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Isla al Sur

EL AGUA DEL COCO

EL AGUA DEL COCO

José Antonio Arrechavaleta es víctima de la injusticia: pocos de los nuevos amigos le creen cuando habla de su experiencia como remero y los lauros en diferentes eventos internacionales.

Texto y foto:
JAVIER MONTENEGRO NARANJO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Hace seis años mi madre trabaja con José Antonio Arrechavaleta en la TRD de Guanajay. Cuando ella se enteró de que “Coco”, sobrenombre de José, había obtenido dos medallas de plata en los Panamericanos Habana’91, no lo creyó. Tampoco yo, cuando me lo dijo. Muy alto y muy delgado, su biotipo de atleta se asemeja más al de un basquetbolista o voleibolista.

Es modesto, y por eso también pensé que era una broma lo de la doble presea plateada. Finalmente, nos convenció con un recorte de periódico donde lo entrevistaban al finalizar los Panamericanos Habana‘91.

Pero mi madre y yo no fuimos los únicos en dudar. “En ocasiones muchos no me creen, porque no conciben el físico mío con el de un remero, se pueden tener resultados sin la complexión tradicional, pues un atleta de remo necesita coordinación, elasticidad y ritmo, y eso lo tengo”, explica José al hablar de las cualidades de quien practica este deporte.

Siempre está sonriente, es difícil verlo enojar con sus compañeros; ninguno de los problemas que puedan surgir en la tienda le cambian el humor: “Forma parte de mi carácter, no suelo molestarme con facilidad”.

El mote le vino por dejar solamente la cabeza fuera del agua siempre que se bañaba en la playa: “Al principio era Coco Seco, lo que se quedó Coco y así me conocen en todos los lugares desde pequeño”.

Comenzó en el remo a los 15 años; al terminar el noveno grado iba a cursar el preuniversitario en el campo, pero llegaron unos entrenadores y les hablaron a los estudiantes del deporte, les mostraron fotos  y “fui escogido por el tamaño; también le huía a la escuela al campo”.

Después de pasar por la EIDE de Santa Clara -su provincia natal y donde obtuvo buenos resultados-, comenzó en la Escuela Nacional de Remo en 1989 (en aquel entonces en Varadero) y luego en la presa La Coronela, centro de entrenamiento del Equipo Nacional, hasta el 2000.

Acompañado de unas extremidades que asemejan más a un remo que a brazos, me contó cómo los preparadores del equipo Cuba no tuvieron al principio mucha confianza en sus posibilidades, pues necesitó ganar 26 competencias nacionales para ser llamado a sus filas.

Él le agradece especialmente a Juan Carlos Hernández, uno de los entrenadores, quien un día les dijo a sus entrenadores: “¡Tráiganme al Coco que vamos a ganar una medalla en los Panamericanos!” No podía estar más acertado.

Obtuvo las medallas de plata en el doble y en el cuatro sin timonel, sobre las aguas de la presa La Coronela: “Estas medallas marcaron pautas en mi vida deportiva, porque fue la primera competencia de envergadura con apenas 21 años”.

Luego de ganar los Panamericanos Habana’91, comenzó un compromiso con el deporte, con el pueblo, con su familia y consigo mismo; debió seguir preparándose con mayor dedicación y disciplina, con el objetivo de acometer nuevos retos y lograr resultados al más alto nivel. Consiguió la medalla de oro en los Centroamericanos Ponce’93. 

“En mi natal Corralillo todos me recuerdan como el deportista que puso bien alto el prestigio del municipio, la provincia y pueblo de Cuba”, dice Coco al hablar de sus coterráneos, quienes a pesar de los años no olvidan al doble medallista panamericano y cada vez que vuelve a su pueblo es bien recibido.

-¿Cómo terminaste viviendo en Guanajay?

En 1996, cuando entrenaba en La Coronela, conocí una muchacha del municipio de Guanajay, nos casamos y al retirarme del deporte activo, me quedé a vivir aquí. Tenemos dos hijas y todo va de lo mejor.

Se retiró en el año 2000, tras participar también en los Panamericanos Mar del Plata’95 y Winnipeg’99. Compitió en los Centroamericanos México’90, Ponce’93 y Maracaibo’98. Muchos amigos coinciden en que se fue del deporte siendo joven; otros, que lo hizo en el momento preciso.

Después de retirarse del deporte activo comenzó a trabajar en TRD Caribe, donde aún labora: “Al principio sentía nostalgia de tantos años en esos ajetreos, pero cada vez que puedo voy a ver competencias, converso con mis entrenadores y gracias a eso no me he desvinculado totalmente del deporte. No me pierdo una competencia de remo en la presa La Coronela”.

Con nuevos amigos, su vida transcurre tranquila como gerente adjunto de la tienda de Guanjay. Muchas veces cuando lo mortifican o le rectifican cualquier cosa, dice en tono de broma que le deben más respeto, pues él tiene 18 grado, y el resto solo tiene 17, debido a que antes la licenciatura en Educación Física se hacía en seis años.

Coco es un gran amante del deporte en general, no solo del remo. Él está presente en cualquier discusión de ese tipo que haya entre los trabajadores de la tienda. En la pasada final de la Serie Nacional de Beisbol, era el único seguidor de Villa Clara en su centro laboral, y no dejó de animar a Los Naranjas, “aunque viva aquí, sigo siendo villaclareño por dentro”.

En su opinión, Cuba no está en un buen momento en el deporte, debido al bloqueo norteamericano y a la crisis económica mundial, pues “a pesar del esfuerzo realizado por nuestro país por llevarlo adelante, se necesitan recursos para lograr la masividad a lo largo de toda Cuba”.

-¿Qué actitud cree usted

necesaria para un deportista?

La disciplina, dedicación y sentido de pertenencia son actitudes con las cuales no solo en el deporte se logran resultados. Si se siguen esas pautas, el camino es más llano, aunque esforzado, y los resultados llegan con seguridad. Por eso forman parte de mí día a día.

-Si fuese a revivir un momento

de su vida de atleta, ¿cuál sería?

Recuerdo casi todos los momentos de mi vida de deportista, desde mis inicios en los Juegos Escolares hasta los eventos internacionales, pero para mí el más importante fue en la Isla, cuando en los juegos Panamericanos Habana’91 el Comandante en Jefe Fidel Castro me colgó la primera medalla de plata, foto que guardo con gran cariño.

Ficha técnica:

Objetivo central: Conocer a José A. Arrechavaleta, y rescatar su figura como deportista.

Objetivos colaterales: Demostrar que la fama es efímera, investigar cómo fue su carrera deportiva y conocer su opinión del deporte en Cuba.

Tipo de entrevista:
Por los participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Encuentro directo.

Tipo de título: Llamativo.
Tipo de entrada: Evocativa.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de preguntas: 1) Directa. 2) Directa. 3) Directa.
Tipo de conclusiones: De opinión o comentario del entrevistado.
Fuentes consultadas: Entrevistado. Fuente directa.

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