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Isla al Sur

A LA CAZA DE emoCIONES

A  LA CAZA DE emoCIONES

La cultura emo es una manera de manifestarse que actualmente está de moda, y los jóvenes de Cuba no escapan a la novedad.  

SUSANA TESTÉ RODRÍGUEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Acentuar las diferencias  mediante  las denominadas  tribus urbanas es hoy  una característica de la sociedad. Los punkies, los freaks, los rastas, los raperos, y ahora los emos, son grupos en  que  se unen  los jóvenes y definen una  posición ante la vida.

En particular los emos, tienen reservado un rincón especial en el universo de las extravagancias, el dolor  y las  decepciones. Ellos poseen  una visión degradante de la vida y el suicidio es la vía de escape a sus fobias y obsesiones. ¿Qué pasa con dichos jóvenes, convertidos en una problemática a escala universal? ¿Cómo hacer para mostrarles el boleto de regreso a nuestro mundo, que ciertamente  está colmado de violencia y hambre, pero  también de amor y fe?

Jóvenes en tiempos de cataclismo

La cultura emo es una manera de manifestarse que actualmente está de moda, y los jóvenes de Cuba no escapan a la novedad.   Nace de la música inspirada en  el  punk de  los años ochenta y su  característica fundamental es el sentimentalismo que llevan a flor de piel y roza los  límites de lo irracional.

Los jóvenes que se identifican con dicha  tendencia  padecen una  necesidad extrema de sentirse vivos y de experimentar constantemente  nuevas emociones, de ahí que el término emo sea un apócope de emotional (emocional) y hace referencia a las letras de las bandas del género musical emocional hardcore, caracterizadas por abordar temas que provoquen sensaciones y estados de ánimo  en el oyente.

Para lograr mayor expresividad utilizan en su música cambios de ritmos crecientes, además, combinan  en una canción estallidos de furia heredados del hardcore con sonidos más apacibles para lograr   la  dramaturgia   deseada.

Junior*, estudiante cubano de la secundaria básica República Popular de Angola, explica: “Lo ideal en nuestra cultura es ser delgado, alto, pelo a medio cuello que cubra la cara, los ojos maquillados al estilo  gótico. Debemos  estar deprimidos, reír poco y cortarnos la piel para atenuar el dolor de sufrir la vida”.

No creen en religiones ni dioses, los colores preferidos son el  rosado y el negro y sus habitaciones siempre están a oscuras. Los símbolos que los distinguen son la calavera, el corazón roto y la flor rosada. Su vestimenta  sombría, prefieren las  zapatillas Converse o  Vans, suéteres ajustados al cuerpo con capucha, pullovers de estampados femeninos y  jeans apretados de color negro.

“Nos gusta llevar  correas y brazaletes con puntas,  piercings en la cara, uñas pintadas de negro o de otro color oscuro, maquillaje en los ojos y labios, pantalones caídos  que  dejen ver la ropa interior y así no se identifique si somos hombres o mujeres”, continua explicando Junior*.

Del dolor y otros demonios

Esta tendencia sería una más si los emos no mutilaran su cuerpo como ritual de autodestrucción en señal de agonía “por vivir en una sociedad  alienada y aburrida”, como suelen afirmar.

“Cortar, dañar  y desgarrar nuestros  cuerpos es  práctica común en esta cultura. Conocemos acerca de  los riesgos por  las infecciones y enfermedades como el Sida, pero nuestros ideales superan todos los temores”, asevera Maia*, estudiante del tecnológico Lázaro Peña, de Guanabacoa.

Demasiados peligros atentan contra los jóvenes que realizan tales cultos al dolor y aunque ellos reconocen el peligro de auto flagelarse, esta práctica es casi absoluta en la comunidad emo.  Ellos forman parte de una generación que grita a los  cuatro vientos: ¡Estamos hartos  de mirar a nuestro alrededor y solo  ver tristeza,  miseria y sufrimientos!

Fran *, joven emo movilizado en el Servicio Militar Activo, explica: “De pronto miras a tu alrededor y solo hay sufrimiento, personas marginadas por ser diferentes, padres que maltratan a sus hijos, abusos…, entonces notas que la vida es un total sinsentido y esa idea se hace tan poderosa hasta ser única. Ser emo no es una simple cultura,  sino una manera de  protestar contra la injusticia”. 
 

¿Marginados  o  no?

“Los emos somos marginados de forma más violenta que otros grupos, incluso hasta por los adolescentes”, afirma Ramsés*, estudiante de Estomatología de la Facultad de Ciencias Médicas de La Habana del Este.
  
El rechazo hacia los emos se da por la predilección de estos a caricaturizar el conflicto y la constante burla hacia los roles establecidos, lo que va desde el peinado hasta  la auto flagelación.   

Clara González, psicóloga del Policlínico Mario Escalona del Consejo Popular de Alamar, asegura: “Los emos respaldan la bisexualidad, se autoflagelan y hasta intentan suicidarse para demostrar su libertad (o liberalidad) de pensamiento, la intolerancia de la familia o solo para rebelarse contra los valores sociales, de los cuales creen que solo son imposiciones establecidas con el fin de dominar a las masas”.

Interrogada acerca del fenómeno emo, Sayuri Hernández, estudiante de la secundaria básica  República  Popular de Angola, afirma que se dañan a sí mismos y, por tanto, a quienes se les acercan: “No pienso como ellos. La vida  es rica por sus contrastes e incluso por los problemas que debemos enfrentar. No podemos ir por el mundo profesando tristeza y melancolía, todo lo contrario: debemos ser fuertes para dar frente a lo que sea con una bella sonrisa”.

A su vez, Rolando Hernández, enfermero de psiquiatría del Hospital Hermanos Ameijeiras, afirma: “Los emos deben tomar las cosas de otra manera. Es cierto que la adolescencia es difícil, y más para ellos porque son diferentes a la mayoría, pero todos pasamos por crisis de identidad. Solo que antes no cometíamos tanta insensatez como ahora. Estos chicos hacen un drama de lo mismo que sufrimos todos. El mundo es complicado, pero esta postura no cambiará nada”.

Amor sin banderas, sin fronteras, sin límites
 

“En un valle encantador había una fuente  (...) 

lo primero que vio Narciso fue su imagen reflejada (…)

Sí, él estaba enamorado de aquellos ojos (…)

el objeto de su amor era él mismo y deseaba poseerse…”.

(Baudrillard)

A menudo hay mucha presión sobre los adolescentes para que escojan "lo uno o lo otro", es decir, ser homosexual o heterosexual.  Algunos psicólogos, como Sigmund Freud, concluyeron que los humanos son de naturaleza bisexual y los bisexuales son personas con capacidad para amar a los de su propio sexo y también a los  del opuesto. Esta orientación puede incluir la atracción física, sexual y emocional, o relaciones con hombres, mujeres y transgéneros.

Acerca del tema, explica Armando Cruz, graduado  de Psicología en la Universidad de La Habana y  trabajador del Centro de Atención y Orientación a La Población (COAP): “Muchos emos suelen besarse en la boca indistintamente del sexo al cual representen, lo cual no  significa que sean homosexuales. La  mayoría lo hace con el fin de  examinar su capacidad sexual y,  además,  oponerse a  limitaciones retrógradas impuestas por la sociedad  como la homofobia  o la monogamia”. 

Carlos*, un joven que se acepta emo y apoya la bisexualidad, asegura que es muy difícil serlo y más aún, si te defines como emo también. “La mayoría de las personas nos llaman promiscuos, o en el mejor de los casos, creen que somos demasiado jóvenes para saber lo que queremos. Los adultos califican nuestra orientación bisexual como una leve pérdida de identidad característica de la adolescencia”.

La bisexualidad se ha vestido históricamente de prejuicios morales  que no representan el sentir humano, eso explica por qué los emos respaldan esta tendencia de doble atracción, más por ir en contra de lo establecido, que por deseos carnales.

A  propósito, expresa  Daniel*, de 19 años: "A mí me gusta ver que  dos mujeres se besen y no me siento mal por eso. Todos dicen que  los emos somos gay o bisexuales, pero no es así, nosotros no aceptamos etiquetas para definirnos como una cosa u otra, nos besamos como muestra de amor, eso es todo. No somos bisexuales".

La sexualidad cruza las fronteras de la raza, el sexo, la clase social, la capacidad y la religión. Ser bisexual no define nuestro estilo de vida o nuestra conducta sexual. Las personas bisexuales son monógamas, poliamorosas y célibes, como lo son las personas heterosexuales, las lesbianas y los gay.

La trampa más corta

“Si yo fuera valiente me suicidaría,

pero he esperado tanto tiempo que es

cuestión de jugar un rato más

y que el tiempo me suicide.”

(Jorge Luis Borges)

Un estudio de expertos de la UNAM (Universidad Autónoma de México), reveló que el 40 por ciento de los emos en el mundo  tienen tendencias suicidas por su perfil psicológico depresivo. Algunos especialistas del tema  advierten que la autoflagelación  como medida ante los problemas es una tendencia contrastante con la monotonía de la vida moderna y  anula las emociones.  En  casos extremos, conduce a los jóvenes a cortarse las venas, llegando accidentalmente a quitarse la vida o a caer en depresiones suicidas.

Un ejemplo que confirma esta debilidad por el suicidio son las siguientes palabras de Carlos*,  joven emo: “No es cierto que los suicidas tengamos que pagar algo por nuestros actos, tan solo somos espíritus ansiosos por llegar a la meta y hacemos una pequeña trampa”.

Artículos consultados en Internet (La salud mental de los  niños  y jóvenes.doc) afirman que entre el 12 y 25 por ciento de los niños mayores y adolescentes a nivel mundial, experimentan algún tipo de idea acerca del suicidio en algún momento. Cuando los sentimientos o pensamientos se vuelven más persistentes y vienen acompañados de cambios en el comportamiento o planes específicos de  autoagredirse, el riesgo de un intento de atentar contra su vida incrementa.

Mónica*, emo cubana de 16 años, asegura: “Nunca he tratado de suicidarme  y no creo tener el valor suficiente para hacerlo, siento mucho amor personal y creo que eso nunca dejará poner en riesgo mi integridad”.

Soy emo, ¿y qué?

En los tiempos que corren son noticia los muchachos emos, exponentes de una de las caras más tristes de la juventud. Se les llama suicidas, bisexuales, masoquistas, enfermizos, llorones. ¿Serán solo esto los emos?

Ellos lloran, sí, pero piden a gritos un mundo sin violencia. Se desgarran sus cuerpos, pero no violentan a terceros. Algunos son bisexuales, pero la bisexualidad, en fin, es amar, no matar indiscriminadamente. Los emos  extremistas son suicidas, pero no todos. ¿Qué época se salva de los  necios y los fanáticos?

Citas de emos cubanos obligan a pensar que “ellos” no son los locos patéticos que Internet nos da a conocer, pero sí son jóvenes deprimidos que buscan alternativas a este mundo, el cual se les antoja despiadado e insensible.

Según Lucas*: “En esta sociedad a veces necesitamos esconder nuestra personalidad, pensamientos e ideas. No podemos ser nosotros mismos, solo  debemos aparentar lo que quieren ver los demás, por eso los emos nos vestimos igual, la pintura del rostro es la misma, y también la manera de pensar. Solo así nos reconoceremos  con  vernos  nada más y nunca estaremos solos.”

Acerca del tema, dice Liz*: “Al final, todos somos un poco emo. Quien diga: yo nunca me he deprimido, nunca he pensado  que no aguanto más, jamás he considerado que la vida es miserable, es una persona insensible o  mentirosa”. Según la joven, los emos se dejan ver tal como son, expresando sus miedos y angustias, sin ataduras ni límites y, sobre todo, “no somos como quiere el mundo”.

A su vez Alejandro* dice sin sonrisas en el rostro que cada día se  aburre  más: “Es  tan  difícil  divertirme o sorprenderme.  No  pienso en suicidarme como Ian Curtis (vocalista del grupo inglés de post punk  Joy Division). No estoy  tan desesperado. Solo sé que nada me entusiasma como antes, ni siquiera  experimentar sensaciones nuevas”.

Marginarlos  no  es la solución, se requiere de una visión más flexible  del  mundo  para  aprender  a comprender y hasta amar a estos chicos. Discriminar los emos sería el detonante justo para enviarlos a  la  alienación sin esperanzas de retorno.

Su himno: la música emotiva. Su bandera: la bisexualidad y libertad. Los códigos: las cortadas en el cuerpo  y la expresión de tristeza.

Son paradójicos  y extravagantes, pero son  hijos, hermanos, tíos, amigos y, en algún momento, padres que viven y comparten en  esta sociedad bella precisamente por la riqueza humana que la caracteriza. 

Recuadro 1:

LA SÚPER RED DE REDES CON EL LÁTIGO EN LA MANO

Si el delineador en exceso y el peinado afeminado son las señas particulares del nuevo muchachito sensible, en Internet aparece publicado un manifiesto con  80 razones para odiar a un emo.

Solo 10 de ellas ya de por sí son respuestas a por qué tanto odio a nivel mundial contra estos muchachos.

Se maquillan (hombres y mujeres)
Son vanidosos
Adoran las calaveras
Se cortan para sentirse vivos
Su ideología no tiene historia
Adoran los homosexuales
Son suicidas
Se pintan las uñas (hombres y mujeres)
No paran de llorar
Le toman fotos a su peinado

Ficha Técnica:

 

Tema: Los emos.

Propósito: Dar a conocer el fenómeno emo. Mostrar cómo son realmente estos muchachos, con sus ideas, sueños y  perspectivas.

Objetivos colaterales: Explicar los orígenes de la ideología emo. Brindar detalles acerca de la bisexualidad y cómo piensan los emos acerca de esa orientación sexual. Ofrecer detalles, desde una perspectiva  psicológica, acerca del suicido y cómo se ha vuelto una solución para los problemas de los emos.

Tipo de título: Llamativo.
Tipo de entrada: De presentación del tema.
Tipo de cuerpo: Por bloques temáticos.
Tipo de cierre: De comentario del periodista.
Transiciones: Subtítulos para comenzar cada bloque temático; por ejemplo: Del dolor y otros Demonios y La Trampa más corta. Conectores lógicos que relacionan los párrafos, tales como: a su vez, sin embargo  y  por el contrario.

Estrategia de Fuentes:

Fuentes directas:

X*: emos cubanos cuyos nombres están protegidos.

Maia *, estudiante del tecnológico Lázaro Peña de Guanabacoa.

Mónica*, estudiante del tecnológico Lázaro Peña de Guanabacoa.                

Lucas*, estudiante del tecnológico Lázaro Peña de Guanabacoa.                

Daniel *, joven de 19 años, desempleado.

Alejandro*, joven de 19 años, desempleado.

Carlos*, estudiante de la Facultad de Artes y Letras.

Fran*, joven movilizado en el Servicio Militar Activo.

Ramsés*, estudiante de Estomatología de la Facultad de Ciencias Médicas de Habana del Este

Liz*, estudiante de la secundaria básica República Popular de Angola.

Junior*, estudiante de la secundaria básica República Popular de Angola.

Sayuri Hernández, estudiante de la secundaria básica República Popular de Angola.

Armando Cruz, psicólogo graduado de la Universidad de La Habana y  trabajador del Centro de Orientación y Atención a la Población.

Clara González, psicóloga del Policlínico Mario Escalona de Alamar.

Rolando Hernández, enfermero de psiquiatría del Hospital Hermanos Ameijeiras.

Fuentes Documentales:

Valcárcel, Eduardo. ”Selección de Lecturas de diagnóstico psicológico”. Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 1984.

González, Otmara. “Desarrollo de la Personalidad”. Editorial Pueblo y Educación. La Habana.

Héctor Castillo Berthier, coordinador de la Unidad de Estudios de la Juventud de la UNAM (Universidad Autónoma de México)

Andrés Alcántara, psicólogo colombiano que aborda con frecuencia el tema emo.

http//www.youtube.com           

http//www.emo.com                        

http//www.emo-corner.com                  

http//www.angel.com

Soportes a emplear:

Hecho: Surgimiento del fenómeno social emo y su repercusión en Cuba.

Contexto: Los jóvenes emos dan la espalda al mundo en señal de desprecio y como medida mutilan su cuerpo, se quitan la vida, apoyan la bisexualidad y sucumben en un estado perpetuo de depresión, ante esto, la sociedad, casi de manera general, los  discrimina, hasta tal punto que en muchos  países reprimen a los emos con violencia física. 

Antecedente: La tendencia social a agruparse mediante las llamadas tribus urbanas. Además, analizo como antecedente el suicidio del vocalista Ian Curtis, de la banda Joy Division y los fenómenos sociales que precedieron los emos, como los freaks o hippies.

Juicios  empleados:

Juicios analíticos basados en las declaraciones de los especialistas, jóvenes emos y demás entrevistados acerca del fenómeno, para brindar todas las posibles visiones del asunto y dejar que el lector llegue a sus  conclusiones explícitamente.

Juicios de valor basados en las opiniones de los entrevistados a propósito del grupo social emo.

Juicios disyuntivos porque, en ocasiones, las declaraciones de los entrevistados se contraponen.

Texto complementario: Recuadro, con el objetivo de citar algunas de las razones por las que, según Internet, deberíamos odiar a los emos.

Proyecciones: Lograr que los emos sean aceptados y acogidos por la sociedad en un futuro cercano.

 

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