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ENTREVISTAR ES BEBER DE UN SUSPIRO EL ALIENTO DE TODA UNA VIDA

ENTREVISTAR ES BEBER DE UN SUSPIRO EL ALIENTO DE TODA UNA VIDA

Tema: Juan Cantavella afirma: La entrevista engaña en su aparente facilidad. 

MANUEL ALEJANDRO HERNÁNDEZ BARRIOS,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
 
La entrevista engaña en su aparente facilidad. ¿Tiene razón Juan Cantavella en esta frase? ¿Es fácil o difícil el arte de hacer preguntas para buscar información? ¿Es compleja su técnica? ¿Hay que prepararse para hacerla? ¿Es realmente libre este género? 

Hay historia que contar

Diálogo (del latín, dialogus), capacidad de hablar con otro. Elemento esencial para los grupos sociales, pues les permite darse a conocer y enriquecerse con ideas y posturas nuevas.

Este, como forma literaria, fue inventado por los griegos hacia el 400 a.n.e. y es considerado el antecedente histórico de la entrevista. Muchos imprimieron estos diálogos, creían dar a conocer a los lectores a una persona que interactuara verbalmente con ellos.

Siempre se ha tenido un estilo para este tipo de plática: personas que intercambian ideas. Pero de ahí a la entrevista moderna han pasado siglos. Hubo periódicos que transcribían toda una conversación. Fue una manera de exponer ideas y opiniones mediante algo común entre hablantes, pero no en papeles.

De este diálogo periodístico tradicional y su continuo desarrollo, de sus técnicas, usos y manejo se desprende la entrevista periodística moderna.

Según parece, fueron los periodistas norteamericanos los inventores de la entrevista periodística (interview). Michell V. Charnley dice: “También la primera entrevista debió ser “inventada”. Comenzó a usarse en el segundo tercio del siglo pasado. James Gordon Bennett fue, al parecer, el que hizo los primeros reportajes, como resultado de sus preguntas a Rosina Townsend, administradora de un burdel en Nueva York, en 1836, donde se cometió un crimen sensacional. Casi 25 años después, Horace Greeley, quien en 1841 fundó The New York Tribune, empleó el “nuevo” método para dar cuenta de una entrevista a Brigham Young, líder religioso estadounidense, colonizador de Utah y segundo presidente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormones)”.     

La necesidad de la exactitud en los datos por implicaciones políticas, religiosas, etc., obligó a la publicación textual de preguntas y respuestas del diálogo entre entrevistado y entrevistador.  

Intento de definición de la entrevista

Jorge Halperín considera que “la entrevista es el reino de la pregunta. También, una nota que trae la vibración de un personaje, su respiración, sus puntos de vista y su naturaleza. Es un medio que nos permite (gracias a la propia habilidad), obtener del entrevistado toda la información que se busca, lo voluntario e involuntario.”

“Funciona con las reglas del diálogo privado, pero para el ámbito público, para el lector, televidente o quizás radioyente, la entrevista debe cumplir con los siguientes rasgos: proximidad, intercambio, exposición discursiva con interrupciones, un tono marcado por la espontaneidad, presencia de lo personal y atmósfera de intimidad. Resulta por lo tanto siempre más interesante y dinámica que la charla monologada. Un hábil entrevistador que sepa hacer preguntas oportunas puede lograr que el entrevistado ofrezca información y opinión en forma ágil y atrayente”.

Según Miriam Rodríguez Betancourt, profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, en su libro Acerca de la entrevista periodística escribe que “la entrevista resulta un método al que calificamos de indagatorio, que surge prácticamente con el lenguaje articulado, como necesidad social de relación humana en el proceso de producción de bienes materiales y que se utiliza en casi todos los géneros periodísticos para la obtención de determinada información”.

Otras definiciones de lo que es una entrevista son las que reproducimos a continuación:

Por ejemplo, Gonzalo Martín Vivaldi en su Curso de redacción, expone: “La entrevista, además de sus características propias, es también información y reportaje. Su misión: decir al lector “quién es” y “cómo es “ tal o cual persona; lo que dice, piensa o hace con respecto a un problema determinado; o simplemente, lo que hace en su vida como persona. En este caso una entrevista es un retrato –con algo de narración- de un hombre, pero con el molde vivo, puesto ante el lector.”

Por su parte, José Ignacio López Vigil en su Manual urgente para radialistas apasionados, dice: “…sin entrevistas, perderíamos la espontaneidad de la conversación, la fuerza del testimonio vivo, nos cortarían las raíces mismas del conocimiento, que se alimenta de preguntas. ¿Qué es una entrevista? No resulta complicado definirla: un diálogo basado en preguntas y respuestas. (…). Dialogar es intercambiar palabras, dar y recibir ideas, interesarse en la opinión del otro. Buen entrevistador resulta sinónimo de buen comunicador, aquel y aquella que saben hablar bien y escuchar mejor”.

¿Aparente facilidad?

La escritora y periodista, Ana Inés Larre Borges tituló un trabajo suyo así: “La entrevista, un género que corta”, en el que expresa que el frecuente ejercicio de este género le da un engañoso efecto de naturalidad, hace pasar inadvertidas todas sus convenciones y reglas y borra la evolución que ha sufrido a través del tiempo. Y añade que si la entrevista fuese un diálogo democrático, ya no sería una entrevista; sería una conversación.

La entrevista aparenta facilidad para lectores y oyentes, pues la mayoría de las personas piensan que es sencillo pararse a preguntar cosas, importantes o no, pero no es así. Una preparación del periodista es necesaria. Es un barco difícil de manjar,  porque a veces empiezas con un tema, con una pregunta y si eres inteligente, de cada pregunta que tienes preparada para el encuentro, cuántas más no se te pueden ocurrir en el transcurso de la conversación.

Recabar datos no es entrevistar, tampoco lo es el cuestionario o la encuesta. Son solo recursos para conseguir información, pero no están dirigidas en busca de los sentimientos del entrevistado, no descubren manías, no recogen detalles de una persona o del ambiente en que se mueve, y eso es la entrevista. El periodista se convierte en una fiera hambrienta de información sobre una persona y trata de arrancarle a su presa todo lo que ella se deje quitar.

El periodista en todo momento estará caminando sobre el filo de la navaja, debe tener la capacidad de prever el próximo salto en la conversación que dará el personaje.

Un buen entrevistador es quien logre recopilar datos sin la necesidad de un algoritmo inviolable, aunque no se debe despreciar un cuestionario básico, sería tonto obviar este paso.   

El profesor Luis Sexto, de la Facultad de Comunicación, en su libro Cuestión de estilo, dice que la entrevista alcanza su objeto mediante la interrogación y la confesión. 

Javier Obregón en una reseña que hace al Manual de la entrevista periodística de Juan Cantavella, titulada Preparar, escuchar y huir del lucimiento personal, expone: “Hacer entrevistas nos es fácil, exige de un largo aprendizaje para el recién llegado a la profesión y un continuo perfeccionamiento de la técnica en aquellos casos en los que se trate de periodistas habituados a cobijarse en este agradecido género. Esta supuesta facilidad trae consigo innumerables deslices y soberanas meteduras de pata. Para el éxito de la entrevista ha de prepararse un cuestionario extenso mucho tiempo antes de acudir a la cita.”

Además, Obregón añade en su juicio que un error muy habitual es repreguntar al entrevistado, tomando como referencia entrevistas anteriores.

Tiene razón este crítico, pues en las entrevistas se ha de buscar originalidad, a veces lo que se hace es pedir una aclaración de algo que ya se dijo con anterioridad. Adicionar también que la entrevista es una herramienta de pura información.      

Hay que reconocer que “la entrevista es el género maestro, porque en ella está la fuente de la cual se nutren todos los demás”, así se refiere Gabriel García Márquez a este género en su artículo Sofismas de distracción, respuesta que da el Gabo a Camilo González Díaz a través de Internet y que fue publicada en la revistacambio.com, respondiendo a la pregunta de que si se podía esperar de él un libro de entrevistas.

“He omitido a conciencia la entrevista como género, -añade el escritor colombiano- porque siempre la he tenido aparte, como esos floreros de las abuelas que cuestan una fortuna y son el lujo de la casa, pero nunca se sabe dónde ponerlos. Sin embargo es imposible no reconocer que la entrevista, no como género, sino como método, es el hada madrina de la cual se nutren todos.”

Y continua el Nobel: “Otra cosa que me preocupa de las entrevistas es su mala reputación de mujer fácil. Cualquiera cree que puede hacer una entrevista, y por lo mismo el género se ha convertido en un matadero público donde mandan a los primerizos con cuatro preguntas y una grabadora para que sean periodistas por obra y gracia de sus tompiates”.

También agrega: “El entrevistado se aprovechará de la oportunidad de decir lo que quiere y lo peor es que será bajo la responsabilidad del entrevistador. El cual debe ser muy zorro para saber que le están diciendo la verdad. Es el juego del gato y el ratón, hoy consagrado en su etapa primaria por las entrevistas en directo y a boca de jarro, que casi siempre se aprovechan para aprender. O para foguear novatos armados, cuyo peor mérito para ser periodistas es que no se asustan de nada y van a la guerra con ametralladoras magnetofónicas sin preguntarse hasta dónde y hasta quién pueden llegar las balas”.                

La entrevista se presenta en nuestros días como uno de los géneros más cultivados por los profesionales y seguidos por los lectores. Cuando están dotadas de calidad, se leen con gusto y con provecho. Lograr una buena entrevista no es fácil: requiere de un entrevistador capaz y un entrevistado que sea didáctico, claro, dúctil. Se necesita alguien que sepa preguntar y alguien que sepa responder.

Su frecuente ejercicio le da un engañoso efecto de naturalidad, hace pasar inadvertidas todas sus convenciones y reglas y borra la evolución que ha sufrido a través del tiempo, pues en un pasado no muy lejano la alternancia de preguntas y respuestas casi no existía.

“Un problema que presentan las entrevistas es que muchos interrogados tienen poca claridad de expresión, resultan confusos, oscuros; y tienen asimismo poca capacidad de síntesis, dan largos rodeos, no concretan”, así expresa Mario Kaplún sobre las dificultades que se pueden encontrar a la hora de elegir el entrevistado.

Las funciones en general de la entrevista que ofrece la profesora Miriam Rodríguez Betancourt en su libro Acerca de la entrevista periodística, son:

-Obtener información.

-Analizar, profundizar, esclarecer un asunto que en determinado contexto puede constituirse objetivo principal.

-Establecer y/o reafirmar un criterio, tanto desde el punto de vista del entrevistado como del entrevistador.

-Traer a colación un tema o asunto de la actualidad.

-Obtener testimonio de un aspecto de la realidad.

Para la realización de cualquier entrevista el o los periodistas, deberán realizar un trabajo de investigación previo, que les permita tener datos, información, argumentos para “enfrentarse” al entrevistado. En una entrevista buena por rigurosa y amena, por interesante y dinámica, destaca no solo la información brindada por el entrevistado, sino también lo que le aporta el entrevistador de manera indirecta.

La preparación es fundamental para lograr una buena entrevista. A veces hay que recordar una sentencia de Oriana Fallaci que dice: una pregunta tonta a un hombre inteligente, motiva una respuesta inteligente; la pregunta inteligente a un tonto, produce una contestación tonta. Si un entrevistador tonto se ajunta con un entrevistado tonto, entonces ocurre una catástrofe. Lo pero es cuando esa tontería quiere enmascararse en la erudición falsa o traída por los pelos.

La periodista Alina Perera, del diario Juventud Rebelde, cree que en este género el periodista debe estar armado de cultura, de información fresca, y hasta de intuición, para llegar con éxito al final de su empeño.

A esta sentencia ofrecida a estudiantes de Periodismo de la Universidad de La Habana, la reportera agrega: “La entrevista es un género muy difícil. Es mucho más que un buen cuestionario, pues no basta con tener a mano una lista de preguntas «profundas» e «ingeniosas». Una entrevista es la interacción de dos mundos espirituales, a veces divergentes en muchos puntos. Muchas cosas que van más allá de un cuestionario entran en juego, hasta la «química» que pueda darse, o no, entre las dos partes de la entrevista”.

Además añadió: “A veces muchas incógnitas quedan sin ser despejadas, y eso no es malo. A veces no se atisban soluciones, y eso forma parte de la realidad. Puede que una interrogante genere otras por parte del entrevistado, y que esa también sea una manera efectiva de hacernos pensar. De modo que, en mi humilde juicio, una entrevista es una aventura comunicativa que puede llevarnos a desenlaces no previstos, ni siquiera imaginados. Comparo su inicio con el acto de golpear con una fusta a un potro salvaje. Lo que suceda en los minutos siguientes —que podamos controlar o no la situación— dependerá en mucho de nuestra fuerza, capacidad, y experiencia acumulada”.  

Es preciso aclarar que mientras más urgente es la entrevista, más sencilla debe ser. Pero en la urgencia no puede quedar la justificación. Ahora podemos “googlear a la gente”, así dice una experimentada periodista de Radio Taíno, Marlene Esterellas, quien lleva 40 años en el ejercicio de la profesión y considera que lo principal es “buscar en la gente lo que no ha dicho anteriormente en los medios de comunicación, para eso hay que tener una preparación colosal y mucho oficio, hay que sacar lo más posible”.    

De acuerdo con la aseveración anterior está el periodista Hilario Rosete, de la revista mensual Alma Mater, quien dice que “contar historias es lo fundamental”. Es cierto que a todos los lectores les gusta escuchar anécdotas, leyendas, testimonios, cuentos, “chismes” y eso es lo que los atrae.

El periodista Hilario Rosete, quien también lleva once años en el ejercicio de la redacción de entrevistas, las cuales realiza con una periodicidad casi mensual, cuenta: “Realizo entrevistas temáticas, el objetivo central de éstas es conocer sobre un hecho o asunto a través de una personalidad. En mis páginas aparece el entrevistado en un segundo plano. Intento informar sobre un tema y al mismo tiempo doy a conocer la relevancia de ese persona”.

Y añade: “Para hacer buenas entrevistas hay que tener mucho oficio, experiencia. Es como el dicho que dice: cortando huevos se aprende a capar. Para lograr buenas entrevistas hay que realizar muchas, equivocarse, repetir y hacer más, eso enseña. El periodista tiene que hacer creer al lector la aparente facilidad que puede tener una entrevista. Otra cosa importante es contextualizar y saber a quién va dirigida. Se debe actuar como dice una parte del título de mi última entrevista: Vivir cual guerrero”.          

“La entrevista es una técnica basada en encuestas para la recolección de datos, implicando interacción verbal inmediata y personal”, según Eramis Bueno Sánchez, Profesor Titular de la Universidad de La Habana, en su libro Metodología de la Investigación y añade que “esta interacción incluye factores más complejos que el simple intercambio de preguntas y respuestas verbales, lo que hace que la entrevista vaya más allá de un simple proceso mecánico de recolección de datos e incorpore elementos psicológicos de la situación de la entrevista”.

Por su parte, Raúl San Miguel, jefe de Redacción del periódico El Habanero, opina en una entrevista realizada por el redactor de este trabajo: “La entrevista es el género más importante del periodismo, la herramienta fundamental de la profesión, todo proceso de información parte de ella. Lo difícil de ésta es a la hora de escribirla, pues el entrevistado manipula su expresión, se define sicológicamente, no quiere quedar mal. Entonces el entrevistador debe ser osado, en la entrevista refleja su conocimiento, la técnica a usar lo define, demuestra su capacidad para colocarse en una posición sin necesidad de interceder. Hay que tener presente que el periodista solo es un puente”. 

Las alas del periodismo

La entrevista se prepara en muchas ocasiones. Lo primero que se debe tener en cuenta es a qué intereses responde el periodista y a cuáles se subordina el entrevistado. Las preguntas se reelaboran después de hechas, pueden surgir nuevos intereses, siempre que se leen, hay algo que cambiar. En esta contienda se debe llegar a la fuente y hacer que la fuente llegue a los lectores.

Carlos Piñeiro Loredo, subdirector editorial de la revista Bohemia, cree que el talento periodístico se pone a prueba en la entrevista, y que esta no es el género más difícil, pero si el más periodístico.    

Por su parte, Rolando Pérez Betancourt, periodista del diario Granma, opina que la entrevista es capaz de expresarse por sí sola y añade que los acontecimientos se trasladan con más efectividad al lector a través de ella.

El periodista debe obtener lo que desea por medio de sagacidad y habilidad a la hora de indagar y lo demuestra sabiendo preguntar y escuchar. “Debe ser intrépido, ágil, una persona de reflejos rápidos, con un buen sistema nervioso capaz de permitirle captar la información vertiginosamente”, afirma Orlando Contreras, Premio Nacional de Periodismo José Martí.

El entrevistador es boca y ojos del que oye o lee, pues su visión debe ser objetiva. Hay que conducir al entrevistado por medio de preguntas que resulten importantes y atractivas para el lector. La preparación de éstas puede ser el factor de éxito, por eso debe cumplir con ciertos requisitos que da el texto de Jorge Halperín:

-Claridad.

-Que provoque información.

-Que se haga cargo de una demanda colectiva o que exprese las dudas de la gente si se trata de un personaje público.

-Que sea abierta (que no se responda sólo con un Sí o No).

-Que permita profundizar.

-Que consiga explicaciones.

-Que de lugar a oposiciones.

-Que busque lo nuevo.

-Que invite al personaje a usar imágenes y fantasías.

-Que seleccione lo importante.

-Que piense en lo global y en los detalles.

-Que traiga anécdotas. 

Una buena entrevista es el resultado de haber conseguido un óptimo equilibrio para acercarnos lo suficiente al sujeto, guardando, al mismo tiempo, las distancias.

No se puede perder el hilo del diálogo ni un minuto, sino la entrevista está perdida. Ninguno de los dos pueden quedar callados, el periodista debe estar preparado para los espacios en blanco de la conversación, debe estar a la delantera.   

Se recomienda NO improvisar una entrevista, claro que durante ella se pueden agregar cuántas preguntas se quieran.

Miriam Rodríguez, en su mencionado libro Acerca de la entrevista…, aconseja que una sólida retaguardia es contar con 10 buenas preguntas, unos 3 ó 4 temas diferentes y un firme y profundo conocimiento del personaje.

BIBLIOGRAFÍA:

Arco, Manuel: La Interviú. En Enciclopedia de Periodismo. Barcelona, 1966.

Gargurevich, Juan: Géneros Periodísticos. Editorial Pablo de la Torriente, La Habana, 1989, pág. 35.

Kaplún, Mario. Producción de programas de radio. El guión y la realización.  Editorial Pablo de la Torriente Brau, 2005.

López Vigil, José Ignacio: Manual urgente para radialistas apasionados. Editorial Pablo de la Torriente, La Habana, 2000. Pág., 141.

Martín Vivaldi, Gonzalo: Curso de redacción. Editorial Paraninfo, Madrid, 1969.

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Rodríguez Betancourt, Miriam: Acerca de la entrevista periodística. Editorial Pablo de la Torriente, La Habana, 2000, pág. 15.


INTERNET:

http://www.periodismo.uchile.cl/talleres/radio/entrevistaperiodistica1.ppt. Trabajo realizado por: César Contreras Manzor  Para el taller de Radio 2003. Profesor: Sergio Campos

Obregón, Javier: Preparar, escuchar y huir del lucimiento personal. Reseña a: Cantavella, Juan: Manual de la entrevista periodística. Editorial Ariel, Comunicación, Barcelona, 1996.

García Márquez, Gabriel, Sofismas de distracción. Gabo contesta a Camilo González Díaz, Vía Internet. Encontrado en:      http://www.revistacambio.com/web/interior.php?idp 49&ids 41&ida 248

Larre Borges, Ana Inés: La entrevista, un género que corta. Brecha, octubre 2000. Tomado de: http://www.lainsignia.org/2000/octubre/cul_041.htm

FUENTES DIRECTAS:

Alina Perera, periódico Juventud Rebelde.

Raúl San Miguel, jefe de redacción del periódico El Habanero.

Hilario Rosete, periodista de la revista mensual Alma Mater. 

Marlene Esterellas, periodista de Radio Taíno.

Orlando Contreras Castro, Premio Nacional de Periodismo, Radio Rebelde.

 

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