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Isla al Sur

SUCESOS DEL SIGLO VEINTE (DE 1900 A 1951)

SUCESOS DEL SIGLO VEINTE (DE 1900 A 1951)

III: De 1911 a 1915, una mirada al pasado desde Radio Reloj.

IRAIDA CALZADILLA RODRÍGUEZ

1911

SUCESOS DEL SIGLO VEINTE. AÑO MIL NOVECIENTOS ONCE. Mil novecientos once marcó un hito entre quienes llevan en la sangre el golpe de los andarines. El noruego Roald Amundsen fue el primer explorador en llegar al Polo Sur, adelantándose a los deseos del británico Scott de ser el pionero en caminar por los inhóspitos parajes de hielo. Y en esos ímpetus de primigenios, el arqueólogo Hiram Bingham se alzó ante la maravilla de las ruinas de Machu Picchu, reducto clave de la civilización inca. Mientras, la polaca Marie Curie, recibió el segundo Premio Nobel por sus acuciosas investigaciones en Física, no obstante la Academia de Ciencias Francesa negarle la pertenencia a su membresía. En la Ciudad Luz, en mil novecientos once murió Pablo Lafargue, aquel santiaguero que fuera discípulo, compañero y yerno de Carlos Marx. Continuará en el siguiente minuto...

PISCINA EN MEDIO DEL MAR. Conclusión. Pues bien, ahora van algunos datos curiosos de mil novecientos once: la primera piscina a bordo de un trasatlántico se conoció ese año, y fue el Oliympic la mole que se llevó las palmas al poner tan novedosa oferta para la época. Y otras nuevas: los franceses retrasaron sus relojes algo más de nueve minutos para marcar la hora de Greenwich y fue robado del Museo del Louvre el más famoso de los cuadros de Leonardo da Vinci, La Mona Lisa. En la Isla, murió un hombre de proverbial modestia, el escritor y patriota José Dolores Poyo, amigo y colaborador de Martí, y uno de los organizadores del Partido Revolucionario Cubano. Sucesos del siglo veinte es una sección que espera por sus colaboraciones. Llame o envíe una carta aquí, a su emisora amiga Radio Reloj, dirigida a la periodista Iraida Calzadilla Rodríguez.

1912

SUCESOS DEL SIGLO VEINTE. AÑO MIL NOVECIENTOS DOCE. Como en una mala jugada de cara o cruz fue el final de uno de los músicos más importantes nacido en esta tierra, Claudio Brindis de Salas. El violinista llamado el Paganini negro, presente en las más reconocidas salas europeas, murió en mil novecientos doce, en un Buenos Aires hostil a quienes quedaban despojados de fortuna. En Cuba, ese año estuvo signado por el fallecimiento de otros grandes, como Ramón Roa, mambí que por igual enarboló el verso patriótico y el machete redentor en los campos insurrectos. Y también partió José Marín Varona, considerado el padre de las bandas militares en la Isla. En mil novecientos doce hubo, no obstante, un nacimiento que con el decursar del tiempo se erigiría en patrimonio de la cultura: la recurrente poetisa Mirta Aguirre. Continuará en el próximo minuto...

EL HORROR DEL TITANIC. Conclusión. Cuando un año antes se realizó la botadura del trasatlántico Titanic, nadie imaginó la tragedia de mil novecientos doce, al hundirse aquella mole considerada perfecta. Un iceberg provocó la catástrofe y el horror quedó inserto como palabra clave en el recuerdo. Menos conocido, pero también de espanto, fue el hundimiento del vapor español Valbanera, en aguas del litoral de La Habana de principios de siglo. En mil novecientos doce, a pesar de los pesares, se cumplieron retos como el de Albert Berry, al lanzarse en paracaídas desde un biplano; o el del profesor Dastre, quien logró en Francia el primer injerto de córnea. Y hubo más: se cronometraron las carreras electrónicamente durante los Olímpicos de Estocolmo; y, ¡escuche!, nacieron las cocinas eléctricas. Redactó: Iraida Calzadilla Rodríguez.

1913

SUCESOS DEL SIGLO VEINTE. AÑO MIL NOVECIENTOS TRECE. ¿A quienes, de los que me escuchan, les gusta el ballet? Para ustedes va especialmente este dato de mil novecientos trece, cuando en el bohemio París abierto a todo lo nuevo, se abucheó y criticó sin piedad La consagración de la primavera. Fue un duro golpe para el compositor ruso Stravinsky y el coreógrafo Vaslav Nijinsky. No obstante ese percance cultural ya olvidado, fue un buen período en términos generales. Se estrenó en Nueva York la pionera de las muestras internacionales de arte moderno; Marcel Proust publicó En busca del tiempo perdido; y Charles Chaplin inició su carrera cinematográfica en Estados Unidos. Y, ¡por fin!, apareció el cuadro La Mona Lisa, robado dos años atrás. En mil novecientos trece se fundó en Cuba el Museo Nacional. Continuará en el próximo minuto...

COSAS DE ESTE MUNDO. Conclusión. Los norteamericanos, tan dados a impresionar con sus rascacielos, cual monstruos alzados en el espacio para imponer una cultura de violencia, en mil novecientos trece vitorearon en Nueva York la conclusión del edificio Woolworth. Se convertía así en el más alto del mundo hasta entonces, con sus impresionantes doscientos cuarenta y un metros. Ese fue el año en que irrumpió el acero inoxidable de múltiple utilización hoy día, y echó a andar con gasóleo el buque de guerra Queen Elizabeth. Y algo para quienes se olvidan del mundo cuando llenan un crucigrama de la revista Bohemia: en mil novecientos trece el diario New York World incluyó uno en su oferta de entretenimientos. Sucesos del siglo veinte lo redactada Iraida Calzadilla, quien espera por sus sugerencias.

1914

SUCESOS DEL SIGLO VEINTE. AÑO MIL NOVECIENTOS CATORCE. Como demonio desatado a los cuatro vientos estuvo marcado mil novecientos catorce con el inicio de la Primera Guerra Mundial. El asesinato del archiduque Francisco Fernando sirvió de inicuo pretexto a los ojos de la historia, para favorecer un conflicto bélico que duró cuatro años y dejó la estela dolorosa de quince millones de muertos, de ellos diez millones en los campos de confrontación. Aquella guerra de rapiña impuso su huella de espanto y de dolor en millones de familias, regó hambrunas y enfermedades y desoló los territorios ocupados. Mil novecientos catorce con la también llamada Gran Guerra, abrió con notas agudas, arrebatadoras, cruentos conflictos que sobrevendrían a lo largo de la presente centuria. Continuará en el siguiente minuto...

ALGO DE OPTIMISMO EN UN AÑO DE DOLOR. Conclusión. Signado por la Primera Guerra Mundial, mil novecientos catorce tuvo, sin embargo, otros acontecimientos no trágicos. El explorador británico Ernest Schackleton tomó rumbo a la Antárdida en un viaje extendido por tres años, y el también inglés Campbell Beasley causó asombro al anunciar la existencia de restos de tres ciudades en la selva peruana. Ese fue el año en que Charles Chaplin estrenó el personaje de El Vagabundo y, por primera vez, un actor negro norteamericano, Sam Lucas, obtuvo el protagonismo en un filme, La Cabaña del Tío Tom. En mil novecientos catorce concluyeron las obras del Canal de Panamá, debutando en su cruce la nave El Anchón. Y a los despistados al cruzar calles: en Cleveland se estrenaron los semáforos para controlar el tráfico. Redactó: Iraida Calzadilla Rodríguez.

1915

SUCESOS DEL SIGLO VEINTE. AÑO MIL NOVECIENTOS QUINCE. Observo una fotografía que trae al presente la angustia del conflicto. Son soldados británicos cegados por el gas de cloro, utilizado por vez primera por los alemanes en campos de enfrentamientos, durante la continuación de la Primera Guerra Mundial, en mil novecientos quince. Fue un año, además, en el que las ratas hicieron estragos en las trincheras y dejaron tras su paso enfermedades y muertes. En mayo, el trasatlántico Lusitania fue hundido ante las costas irlandesas y el espanto debió recorrer los corazones de aquellos mil novecientos setenta y ocho pasajeros, de los cuales salvaron la vida poco menos de seiscientos. La guerra no es juego, es verdad devastadora. El mundo vivía con la zozobra pintada en los rostros de las gentes, durante mil novecientos quince. Continuará en el próximo minuto...

ADIOS AL HOMBRE DE LOS MOSQUITOS. Conclusión. El sabio cubano Carlos J. Finlay falleció en mil novecientos quince. El “hombre de los mosquitos”, como se le llamó, legó a la humanidad el descubrimiento del agente transmisor de la fiebre amarilla. Otro cubano ilustre que partió fue el escritor y patriota Gonzalo de Quesada. Y aunque el mundo vivía tensiones de guerra, hubo espacio ese año para el estreno de obras como La verdad, de Jacinto Benavente; El amor brujo, de Manuel de Falla; La Sinfonía Alpina, de Richard Strauss; y Marianela, de Benito Pérez Galdós, subió al escenario. En Cuba se abrió el Teatro Nacional de La Habana. En mil novecientos quince, sin embargo, la gran Sara Bernhardt tuvo la irreparable pérdida de su pierna derecha. Una caída mientras actuaba en Tosca, posibilitó el trágico suceso. Redactó: Iraida Calzadilla Rodríguez.

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