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Isla al Sur

INCENDIARIA POR UN TIEMPO

INCENDIARIA POR UN TIEMPO

Raquel Mayedo, profesional de los medios de comunicación, habla sobre sus metas y anhelos no realizados.

WENDY MARTÍNEZ ZUFERRI,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Soy de baja estatura, mis extremidades y mi cuello son un poco cortos. Con esas condiciones físicas nunca iba a llegar a ser una gran bailarina, aunque la figurita delgada y la pose artística me acompañaran.

Esa especialidad, por tanto, ya no era una opción para mí, pero yo quería continuar en el Instituto Superior de Arte (ISA), por lo que mi profesora de Español-Literatura me dijo: “Raquel Mayedo, si tú tienes facilidad para las Humanidades, ¿por qué no te presentas a las pruebas de Teatrología?”. Así lo hice y me aceptaron.

Durante la carrera no pude evitar la sensación de haber consumido mucho tiempo en una actividad a la cual, en definitiva, no iba a dedicarme. No obstante, al graduarme comprendí lo útiles que habían sido los estudios de ballet, pues me ubicaron en el Departamento de  Relaciones Públicas de la Dirección de Teatro y Danza del Ministerio de Cultura, al que normalmente asignaban  personas de mucha experiencia en el sector.

El caso es que vino a verme un director de televisión necesitado de información para la sección de artes escénicas prevista como novedad en una revista dirigida a adolescentes. Después de hablar buen rato, me propuso encargarme de la sección y la idea me gustó, aunque yo no tuviera entrenamiento como locutora.

Finalmente, el proyecto no fructificó y derivó hacia la realización de Joven Joven, un programa de buena factura, pero parecido a muchos otros. Acepté formar parte del colectivo, aunque me quedé con el deseo de haber llevado adelante aquella sección.

Luego de recibir una de las grandes alegrías de mi vida, el nacimiento de mi hijo, tuve el momento de mayor popularidad  entre el pueblo, pero también el de trabajo más duro, pues durante esos años asumí la responsabilidad de jefa de prensa del Ballet Nacional de Cuba (BNC) y la conducción del programa Contacto, a la vez que enfrentaba la maternidad.

Dicen que durante la juventud uno es incendiario y en la madurez pasa a ser bombero. Yo por entonces estaba aún en la etapa  incendiaria, por lo que con Contacto me propuse salir un poco de los cánones habituales de nuestra televisión, sobre todo, a la hora de hacer entrevistas.

No siempre hay que empezar preguntando: ¿Cuáles fueron tus inicios?; o, ¿Qué representa para ti trabajar con tal o cuál director? Es más, a veces es imprescindible dar cualquier enfoque menos ese, para que el televidente no se aburra de ver lo mismo en la revista musical que en el programa informativo. ¿Por qué no se puede ir directo a lo nuevo, o a lo que genere un conflicto? Finalmente el programa salió del aire y yo tuve que reorientarme laboralmente dentro del Instituto Cubano de Radio y Televisión. Decidí, entonces, volver a las relaciones públicas, que siempre me habían brindado muchas satisfacciones.

Así llegó a su fin mi carrera como incendiaria. Muchas cosas me hicieron convertirme en bombera, entre ellas, mi responsabilidad creciente como madre y el paso del tiempo; ya yo no era una joven y sentía que mi momento de prender fuegos había pasado.

No por eso dejo de percatarme de lo que está mal. En la actualidad conduzco la revista De tarde en casa, que me gusta por su estilo coloquial y la diversidad de aspectos que aborda, pero donde hay una indudable falta de ritmo, quizás porque al transmitirse por el Canal Educativo 2  se elabora con una marcada intención didáctica. Dar explicaciones excesivamente largas acerca del tema a tratar, puede provocar que el televidente cambie el canal. Hay muchas formas de captar la atención del público, usar una sola es subvalorarlo.

He tenido la suerte de hacer en cada etapa un programa televisivo diseñado para una audiencia contemporánea conmigo. En Joven Joven era una muchacha, en Contacto una adulta joven y ahora estoy en Contra el Olvido y De Tarde en Casa, en los cuales me dirijo a personas de 35 años en adelante, o sea, aquellas que tienen más o menos las mismas experiencias vitales que yo.

Cada espacio tiene un público y  hay que adaptarse a su paso. Los monográficos y series que pretendan llegar a los jóvenes tienen que aceptar sus códigos y su rapidez para asimilar información; del mismo modo, no se puede esperar que todas las personas de la tercera edad asimilen un policiaco de acción vertiginosa y con escenas sangrientas.

Cuando la televisión cubana encuentre el tempo adecuado para sus entrevistas y espacios logrará, además de instruir, entretener. El día que eso se alcance, habremos llegado muy lejos. Nuestra televisión cuenta con la ventaja de estar concebida para el bienestar público; no tiene necesidad de andar buscando cíclicamente un escándalo o un “notición” como las televisoras extranjeras, pero a veces se priva de impactar por  temor a caer en el sensacionalismo.

Resolver esa contradicción toca a los jóvenes y a quienes tengan la grandeza para hacerlo, no importa su edad. Que asuman su responsabilidad en este momento y traten de cambiar todo lo que haga falta, que incendien.

Yo, que no poseo tal grandeza y mucho menos juventud, trato, desde mi papel de bombera, de incluir modificaciones más mediante la negociación que del enfrentamiento, aunque no siempre funcione. Pero los grandes, por suerte, son incendiarios toda la vida.
 
Ficha Técnica:

Objetivo central: Hacer un recorrido por las altas y bajas en la trayectoria profesional de Raquel Mayedo.

Objetivos colaterales: Conocer sus criterios acerca de las virtudes y deficiencias de la entrevista y la locución en la televisión cubana.

Tipo de entrevista:

Por la forma: Monólogo testimonial en primera persona.
Por el contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Encuentro directo.

Tipo de Título: Llamativo
Tipo de Cuerpo: Monólogo testimonial en primera persona.

Fuentes consultadas: Raquel Mayedo, la entrevistada; Elsa Zuferri, ex funcionaria del Ministerio de Cultura y colega de trabajo de la entrevistada. Clasificación de las fuentes: Activas, no documentales y directas.

 

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