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Isla al Sur

LETRAS DE FUTURIDAD Y HOMBRÍA

LETRAS DE FUTURIDAD Y HOMBRÍA

En ocasión del aniversario 76 del deceso del periodista revolucionario Juan Gualberto Gómez y la peregrinación hasta su tumba en la necrópolis de Colón, palabras pronunciadas por la estudiante de primer año de Periodismo, Carla Colomé Santiago.

Al  revolucionario de las guerras de independencia lo conocemos de niños. En algún sitio de la memoria, desde la amarillenta foto del mural de la escuela, habita el patriota de espejuelos, con cabello rizado y bigote copioso. De su estatura breve, solo supimos por testimonios de quienes le conocieron. Y del periodista, del excepcional hombre de prensa que fue Juan Gualberto Gómez, casi no tenemos idea más allá de la resonancia de un Premio que lo honra.       

Aprendiz de carruajería era la profesión a la que podían aspirar los negros y mestizos de su época; pero hay personas en las que las reglas del destino no cuentan. Así, el joven matancero, quien creció entre el sonido del tambor en el ingenio y el azote de esclavos,  llegó a escribir para más de 20 diarios impresos de Europa y América.

Al decir de Nicolás Guillén, no era “Don Juan” un literato al modo que lo fue Morúa, pero estaba al día en la política. Tras el seudónimo “G” se escondía una mezcla creadora de ingenio, audacia y discernimiento que trascendía la racialidad para avizorar las necesidades de la nación cubana.

No fueron pocas las ocasiones en que las letras de combate de Juan Gualberto lo condenaron a prisión. Cada artículo o crónica suya lucía la personalidad de quien no cesó en denunciar las lacras sociales. «Él tiene el tesón de periodista, la energía del organizador y la visión distante del hombre de Estado», retrató Martí a su hermano negro. Y en los pocos trazos, tantas veces citados, nos queda el aire de futuridad y hombría.

Este singular polemista fue fundador del periódico cubano La Fraternidad y laboró en otros relevantes medios como El Abolicionista, La Tribuna, El Pueblo y El Progreso. A quien desconozca los arrestos de su verbo, tal vez le bastaría leer el trascendental  «¿Por qué somos separatistas?»; o ahondar en sus palabras rotundas sobre el peligro de la Enmienda Platt. 

El tiempo nos devuelve en presente a Juan Gualberto. Su estatura de periodista y político, de político y periodista, se convierte en un reto permanente al ejercicio profesional de hoy y para las generaciones que nos formamos para dar continuidad a una obra de la cual él fue fundador.

Muchos nos preguntamos cuáles serán nuestras últimas palabras en el lecho de muerte y tal vez lo primero que viene a la mente es un adiós a los padres, a los hijos o a quien más duele abandonar. A los 80 años, el 5 de marzo de 1933, Juan Gualberto Gómez solo pronunció tres: “Cuba, Martí, Cuba.”

 

 

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