciones hasta ocupar el puesto de vicedecano docente en la Facultad de Biología durante cinco años. En aquel entonces se produjo un cambio estructural en la Universidad de La Habana y por mi preparación y desarrollo metodológico asumí la dirección metodológica de la Universidad. Durante 17 años trabajé en el perfeccionamiento curricular. Cuando aún desempeñaba la dirección docente, conformé el Comité Técnico Evaluador de Carreras y colaboré con los procesos de acreditación. Al principio asumí ambas funciones. Debido al exceso de trabajo me liberaron como director metodológico. Por esa época se fundó el Centro de Estudios de Administración Pública. Comencé a colaborar con su directora, Lourdes Tabares, en la conformación de la institución, aparejado con ello continué siendo profesor en la Facultad de Biología.

-¿Tiene planes de publicar alguna obra sobre la labor que realiza en el centro? 

Tengo la información necesaria, pero no estoy en condiciones de hacerlo. Escribir una obra requiere de mucha actividad mental y tengo demasiado trabajo. No obstante, sí he elaborado en el centro materiales sobre la calidad en los cursos no presenciales.

-¿Qué siente al saber que forma parte de la Enseñanza Superior?

Me gusta la Educación Superior. Creo que no soy profesor de un centro, ni de una facultad, sino de la Universidad en general, siento orgullo de ello. Para mí es muy importante que mis alumnos, compañeros y amigos en el extranjero me identifiquen como profesor de la Enseñanza Superior Cubana. En primer lugar, porque este nivel  se ha ganado mucho respeto dentro y fuera del país, por tanto, ser partícipe de él es algo grandioso. Por otro lado, tengo 41 años de labor profesional y lo único que he hecho es trabajar en la Universidad. La institución se ha convertido de cierta forma en mi casa, mi vida y mi historia. Soy de la Universidad, me formé, aprendí y le debo a ella todo lo que sé. Me he entregado y lo seguiré haciendo mientras tengas fuerzas.

-¿Cómo era la Universidad de su generación?

Soy de una generación que llega a una Universidad vacía, donde no había casi profesores. Muy jóvenes los alumnos tuvimos que asumir un papel prácticamente igual que el de esta generación. En segundo año comenzamos a dar clases. Éramos maestros por la mañana en la Facultad y por la noche para el curso de trabajadores. Eso  permitió que  nuestra formación se enriqueciera. También en aquella época se nos asignaban un sinnúmero de tareas sociales y científico-técnicas. Uno sentía que ayudaba a resolver problemas concretos de difícil solución. Fue mucho lo que aprendí, pero a la vez se construía una obra: la Universidad actual.

-¿Cuál es su visión acerca de la Universidad de hoy?

Creo que la Enseñanza Superior cubana actual es muy buena. Se perfecciona continuamente, aunque pienso que es mucho lo que nos falta por hacer. Su mayor responsabilidad en este momento radica en lograr una masividad con calidad, ya que el crecimiento asciende a cinco veces aproximadamente. El gran reto está en que existan profesores mejores preparados que ayuden a la formación de nuestros futuros profesionales. 

-¿Considera que la masividad en la Enseñanza Superior perjudica la calidad de la preparación de los estudiantes?

Pienso que la calidad depende del propio autoaprendizaje colaborativo de los jóvenes y que todo no se centre en la enseñanza del profesor. Para esto hay que lograr una motivación en el educando y una infraestructura de materiales adecuados.

Por otro lado, se requiere de una buena preparación del maestro para que él sea quien dirija, oriente y controle ese proceso. Si se logra el vuelco de calidad por la masividad, eso no solo va a tener trascendencia en la propia Universidad sino en las sedes municipales. Este fenómeno nos lleva a cambiar nuestras formas de enseñar.

Ese cambio, apoyado en las tecnologías de la información y las comunicaciones, propiciará que se gradúen profesionales más independientes y preparados para la vida. Pienso que a medida que haya un incremento, seguiremos buscando nuevas alternativas.

-¿Cuáles cree usted sean los principales problemas que presentan los estudiantes que ingresan a la Universidad?

El mayor problema de estos jóvenes radica en la caligrafía y ortografía, elementos vitales en un futuro profesional. No escribir correctamente le puede llevar a uno a no pensar como se debe, ya que lenguaje y pensamiento van de la mano. Por lo tanto, es algo que preocupa, porque se necesita un pensamiento analítico y reflexivo para estudiar en el nivel superior y para el desenvolvimiento en la vida. Son deficiencias que tenemos y que es responsabilidad tanto del preuniversitario como de la propia Universidad.

-¿Cómo puede llevar a la vez la investigación y la labor como asesor?

Trato de relacionar la investigación con las demás tareas. Tengo dos líneas de investigación, una que tiene que ver con el perfeccionamiento del currículo, por tanto, de mi trabajo diario voy sacando mi investigación. La otra está relacionada con la docencia, es decir, con mi labor en la Facultad de Biología. Esto implica utilización máxima del tiempo y unirse siempre con personas que realmente amen el trabajo y se conviertan en colaboradores tuyos. 

-¿Si le dieran a escoger entre todo lo que hace, con qué se quedaría?

Si tuviera que dejarlo todo y quedarme con solo una cosa, nunca abandonaría mi intercambio con los estudiantes de pre y postgrado porque eso es lo que realmente me mantiene vivo y fresco.

-¿Ha pensado en el retiro?

No.

-¿Por qué?

Muchas personas no se retiran por problemas económicos. En mi caso no me jubilo porque aún me considero útil, creo que mi trabajo es factible para la Educación Superior y todavía logro que mis estudiantes se sientan satisfechos con mi labor. El día que mis alumnos se aburran y yo no sea capaz de aportarles nada, quisiera que un amigo me dijera que es hora de retirarme… quizás yo no sea capaz de darme cuenta.

-¿Cuál es su mayor satisfacción?

Me considero un buen investigador y un profesional logrado, pero mi satisfacción está cuando doy clases en el pregrado con los jóvenes, cuando el alumno se me acerca con respeto y mucha admiración porque haya sido su profesor, eso son cosas que no se explican con palabras, pero uno es capaz de verlo en los ojos de ellos. Ese respeto y orgullo que percibo en los estudiantes me revitaliza, llena el espíritu de sustancia y dan la razón de ser.

-¿Cómo es el apoyo de la familia?

Total. Mi familia, de cierta forma, está metida en la misma rueda. Mi esposa es profesora en la Facultad de Química, nos graduamos juntos. Mi hijo trabaja en el establecimiento de red informática y su esposa es también profesional, pertenece a la Oficina del Historiador. Nos entendemos muy bien, nos ayudamos y divertimos cuando hay que divertirse. Realmente me siento acompañado y apoyado.

-¿Qué mensaje envía a la juventud cubana?

Que se esfuerce y estudie mucho, que en la vida con tenacidad y sacrificio se logra lo que uno se propone. Recomiendo, además, que se divierta bastante porque la juventud es una sola, pero con responsabilidad y capacidad para llevar ambas cosas. Que sean buenos compañeros y amigos en el sentido de colaboración y ayuda.

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Nosotros, los del 280, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario de la casa de altos estudios cubana.

FICHA TÉCNICA:

OBJETIVO CENTRAL: Conocer acerca de la vida del profesor Roberto de Armas.

OBJETIVO COLATERAL: Reflejar sus criterios acerca de la Enseñanza Superior. Destacar sus puntos de vista. Cómo es su vida personal.

TIPO DE ENTREVISTA:
Por su forma: Clásica
Por su contenido: Personalidad
Por el canal que se obtuvo: Directa

TIPO DE TÍTULO: De alusión o frase literaria
TIPO DE ENTRADA: Biográfica
TIPO DE CUERPO: Preguntas y respuestas
TIPO DE CONCLUSIÓN: De comentario del entrevistado

FUENTES CONSULTADAS: El entrevistado, Roberto de Armas. Fuente directa, activa.

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