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Isla al Sur

DEL IDEARIO MARTIANO

DEL IDEARIO MARTIANO

La educación es como un árbol: se siembra una semilla y se abre en muchas ramas.

Hombres recogerá quien siembre escuelas.

Los estudiantes son el baluarte de la libertad y su ejército más firme.

Una escuela es una fragua de espíritus.

La educación empieza con la vida y no acaba sino con la muerte.

Al venir a la tierra todo hombre tiene derecho a que se le eduque, y después, en pago, el deber de contribuir a la educación de los demás.

Ser bueno es el único modo de ser dichoso.

Los hombres van en dos bandos: los que aman y fundan, los que odian y deshacen.

¡No se miente cuando se lleva a la patria en el corazón!

En Cuba son más los montes que los abismos; más los que aman que los que odian.

El cubano es capaz del amor, que hace perdurable la libertad.

El deber de un hombre está allí donde es más útil.

El primer deber de un hombre es pensar por sí mismo.

Hacer es la mejor manera de decir.

Honrar, honra.

Juntarse: esta es la palabra del mundo.

Es de pueblos fuertes, el amor a la unión para el socorro mutuo.

El árbol de la vida no da frutos si no se le riega con sangre.

La justicia, la igualdad del mérito, el trato respetuoso del hombre, la igualdad plena del derecho: eso es la revolución.

La patria necesita sacrificios. Es ara y no pedestal.

El Mundo entero es hoy una inmensa pregunta.

Así se es hombre: vertido en todo un pueblo.

Al corazón se le han de poner alas, no anclas.

Es hora de unirnos en cuadro apretado como la plata en la raíces de los Andes.  

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