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LA ENTREVISTA PERIODÍSTICA: ALGO MÁS QUE PREGUNTAR

LA ENTREVISTA PERIODÍSTICA: ALGO MÁS QUE PREGUNTAR

Tema: El escritor Milan Kundera considera que la entrevista periodística es el fascismo de la pregunta.

MARYCET DÍAZ CARMONA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

La entrevista periodística no es una simple plática banal, ni siquiera es una conversación profunda entre amigos. Para Juan Cantavella, profesor de Redacción Periodística en la Universidad de San Pablo-CEU, de Madrid, es “una conversación entre el periodista y una o varias personas con fines informativos; producto de una preparación y adecuada ejecución”, así la definió en su Manual de la entrevista periodística. 

En opinión del escritor y periodista español José R. Vilamor: “La entrevista es la consecuencia del diálogo entre un periodista y un personaje, el resultado de una conversación formal con una persona a la que se acude para que de su opinión autorizada sobre un hecho noticioso o para conocer distintos aspectos de su personalidad, e incluso, para que comunique alguna novedad que pueda originar una noticia”.

Por su parte, el Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, la considera como el “género maestro, porque en ella está la fuente de la cual se nutren todos los géneros periodísticos”.

Milan Kundera, escritor de Checoslovaquia, define la entrevista como “el fascismo de la pregunta”. Se refiere de esa manera a las conversaciones donde se hacen preguntas agresivas e incómodas para el interrogado. La figura cumbre de este estilo, sin duda, es la fallecida Oriana Fallaci, quien se dio a conocer internacionalmente por sus entrevistas a políticos de distintas nacionalidades.

Para muchos, la italiana era una admirable entrevistadora, aunque su modo de preguntar iba más allá de lo permitido en la ética. Iraida Calzadilla, profesora de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, considera que “era excelente, sin duda, un clásico para estudiar siempre desde las aulas universitarias. Pero su tipo cuestionador por momentos bordea lo que en el gremio denominamos falta de ética. Era la suya una agresividad sin fronteras, un estilete que no dudaba en penetrar hasta las esencias de la vida personal. También es cierto que quienes le concedían una entrevista sabían a qué se exponían y hay en esas conversaciones un regusto mutuo por el estrellato mediático”, expresó al referirse a su manera hostil de preguntar.

Juan Gargurevich, en su libro Géneros periodísticos, citó un artículo de la revista norteamericana Time, donde explica el criterio de la italiana sobre sus entrevistados políticos: “Ella entrevista «con miles de sentimientos de rabia»  y escribe esperando entender «en qué forma, sea por estar en el poder u oponérsele esta gente determina nuestro destino». Está convencida de que ellos «no son realmente mejor que nosotros; no son más inteligentes ni más iluminados»”.

A su vez, Zenia Regalado, periodista del semanario Guerrillero, comenta: “La Fallaci llevaba a sus entrevistados contra la pared y los provocaba de tal manera dirigiéndoles preguntas relacionadas hasta con sus asuntos más íntimos”.

Un ejemplo de ello puede encontrarse en la entrevista al general de la resistencia vietnamita, Nugyen Van Giap, en Hanoi, en febrero del año 1969:

Oriana: General, todos están de acuerdo en considerar la ofensiva del TET como una gran victoria. Pero desde el punto de vista militar, ¿no cree que falló?

General Giap: ¿Falló?

Oriana: Yo diría que sí, general.

General Giap: Esto dígaselo o mejor pregúnteselo al Frente de Liberación.

Oriana: Antes quisiera preguntárselo a usted, general.

General Giap: Debe comprender que esta es una pregunta delicada, que yo no puedo dar opiniones de este estilo, que no puedo entrar en los asuntos del Frente. Es una cuestión delicada…, muy delicada…

Regalado añade que existen otras tendencias que afirman que “la entrevista para no ser una manipulación extrema del periodista, debe ser del tipo participativa, es decir, que el entrevistador debe compartir, o al menos admirar, los puntos de vista del entrevistado. Este estilo no es fascista en el modo de preguntar”.

El periodista argentino, Jorge Halperín, tampoco está de acuerdo con Oriana Fallaci cuando dijo que “las preguntas son más importantes que las respuestas”. Para él, la entrevista va más allá, pues no la limita a la violencia de una propuesta inquisidora, sino que “es el fascinante reino de la pregunta, el abrir la mente al sentido último de las cosas, es reivindicar el acto militante de interrogar. Porque no está en juego solo la pregunta que desencadena una respuesta, sino también la que remite a nuevas preguntas”, declaró en su libro La entrevista periodística.

Más adelante señaló que “las preguntas son socialmente más incómodas que las respuestas. Pertenecen al campo de lo incierto y, en consecuencia, es comprensible que puedan desatar cortocircuitos”.

Desde otro ángulo, Halperín coincide con el criterio de Kundera. Opina que “por un momento el entrevistado está a nuestra disposición para ser guiado, interrumpido, criticado y derivado hacia distintos temas. Estamos autorizados a cuestionarlo públicamente en su presencia, a poner en dudas sus declaraciones, a explorar sus dudas y contradicciones como si alguien nos hubiera investido de una autoridad representativa”.

A diferencia del periodista argentino, Isabel Moya, directora de la Editorial de la Mujer, entiende que la afirmación de Kundera está poco anclada en la realidad porque  “un buen entrevistador facilita el diálogo, no lo amarra, porque no es un simple hacedor de preguntas.
Creo que el periodista es un creador porque logra indagar en la realidad y luego reconstruirla.

“No estoy de acuerdo con la subvaloración dada en la contemporaneidad al discurso periodístico; en cambio, lo considero uno de los más valiosos de la actualidad”, añade.

Una buena entrevista no debe estar exenta de preguntas “picantes” y atrevidas. Pero como declara Miriam Rodríguez Betancourt, Profesora Titular de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, el periodista debe ser cortés y natural, así como respetar unas normas de conductas adecuadas que no violen los principios éticos y profesionales.

Señala también en su libro Acerca de la entrevista periodística, como una regla casi absoluta que “el periodista no debe discutir con el entrevistado. No obstante, hay entrevistas en las que es válida la polémica con el fin de conseguir mayor información, ampliar, o ridiculizar y comprometer la imagen pública del entrevistado”.

Más allá de la censura, para Sahilys Tabares, periodista de la revista Bohemia, “no hay tema prohibido, solo hay que saber cómo preguntarlo”. Por otra parte, Roger Ricardo Luis, periodista y Profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, no cree que haya una pregunta más importante, sino varias, “en dependencia de las cosas que uno va a buscar, pero una pregunta importante se hace en el momento en que uno lo considere oportuno, según la situación, el momento, para que surja el efecto y sea bien respondida”.

En resumen, en la entrevista periodística son válidas las provocaciones que nos ayuden a indagar y sacar información de nuestro entrevistado, pero sin perder nunca de vista que debemos respetar principios éticos y profesionales.

BIBLIOGRAFÍA:

Fuentes Documentales

Calzadilla Rodríguez, Iraida. Notas de clases, Curso 2008-09.

Cantavella, Juan. Manual de la entrevista periodística. Barcelona: Editorial Ariel - Colección Ariel Comunicación, 1996.

Gargurevich, Juan. Géneros periodísticos. La Habana: Editorial Pablo de la Torriente, 1989.

Halperín, Jorge. La entrevista periodística. Paidós, Buenos Aires, 1995.

Rodríguez Betancourt, Miriam. Acerca de la entrevista periodística. La Habana: Editorial Pablo de la Torriente, 2000.

Apuntes sobre la entrevista, de Raúl Pizarro, en http://comunicacion.unab.cl/pdf/apuntes_entrevista_raul_pizarro  Última visita: 1 de agosto de 2007.

Fuentes No Documentales

Zenia Regalado, periodista de Guerrillero.

Isabel Moya, directora de la Editorial de la Mujer.

Roger Ricardo Luis, periodista y profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

Sahilys Tabares, periodista de la revista Bohemia.

 

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