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Isla al Sur

HASTA QUE EL DIVORCIO NOS SEPARE

HASTA QUE EL DIVORCIO NOS SEPARE

En el 2007, ante un total de 56 781 matrimonios celebrados se produjeron 34 559 rupturas, aseguró Enrique Galbán, especialista de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE)  

MIRTHA E. GUERRA MORÉ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Ernesto* tiene las maletas listas junto a la puerta. Hace unos segundos acaba de recoger ropa, zapatos y libros más importantes. Ahora, conversa en voz baja  con Alejandrito*, le dice que debe ser un niño “bueno” y en todo momento “obediente con mamá”. 

Raquel*, mientras tanto, permanece quieta ante el televisor, fingiendo escuchar anuncios deportivos. Varias lágrimas la sorprenden, mas las seca rápido, “debo ser fuerte”, piensa.

Él, con la mano  puesta en el cerrojo, echa un último vistazo al lugar  donde vivió por más de 10 años. Entonces, como quien va a emprender el más largo de los viajes, se despide  y cierra la puerta.

Divorcio más allá del concepto

“En el  2007,  ante un total de 56 781 matrimonios celebrados en la Isla, se produjeron  34 559 rupturas”, aseguró  Enrique Galbán, jefe del Departamento de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadística (ONE).  

En la actualidad, según el especialista, la relación de matrimonios con respecto a la cantidad de divorcios ha variado, pues en 1990, por cada 100 uniones conyugales ocurrían  37 desuniones. Mientras que ahora, ante la misma cifra de casamientos se producen 60 rupturas.

Por otra parte, la mayor cantidad de divorcios concedidos en el 2007, atendiendo a la duración del matrimonio, radicó en parejas con 15 y más años de casadas, lo cual corrobora que el 44 por ciento de las rupturas ocurren pasados los 10 años de relación, agregó Galbán.

Sin embargo, la economista y demógrafa Sonia Catasús, del Centro de Estudios Demográfico (CEDEM) de la Universidad de La Habana, consideró “frías” a las estadísticas  con respecto al tema, pues solo pueden mostrar el lado cuantitativo y no el cualitativo del fenómeno: “Nos comunican cuánto dura una relación, pero no la  calidad y la profundidad de esta”.

Para Ingrid Díaz, una joven profesora de 29 años, su actual crisis matrimonial no la tomó por sorpresa, pues “durante el noviazgo nunca tuvimos las mismas ideas y la convivencia nos demostró cuán diferentes éramos en realidad”.

Mientras, la ingeniera Noelia Amorós consideró como la principal causa de su primer divorcio la “diferencia de nivel escolar. Él no entendía mis constantes reuniones y salidas hacia otras provincias. Además, mis amigos no eran de su agrado”.    

Según la Doctora en Ciencias Psicológicas Lourdes Fernández y profesora de la Universidad de La Habana, el divorcio es un fenómeno condicionado por múltiples causas, las cuales pueden ser de orden  psicológico, sociológico y hasta económico.

Desde una visión psicológica, los problemas de comunicación, la insuficiencia de empatía, los malos entendidos, la incomprensión  y la infidelidad amorosa son algunas causales de la ruptura, agregó Fernández.

“Cuando  descubrí la traición de Miguel, me paralicé. No podía creer su engaño después de vivir 28 años juntos. Al principio, me rogó perdón y prometió que sería fiel, pero no le creí”, dijo Emelina Hernández, jubilada de 57 años.

Por otra parte, la camarera  Marlén Montes confesó haber recibido total fidelidad de su pareja, pero “las constantes discusiones, los celos y la poca comunicación, nos distanciaron”.    

La Doctora Patricia Arés, Profesora Auxiliar de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, señaló como otras raíces del divorcio, la presencia de expectativas idealizadas en torno al matrimonio, la escasa cultura psicológica para negociar y resolver conflictos y la nupcialidad temprana.

También, deben tenerse en cuenta el reconocimiento jurídico para los hijos durante y después del matrimonio, así como la incorporación de la mujer a la vida social y su independencia económica, agregó la especialista.

“Con las llegadas tardías de Carlos comenzaron a surgir nuestras peleas. Él venía casi siempre cansado, sin ganas apenas para  conversar. Su rutina se convirtió en comer, tomar un baño y acostarse a dormir, “dijo Josefina Reinosa, ama de casa de 73 años.

Sin embargo, para Yanet Laugart, técnica en Farmacia, la monotonía  acabó su  matrimonio: “Después de 17 años de casados ninguno de los dos era creativo. Todo nuestro mundo se limitó al trabajo. Además, nos faltó sentarnos frente a frente y conversar sobre las fallas”.                                           
                 
Según Maday Valdés, psicóloga del Centro de Orientación de Ayuda Psicológica (COAP), muchas  de las parejas que asisten a  consultas presentan problemas complejos como la  incompatibilidad de caracteres, la insatisfacción con una vida sexual pobre y la ausencia de un espacio  habitacional placentero.

“En la casa no teníamos privacidad alguna, pues convivíamos con mis padres, un tío y dos hermanas. No podíamos tomar una decisión sin tener que implicar a los demás”, expresó Bárbara*, enfermera de 32 años.

Divorcio entre  legalidades

“El divorcio, en términos jurídicos, no es más que disolución del vínculo conyugal, el cual, según el Decreto-Ley No.154, puede obtenerse por sentencia judicial o escritura notarial”, aseguró Jorge Sordo, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana.

A su vez, Rita Eizmendez, Notaria Principal del municipio Arroyo Naranjo, señaló que nuestras leyes permiten que ambos cónyuges soliciten indistintamente la separación matrimonial tanto en los   marcos del tribunal como en los  de la  notaría.

Además, la solicitud del divorcio no es compleja con respecto a los sitios a recurrir,  pues están las notarías y  los tribunales de justicia. También, los cónyuges tienen la libertad de separarse fuera del municipio o provincia a los que pertenecen.      

Mientras que según Elsa María Puentes, Notaria Principal del municipio Plaza, cuando  existe  mutuo acuerdo entre los cónyuges sobre  la separación y sus efectos legales, y el Fiscal  no emite un dictamen contrario, el divorcio procede por escritura notarial.

“Entonces, cuando los cónyuges presentan problemas de comunicación y conflictos en cuanto al cuidado del hijo menor concebido dentro del  matrimonio, el tribunal sentencia el divorcio”.

Esta disolución conocida como “justa causa”, también se presenta cuando uno de los miembros de la pareja está en otra provincia o país, acotó Puentes.

Una ley después de los 10 días

Transcurría el mes de julio de 1918 y el presidente de la  República, Mario García Menocal, miraba con recelo los papeles puestos encima del escritorio. Era la Ley del Divorcio, la cual se oponía a firmar. Así, dejó correr los 10 días que le daba la Constitución para emitir su sanción o veto. Una vez pasada la fecha tope, quedó “automáticamente” aprobado el proyecto legislativo.

“En las páginas del nuevo estatuto se recogía como esencia, la libertad de todo cónyuge a contraer nuevas nupcias, lo cual para la época era un paso de avance”, señaló el profesor Jorge Sordo.

Más de medio siglo después, en marzo de 1975, fue propuesto y discutido en asambleas populares el Código de Familia. “Este documento, como logro del triunfo revolucionario, recoge la igualdad plena para el hombre y la mujer”, expresó el profesor de la Universidad de La Habana.

Matrimonio, ¿a un paso de la consensualidad?

En 1999, el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), desarrolló un estudio sobre las uniones consensuales en el país bajo el nombre de ¿Matrimonio o consensualidad?, una Alternativa interesante y sus autoras son la socióloga Tania Alfonso y la psicóloga  Suset González.

Uno de los resultados de la investigación  fue la existencia de un grupo de personas, en su mayoría de Ciudad de La Habana, que vivenciaban la unión como una experiencia o etapa de prueba previa al matrimonio.

Los sujetos con fracasos conyugales anteriores generan el temor a fracasar, por tanto, recurren a la unión para probar, apuntaron más adelante las especialistas  en el  examen. También añadieron que esa unión es una alternativa de convivencia en pareja ante la probabilidad de divorcio que se desea evitar.

No obstante, las estadísticas más recientes del Anuario Demográfico  de 2007, señalan que de los 56 781 matrimonios efectuados, 17 191 fueron  protagonizados por personas salidas de una unión consensual y  15 966,  por  divorciadas. 

Por tanto, esto evidencia la complejidad del fenómeno, pues las personas no unidas, vuelven a casarse o unirse y aquellas con una experiencia de separación consensual se casan o se unen en otro matrimonio no formalizado, según el Máster en Psicología, Reinaldo Rojas, en el artículo Siglo XXI ¿Qué tipo de pareja queremos y para qué pareja nos preparamos?  

Según el antropólogo y Doctor en Ciencias Filosóficas de la Universidad de La Habana, Raúl Mesa, las uniones consensuales desde una mirada antropológica no son más que el conocido concubinato, o sea, vivir en pareja, pero sin compromisos legales.

Mientras, en el  Censo de Población y Vivienda del 2002, se señaló como importante el crecimiento de la población unida en el país, la  cual en algunas provincias superó al de las personas casadas, aseguró  la demógrafa y economista Sonia Catasú.   

En  1981 se observó que el 37,8 por ciento de los cubanos estaban en estado civil de casados, cifra disminuida a un 35,1 por ciento en el registro de 2002. Sin embargo, las uniones consensuales aumentaron de un 20,4 a un 25,5 por ciento, agregó Catasús.                        

En busca de la felicidad perdida

La Doctora Patricia Arés  en su artículo La familia. Una mirada al futuro, consideró que la opción del divorcio como salida a una situación de insatisfacción e infidelidad con garantías legales, puede considerarse como una  verdadera conquista.

Para Maday Valdés, psicóloga de COAP, las personas cuando terminan una relación es porque no son felices. Desean buscar en otra pareja satisfacción, reciprocidad, amor.   

En el caso de Idania Ranquis, trabajadora de una Empresa de Correos de Cuba, su tercer matrimonio ha sido todo  “un comienzo”: “Me impresiona todavía su memoria para mis gustos y las fechas de festividad como el Día de los Enamorados”.       

Según la Doctora Lourdes Fernández, la presencia de libertad individual pone de manifiesto la poca satisfacción con la pareja erigida sobre la base de la posesión, de “anular el sí mismo en aras del otro”.

Aunque, asegura, “existen parejas  con una mejor funcionalidad del nosotros que del yo, por la sencilla razón de  compartir los mismos estilos y  proyectos de vida”.  

“Hace 30 años que vivo con mi esposa y no puedo negar el cariño y  el respeto del uno por el otro. Tenemos discusiones, pero siempre llegamos a un acuerdo”, dijo Rafael Martínez, palero y soldador de la Empresa de Caldera Alastor.

También, para el psicólogo Reinaldo Rojas, las uniones consensuales, constituyen “nuevas formas de vivir el amor”, pues “permite el conocimiento mutuo, la aceptación de los hijos y el ajuste de caracteres, intereses y proyectos de vida”.

Roxana Hernández, estudiante de 19 años, manifestó: “No me he casado ni tengo planes de hacerlo. Creo que soy más feliz así, sin haberme puesto un vestido de novia. Con cuatro años de convivencia, mi relación no puede ser mejor”.

Para Lucía Rodríguez, ama de casa capitalina, los 20 años que lleva unida a su pareja son comparables con cualquier matrimonio. “Todavía sentimos cariño y respeto el uno por el otro. A veces surgen las peleas, pero a los pocos  días quedan en el olvido. No puedo aguantar por  tanto tiempo la braveza”, dijo entre risas. 

Cuba, en décadas anteriores, era considerada uno de los cuatro primeros países de América Latina con mayor frecuencia de divorcios. Hoy, con tasas elevadas, pero cualitativamente diferentes a las de antaño, la Isla presenta nuevos retos como los de vivir en pareja consensual. Entonces, cabe preguntarse, ¿existirán las figuras legales de matrimonio y divorcio para venideros siglos? La respuesta es todavía  lejana.  

*Los nombres fueron cambiados respetando la privacidad de las fuentes. 

FICHA TÉCNICA:

Tema: El divorcio en Cuba.

Propósito: Explorar las causas que condicionan el aumento del divorcio.
Objetivos colaterales: Los cambios existentes en los proyectos de vida en  la pareja cubana con el incremento de las uniones consensuales.

Estrategia de fuentes:

Consultas:

Doctora en Ciencias Psicológicas Patricia Arés, una de las más sistemática investigadoras del tema.

Doctora Lourdes Fernández, especialista en asuntos de personalidad en la pareja.

Mayda Valdés, psicóloga COAP. Consultas de atención a parejas que enfrentan el divorcio.

Jorge Sordo, profesor de Derecho. Opinión sobre las leyes del divorcio en décadas pasadas y en la actualidad.

Rita Eizmendez, notaria principal de Arroyo Naranjo. Obtener una valoración sobre el divorcio por mutuo acuerdo.

Elsa María Puentes, notaria principal de Plaza.

Personas que han pasado por crisis matrimoniales. Buscar en cada una de ellas las causales del divorcio.

Soportes a emplear:

Hecho: Aumento de la tasa de frecuencia de divorcio en la Isla.

Contexto: La familia cubana y la diversidad de su problemática.

Antecedentes: Comparaciones con la década de los años 80 y el comportamiento del número de matrimonios con respecto a las desuniones.

Indagar sobre la Ley de divorcio de 1918 y su principal aporte a la sociedad.

Proyecciones: Dar una mirada sobre el comportamiento del divorcio en la Isla y la posible desvalorización de la institución matrimonial.

Fuentes:

Mayda Valdés, psicóloga COAP

Rita Eizmendez, notaria principal de Arroyo Naranjo

Elsa María Puentes, notaria principal de Plaza

Doctora Lourdes Fernández

Doctora en Ciencias Psicológicas Patricia Arés

Tipos de juicios:

Analíticos: Cuando se abordan las causas que condicionan al divorcio se llama la atención sobre diversos problemas presentes en la pareja. Se da en todo el análisis del problema.

Disyuntivos: Contraste de fuentes en cuanto a las estadísticas y las causas del divorcio. Dándole al lector varias miradas del problema.

De valor: Consultas a especialistas en distintas esferas vinculadas con el tema. Además, búsqueda de personas con fracasos conyugales.

Tipo de título: Llamativo
Tipo de entrada: Anecdótica
Tipo de cuerpo: De contrapunto
Tipo de transiciones: Utilización  de conectores: mientras que, por tanto, no obstante y por otra parte. Subtítulos.
Tipo de cierre: De incógnita.

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