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Isla al Sur

PUEDO…PORQUE TENGO CELULAR

PUEDO…PORQUE TENGO CELULAR

 

 

El teléfono móvil, visto como símbolo de distinción socioeconómica, seduce cada día a más jóvenes y adolescentes cubanos.

 

 

Texto y foto:
LAUREN CLETO HERRERA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

"Quien tiene mucho adentro, necesita poco afuera.
Quien lleva mucho afuera, tiene poco adentro,
y quiere disimular lo poco".
José Martí, carta a María Mantilla.

«De no ser por el celular, ella no se hubiera fijado en mí. Créame, ese aparato marca una diferencia. Un muchacho con carro y móvil es otra historia», reveló Sony Ericsson*, mientras esperaba su turno de entrada al Taller de Reparaciones de celulares en el municipio 10 de Octubre.

«Nos conocimos en una discoteca, añadió el joven de 22 años. Allí casi todos andan con el teléfono en la mano y,  a veces, no tienen ni 16 centavos para enviar mensajes o recibir llamadas. ¿Con qué fin? Ostentar o especular. Algunas personas asocian al equipo con el dinero, entre ellas, yo», concluyó ansioso por volar la larga fila que le impedía comprar una tarjeta de 10 CUC.

Siemens*, estudiante de 12 grado del Instituto Pre Universitario Vocacional Vladimir Ilich Lenin, contó que al ingresar a la beca pidió un móvil a sus padres para comunicarse con mayor facilidad porque los teléfonos públicos de la escuela estaban casi siempre ocupados.

«Al principio trataba de esconderlo; creía que muy pocos estudiantes lo tenían, pero me equivoqué, la Lenin está minada. Con el tiempo, me era útil no sólo para hablar con mis padres, sino también para llamar la atención y estar a la moda», explicó mientras balanceaba el teléfono de una mano a la otra.

«Ese mundo – continuó- crea adicción. Una empieza con un modelo sencillo y, poco a poco, se envicia. Hoy, me considero dependiente del aparato y lo llevo conmigo a todas partes, incluso al baño. Cuando lo dejo regado, siento una ansiedad increíble».

Historias similares abundan en la capital cubana. El celular, símbolo de distinción socioeconómica para algunos adolescentes y jóvenes, gana cada día más adeptos. En la actualidad, móviles en manos, colgados en cuellos o cintos constituyen una pieza indispensable en el ajuar de los más noveles.

En Cuba, desde el 2008, todos los ciudadanos pueden comprar una línea de teléfono. Pero, a pesar de la rebaja del precio de activación, hoy  de 60 CUC, el costo no es asequible a todos. Y  aunque ha habido un aumento vertiginoso de la cantidad de líneas en servicio, las cuales llegan a las 133 mil, aún, el móvil significa poder para una parte de la juventud. Incluso, pequeños  de 11 y 12 años lo piden a sus familiares como regalo.

Pero el fenómeno va más allá. Hay padres que consienten lo llamado por algunos como un capricho innecesario y llegan a sacrificarse para darles a sus hijos el aparato. LG*, madre de un estudiante de la Facultad de Economía, relató: «En un viaje de trabajo a España, una parte del dinero la destiné a la compra de un teléfono para mi hijo. Necesitaba otras cosas, mas no podía llegar a Cuba sin el dichoso aparato.

«Una vez aquí vino el sufrimiento: reunir 120 CUC del costo de la línea, otros 10 de crédito inicial y 20 más para desbloquear el equipo. Hubiera sido preferible que continuara sin activar. En ocasiones, él salía a la calle con el móvil y actuaba como si recibiese llamadas. Ahora no se lo puedo mantener, su hermano mayor asumió la manutención del vicio». 

¿Por qué quieren un celular?

En la Isla, la telefonía móvil se introdujo en el año 1991 con una tecnología analógica que ETECSA sustituyó por la TDMA y hoy está a punto de ser desplazada por la GSM, la de mayor extensión a nivel mundial, según declaró José Antonio Roche, especialista de Relaciones Públicas de ETECSA.

Los significados adheridos a esta novedad tecnológica por los más jóvenes no tienen un antecedente específico. Sin embargo, psicólogos y sociólogos coinciden en que este fenómeno viene fomentándose desde 1993, cuando muy pocas personas tenían acceso a  la compra de una línea telefónica de ese tipo. En aquel período, ver a alguien con uno era llamativo y, en ocasiones, hasta escandaloso.

En 2009, a pesar del aumento en el número de poseedores, una interrogante golpea desde hace años: ¿por qué algunos jóvenes y adolescentes hallan en los celulares el modo de sobresalir o aparentar un estatus social elevado? La Máster Yaneisy Acosta Hernández, profesora de la Facultad de Sociología de la Universidad de La Habana, explica que lo consideran indispensable, sobre todo, para ser aceptados por un conjunto de personas en el medio donde se desenvuelven.

Según Acosta, el grupo es quien dicta reglas sin necesidad de escribirlas. Señala que, en ocasiones, para pertenecer a determinado colectivo se hace obligatorio tener el aparato, de lo contrario, el chico corre el riesgo de ser mal visto o rechazado. En ciertos escenarios, los portadores de celulares adquieren una especie de estatus y liderazgo.

Para los muchachos la realidad es otra. Según ellos, el contexto social en el cual se desarrollan ha generado un mundo de interés material a su alrededor. Ha fundado conceptos, miradas, criterios favoreciendo a quienes utilizan los móviles con fines tergiversados. Más allá de sus utilidades, lo quieren para lucir.

«Hoy día, antes de establecer una relación, uno de las factores más relevantes es saber si el otro tiene buena posición social. Cuando una se entera de que posee vehículo y celular, la forma de expresarse, pensar y hasta el atractivo físico, pasan a un segundo plano», explicó Siemens* mientras sacaba su teléfono para leer un mensaje.

La Máster en Comunicación Alina Wong, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, considera que adquirir y ostentar un celular entra dentro de un paquete de atributos y posesiones al cual los jóvenes acuden para marcar una distinción socioeconómica. En ese “bulto” se incluye, además, ropa u otros accesorios de marca y, por supuesto, el móvil como una forma de decir:”Yo puedo, tengo dinero”».

Este fenómeno habla de la psicología popular, es decir, de qué creencias, significados, representaciones, sistemas de valores, la gente se ha inventado para regular su comportamiento cotidiano en las condiciones concretas de vida económica de la Isla, según explicó Wong.

«El problema no es el celular -puntualizó- sino cómo la gente lo concibe y con qué fines sociales lo utiliza. El aparato se concibió para mejorar la calidad de vida de las personas, acortar distancias y hacer inmediata la comunicación. Por ello, el afán de tenerlo no es malo, sería ir en contra del avance tecnológico, pero en nuestro país se le atribuyen significados muy particulares, los cuales le conceden matices a su uso», aclaró.

No obstante, hay quienes se consideran libres de ese mal: «Tengo uno desde hace dos años, cuando las líneas costaban 120 CUC, y nunca se me ha ocurrido salir a la calle con él en la mano. La gente debe darse cuenta de que las condiciones económicas de Cuba impiden a muchos adquirirlo», comentó Motorola*, quien se encarga de mantener su teléfono lejos de las pupilas ajenas y el número fuera del dominio popular.

«Es penoso ver a tantos jóvenes creerse superiores por algo tan común y ordinario en el exterior. Para algunos poseer el equipo se ha convertido en un fin», agregó esa joven de 23 años.

Aunque el costo ha disminuido y tampoco es imprescindible un extranjero o algún cubano con pasaporte foráneo para comprar una línea de teléfono, el fenómeno abraza a muchos cada día. Incluso hay adultos que lo llevan como su mayor trofeo.

¿Lujo o necesidad?

En momentos de cambios económicos, políticos y sociales en la Isla existe una gran polémica en torno al celular. Algunos lo consideran un lujo, otros una necesidad.

La Máster Yaneisy Acosta asume que es un bien necesario en cualquier lugar del mundo, pues permite una comunicación rápida y directa. Ahora, específicamente en nuestra sociedad, por factores económicos puede ser visto como un lujo, reconoce.

Algunos jóvenes opinan que es un gasto inútil porque la mayoría de ellos depende de sus padres y encuentran ilógico pensar en comprarse un celular cuando en la casa tienen carencias más urgentes.

«A quienes se sustentan no se los reprocho. Cada quien maneja lo suyo como mejor le parece, pero que no ostente a costa del teléfono, ni trate de decir: “Puedo y valgo más porque tengo celular”», dijo Alejandro Gómez, estudiante de primer año del Instituto Superior de Cultura Física Manuel Fajardo.

Para Nokia*, de 25 años, es una necesidad, aunque exista quienes lo utilicen para sobresalir: «Hoy, obtener un móvil es la meta principal de muchos jóvenes. En ocasiones, de eso depende mantener una buena imagen, estatus social, estado de ánimo alegre y, en ciertos casos, hasta la novia.

«Algunos les hace un lavado de cerebro, pues pasado un tiempo todos sus temas de conversaciones se resumen en la foto de la pantalla, el nuevo tono y la revista donde salen los últimos modelos con los diseños más espectaculares; se vuelven monotemáticos. Así, los ves por todos lados intercambiando imágenes o melodías a través del bluetooth (Dientazul, especificación industrial para Redes Inalámbricas de Área Personal que posibilita la transmisión de voz y datos entre diferentes dispositivos)».

Naturaleza tergiversada

Actualmente un celular de última generación permite no solo realizar llamadas, sino reproducir música, videos, tomar fotos, pequeñas películas y transmitir lo grabado. Así como consultar Internet, enviar y recibir correos electrónicos, mensajes de texto, y gráficos. Además, contienen prestaciones como agenda personal, calculadora, juegos electrónicos e incluso ya se puede ver por ellos televisión digital.

Esas nuevas opciones han convertido el móvil también en un objeto de entretenimiento. Muchos de los entrevistados aseguran que lo importante es poseerlo, aunque no lo utilicen para hablar o ni siquiera tengan una línea.

Alejandro Gómez reconoce en los celulares a un nuevo reproductor de música: «El otro día en un taxi las personas del asiento delantero tenían encendidos sendos móviles con canciones distintas. Era una bulla insoportable y uno no entendía ninguna de las dos letras».

Según Odalis Álvarez, Médico General Integral, deberían ponerle beeper porque así es como lo usan: «Reciben una llamada, miran el número, cuelgan y corren para el teléfono público. Pero, eso sí, siempre con el equipo en la mano para que todos lo vean».

Aunque esas sean algunas de las utilidades más comunes entre los adolescentes y jóvenes, vale destacar que ese dispositivo ha sido el último vínculo en momentos de vida o muerte. Gracias a ellos las personas fallecidas en el atentado a las Torres Gemelas pudieron escuchar por última vez la voz de sus familiares. También ha servido para ubicar desaparecidos, atrapar bandidos y frustrar asaltos. Ha funcionado de nexo en operaciones médicas a distancia e incluso, hoy se utiliza con fines románticos como coquetear, concertar citas o romper una relación.

No se está en contra de que la juventud posea celulares, pero es triste ver cómo le adjudican significados vanales a un equipo tan común en el mundo. Y  no es lo único, los jóvenes seducidos por el móvil no se conforman sólo con hablar o enviar un mensaje de texto. Piden mucho más: un celular de último modelo con cámara de más de dos mega píxel, espacio para una tarjeta de memoria y, por si fuera poco, que sea táctil, novedad del ambiente digital.

«Es como si una se montara en un tren sin destino, ni parada. Al entrar en ese mundo desconoces qué sucederá, luego quedas atrapada.Crea vicio, dependencia y ansiedad», reflexionó Siemens*.

Posibles daños a la lengua

La mayoría de los mensajes intercambiados por este medio ultramoderno no se basan en la voz, sino en la escritura. Cada vez más usuarios —sobre todo jóvenes— recurren al teclado para enviarse mensajes de texto,  aunque redactar y teclear sea considerado por algunos más incómodo que hablar. Así ha surgido un lenguaje en el que se abrevian las palabras valiéndose de letras específicas y números.

Algunos analistas sociales les preocupan que estos mensajes, con su jerigonza ortográfica y sintáctica, produzcan en la juventud el  desconocimiento de la escritura tradicional. Sin embargo, según otros, eso favorece un renacimiento de la comunicación escrita en una nueva generación.

Desde el punto de vista médico, numerosos organismos, entre ellos la Organización Mundial de la Salud, descartaron que los teléfonos móviles provoquen daños físicos debido a las emisiones de radiación electromagnética. No obstante, debe señalarse el estado de ansiedad y dependencia que genera en los seres obsesionados al equipo. Según la Máster Alina Wong y otros médicos entrevistados, estos síntomas podrían causar trastornos en la personalidad.

Proyecciones del fenómeno

Psicólogos y sociólogos concuerdan en que con el tiempo los significados asociados al celular cambiarán y este será visto como un objeto más. Ya Alina Wong había adelantado: «Si los precios varían, se modifican las significaciones».

Al igual que Wong, la socióloga Yaneisy Acosta prevé que, al final, se impondrá la lógica de verlo como una necesidad: «Estamos en una etapa en la cual no todos tenemos la posibilidad de poseer uno, por eso es moda y estatus. Cuando eso llegue a las manos de muchos, pase la furia y el boom, no perjudicará a las nuevas generaciones, al contrario, les reportará beneficios y disfrute».

Nota: Los nombres con (*) se cambiaron a petición de los entrevistados y fueron sustituidos por marcas de teléfonos móviles.

RECUADRO

Un píxel de historia

La telefonía celular nació a mediados del siglo XX, aunque no fue hasta la década del 70 que comenzó a extenderse, inicialmente a precios muy altos y con equipos rudimentarios. El primer prototipo de teléfono móvil comercializado a gran escala fue un diseño del ingeniero Rudy Krolopp, de la compañía Motorola, en 1983. Pesaba 740 gramos, casi un kilogramo, y tenía un valor de 4 mil dólares.

El ritmo acelerado de las investigaciones en este campo propició que las baterías fueran más pequeñas y de mayor duración. Las pantallas ganaran en nitidez. Los softwares generaran entornos amigables donde el usuario puede intercambiar, además de la llamada tradicional, mensajes de texto, imágenes, sonido y videos. Por esas razones, muchos lo consideran el dispositivo del siglo XXI.

Los principales fabricantes en el mundo de teléfonos móviles son la compañía finlandesa Nokia, seguida por Samsung, Motorola, LG Mobile y Sony Ericsson.

FICHA TÉCNICA:

Tema: El celular en Cuba.

Propósito: Conocer por qué un gran número de adolescentes y  jóvenes ven en el celular un símbolo de poder.

Objetivos colaterales: Descubrir qué factores han generado este fenómeno. Conocer por qué algunos jóvenes lo consideran indispensable. Pronosticar cuál será el futuro de esta situación.

Estrategia de fuentes:

Entrevistar a psicólogos, sociólogos, algún trabajador de Etecsa.

Consultar escritos sobre la telefonía celular.

Entrevistar a jóvenes, familiares cualquier persona interesada en dar su opinión, sea portadora o no de un celular.

Entrevistar a alguien que sea fanático al celular y esté casi obsesionado con el aparato.

Soportes a emplear:

Hecho. El fenómeno del celular visto como un símbolo de distinción socioeconómica por los adolescentes y jóvenes.

Contexto: Cuba 2009. Período de cambios económicos, políticos y sociales.

Antecedentes: Desde que se introduce en Cuba la telefonía celular, principalmente a partir de 1993.

Proyecciones: Los significados asociados al celular cambiarán cuando este aparato deje de ser moda, llegue a las manos de muchos y si se continúa trabajando en la rebaja del costo de una línea de teléfono móvil.

Fuentes:

Directas:

Msc. Alina Wong, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana.

Msc. Yaneisy Acosta Hernández, profesora de la Facultad de Sociología de la Universidad de La Habana.

José Antonio Roche, especialista de Relaciones Públicas de ETECSA.

Lázaro F. Cleto Betancourt, especialista en Primer grado de Ortopedia y Traumatología.

Jorge Luis de León, especialista en Primer grado de Ortopedia y Traumatología.

Odalis Álvarez, Médico General Integral.

LG, madre de un estudiante universitario.

Entrevistas a jóvenes y adolescentes:

Siemens, estudiante de 12 grado del Pre Universitario Vladimir Ilich Lenin.

Alejandro Gómez, Motorola, Maikel del Blanco, Sony Ericsson, Nokia.

Documentales:

Enciclopedia Virtual Wikipedia.

Telefonía celular en Cuba: El futuro pasa por el móvil. Entrevista de Amaury del Valle, periodista del diario Juventud Rebelde, a directivos de ETECSA. (08 de febrero de 2009).

Revista: Le Monde 2 n. 248. Sábado 15 de noviembre de 2008. Artículo: Le portable en Inde, une sacrée révolution. Autor: Julian Bouissou. PP42.-44.

Textos complementarios: Recuadro: Un píxel de historia.

Tipos de juicios:
 
A lo largo del reportaje se han utilizado todo tipo de juicios. Desde los analíticos, a la hora de explicar el problema por la voces de especialistas y jóvenes, hasta los de valor a través de las experiencias personales de padres y muchachos en relación a este fenómeno. También están presentes los juicios hipotéticos en las proyecciones que se encuentran al final del trabajo y los sintéticos y disyuntivos. Este último  a lo hora de entablar una diferencia con el mundo sobre este fenómeno y también en la diferencia de criterios vertidos por diversas fuentes.

Tipo de título: De referencia al tema

Tipo de entrada: Anecdótica.

Tipo de cuerpo: Bloques temáticos.

Tipo de transiciones: La mayoría mediante subtítulos. Aunque también se emplearon la repetición de palabras claves para conectar un párrafo con otro o porque el antecedente estaba muy lejos.

Tipo de cierre: De proyección o futuro.

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