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Isla al Sur

MACHISMO EN CUBA: ¿EN EL HOGAR O EL PENSAMIENTO?

MACHISMO EN CUBA: ¿EN EL HOGAR O EL PENSAMIENTO?

GLORIADELYS WRIGHT,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

La Habana- La redistribución del trabajo doméstico en Cuba se impondrá por el creciente avance de la mujer en el espacio público, aunque todavía hoy prevalezca en el hogar un  machismo que imposibilita una vida familiar equitativa.

Las estadísticas apoyan la tendencia. Si en 1953 las mujeres eran el 14 por ciento de los jefes de hogar; en el Censo de Población de 1981 esta cifra se elevó al 28 por ciento y en el de 2002 ya alcanzaba el 40,6.

Tradicionalmente los juegos para las niñas son la muñeca, la cocinita y la escoba. Mientras que para ellos es la espada, la pelota y el taller. La familia educa así, desde la infancia, para los diferentes roles sociales que desempeñarán en el futuro.

Es notable en los distintos sexos, por la formación recibida,  la concepción: la mujer es más débil y el hombre debe ser preparado para tomar decisiones, afrontar riesgos y dominar las situaciones en el transcurso de la vida.

En un sondeo realizado para este trabajo, más de cuatro parejas escogidas identificaron a ambos miembros como jefes de la casa. El 63,6 por ciento de los hombres y el 66,2 por ciento de las mujeres consideraron que las decisiones más importantes en su familia las toman en conjunto.

En una entrevista realizada a una víctima del machismo, contó que desde el inicio de compartir matrimonio con el llamado "amor de su vida" no encontró la felicidad, nunca esperó que luego de cuatro años de novios se sintiera devaluada durante tres décadas.

"De todo me encargaba yo, era la esclava perfecta del siglo XX, hasta el punto de que mis hijos no me respetaban, no aguanté más, me independicé, los tiempos cambian y yo también cambié", comentó Carmen.

Hoy día está divorciada, mantiene una comunicación aceptable y respetuosa con quien fuera su único amor, " desde lejos todo es más bonito" dice la entrevistada. Hay un proceso de reordenamiento en la familia hacia la jefatura femenina y una reestructuración de las relaciones de poder.

"La mujer ha mantenido sus tareas tradicionales y ha asumido otras nuevas directamente relacionadas con el control del hogar. Hay un evidente empoderamiento femenino que se manifiesta de diferentes maneras: mantiene el liderazgo emocional, media en los conflictos familiares, aplaca los malos ánimos, conversa en privado. Ese es un rol atribuido desde lo cultural, pero como la mujer ha alcanzado mayor nivel educacional, ahora lo hace mejor", declaró la doctora Patricia Arés Muzio, experta en temas de familia de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana.

Al mal llamado sexo débil  se le asigna un papel de liderazgo creciente al frente del hogar, ya sea como esposas o madres, de manera conjunta, con cargas y responsabilidades compartidas. "Lo ideal es que en la casa debe haber igualdad, conllevar las tareas hombre y mujer", afirmó Maritza Gómez, modista habanera de 68 años.

Juan Carlos Alfonso Fraga, director del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la ONE, argumenta que Cuba enseña una peculiaridad: el 34,6 por ciento de los esposos está reconociendo la jefatura femenina.

Sin embargo, algunas aceptaron al hombre como figura principal. "En la familia, por lo menos en la mía, mi esposo manda un poquito más. A veces mis opiniones, siempre que son positivas, son válidas", declaró Vivian, recepcionista de 44 años.

Investigación realizada por el CENESEX en el 2004 con familias completas, constató que en 59,4 por ciento de las estudiadas existía un modelo «desigual» de distribución de tareas domésticas, donde la mujer deviene responsable máxima de las obligaciones. Además, mostró que en las familias donde la mujer es ama de casa predomina el modelo tradicional de distribución de tareas domésticas, en contraposición con las de mujeres trabajadoras asalariadas.

La investigación realizada por la revista Bohemia en enero de 2010 indicó no solo que las mujeres han tomado las riendas en muchos hogares sino que también hay una creciente aceptación de esa tendencia por parte de los hombres entrevistados, más marcada en las ciudades que en el campo, aunque algunos lo reconocieron a regañadientes.

Cocinan, lavan, van de compras al mercado, intervienen en la educación de los hijos. "Y lo hago sin esconderme detrás de la puerta para que no me vean", dijo orgulloso Alfonsino Rodríguez, agricultor residente en la provincia de Ciego de Ávila.

"Con la aprobación en nuestro país, en 1975, del Código de Familia se ponían en blanco y negro las igualdades entre hombres y mujeres, pero una cosa es lo escrito y otra la realidad porque, sobre todo, persisten en Ciudad de La Habana, burlas femeninas a cuenta de hombres que se creen jefes de la familia", señaló Clotilde Proveyer, especialista en estudios sobre violencia en Cuba.

Aunque han transcurrido 35 años desde aquel ocho de marzo en que se aprobó la legislación, aún existe en muchos hogares la férrea división del trabajo que marca tareas para uno y otro sexo, siendo las mujeres las responsables en gran medida de sobrellevar esa conducta machista de generación en generación.

En Cuba el machismo se ha erosionado, y cada vez hay una mayor proporción de mujeres y hombres que conciben relaciones más igualitarias y menos jerarquizadas, más bien compartidas.

"La familia se verá como un espacio de liderazgos múltiples, liderazgos reemplazables. Si yo no puedo, tú te ocupas. Se van alternando las riendas de esa manera. Nuestra aspiración está en el camino hacia ese reequilibrio", declaró la doctora Patricia Arés Muzio.

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