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Isla al Sur

METROSEXUALES CUBANOS FRENTE A UNA SOCIEDAD MACHISTA

METROSEXUALES CUBANOS FRENTE A UNA SOCIEDAD MACHISTA

GISELLE VICHOT CASTILLO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

La Habana.- A pesar de que el fenómeno de la metrosexualidad se ha expandido y asimilado en Cuba, aún es visto por algunos ciudadanos como algo contradictorio a lo que socialmente significa ser masculino.

Esta tendencia, iniciada en la década del 90, consiste en el cuidado excesivo de la imagen o culto hacia el cuerpo por parte del hombre, clasificado como metrosexual.

En la Isla existe un sector determinado de hombres que presentan atisbos de este modus vivendis. Sin embargo, es característico de países desarrollados.

El coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades, Julio César González Pagés, quien fuera citado por Yonnier Angulo en el artículo Metrosexualidad: supremacía o sumisión, reconoció que “en Cuba  el fenómeno no alcanzará las dimensiones que tiene en los países europeos.”

González Pagés explicó que “la causa fundamental está en que el consumo, como principal característica del fenómeno, no constituye el eje de desarrollo socio-económico cubano.”

Por otra parte, Yonnier Angulo, graduado de la Facultad de Historia de la Universidad de La Habana y miembro de la Red, analizó que la mayoría de las veces estos hombres son víctimas de su mismo sexo.

“Según el antropólogo Robert Connell, este es el caso de los hombres hegemónicos, heterosexuales que se creen con cierta superioridad  respecto a otros hombres, dígase homosexuales y metrosexuales”, reconoció Angulo.

“Este nuevo modelo de hombre contemporáneo rompe con las actitudes  heredadas del patriarcado en la sociedad cubana”, expresó Odilia Gutiérrez Guerra, profesora retirada del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona.

“Para muchos hombres resulta difícil asimilar una equidad entre ellos y quienes incorporan a sí una imagen y costumbres concebidas para el sexo contrario”, agregó Gutiérrez Guerra.

Es muy frecuente que el término metrosexual se cofunda con una determinada opción sexual.

“La metrosexualidad se ha convertido en algo normal entre nosotros los jóvenes, aunque para mí no deja de ser cosa de homosexuales”, sentenció Jorge Luis Iturbides, estudiante universitario.

Otros jóvenes como Eduardo Martínez, trabajador de la Dirección Municipal de Comercio de Alquízar, en la provincia La Habana, reconocen abiertamente la diferencia entre la homosexualidad y la metrosexualidad.

“Me gusta depilarme, arreglarme las cejas, llevo aretes y ropa ajustada y hasta ahora sigo enamorado de mi novia como el primer día”, expresó Martínez.

“Hay quienes mantienen una actitud indiferente ante cualquier tipo de comentario, pero otros prefieren no dejar dudas acerca de su preferencia sexual y su superioridad como sexo fuerte”, comentó Aniet Perdomo, estudiante de Psicopedagogía del Instituto Superior Pedagógico Rubén Martínez Villena, de Alquízar. 

A pesar de que estos hombres se apropian de rasgos considerados exclusivamente de las féminas, algunos conservan en su forma de actuar y pensar, patrones machistas.

“Aunque haya incorporado a mi imagen elementos femeninos, mi mujer tiene que respetarme y en mi casa dispongo yo”, refirió Esteban Álvarez, trabajador de la Empresa Eléctrica de San Antonio de los Baños.

Un aspecto elemental en el tema de la metrosexualidad es el legado que va dejando en las nuevas generaciones, y que amenaza a la concepción creada del verdadero “macho”.

“Es muy importante velar por la  presencia de quién tiene frente al aula nuestros hijos”, expresó Joel Ávila Abreu, padre de uno de los pioneros del seminternado “Forjadores del Futuro”, en Alquízar.

“En nosotros está la responsabilidad de que los educandos reciban el mismo o mejor ejemplo que en sus casas, pero a veces lo que ven en las calles no favorece nuestro accionar”, puntualizó Marisela Laserie, directora del la escuela primaria “Forjadores del Futuro”.

Aunque algunos se aferren a darle un significado incorrecto, el fenómeno no es más que el derecho que tiene cada quien de cuidar su aspecto.

“La metrosexualidad no es una enfermedad, sino un comportamiento que puede estar asociado tanto a la moda como a la música”, expresó Odilia Gutiérrez.   


 

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