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CONFLICTO DE GÉNEROS

CONFLICTO DE GÉNEROS

Federico Campbell, profesor mexicano, asevera: “En las últimas décadas del siglo XX, hacia 1967 por ejemplo, cuando Truman Capote publica A sangre fría (una novela sin “ficción”), empieza a sentirse cierta incomodidad en los periodistas norteamericanos como Tom Wolfe que estaban hartos de las convenciones de la objetividad y la imparcialidad tradicionales y, a partir de entonces, los llamados géneros pasaron a fundirse y a confundirse”.

YOEL RODRÍGUEZ TEJEDA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

El periodista es un representante de la sociedad. Dentro de sus funciones se encuentra la de situar al público de cara a la realidad que lo rodea, dándole a conocer noticias de interés social. Para lograr su propósito, debe ser objetivo y ofrecer esa información con la mayor imparcialidad posible, pero, ¿hasta qué punto es así?

Según Ricardo Ronquillo, subdirector de Juventud Rebelde, “la objetividad y la imparcialidad dependen de diversos factores entre los que se encuentran los ideológicos, la formación del periodista, la sociedad en la cual vive, los intereses del gobierno por el cual responde y otros; si no, todos los medios tuvieran la misma opinión”.

Está planteando así el conflicto de objetividad-imparcialidad entre el deber ser y la expresión real del mismo. A juicio de Iraida Calzadilla, profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, el periodista pose en su ideología profesional la visión de objetividad e imparcialidad en tanto apego a la veracidad de los hechos tal y como ocurrieron, a su comprobabilidad, su remisión a fuentes y credibilidad. Sin embargo, siempre serán construidos los acontecimientos desde la subjetividad-parcialidad, pues pasan por un sujeto constructor que no puede despojarse de su ideología, cultura, intereses y motivaciones.

En esta profesión los trabajos realizados se dividen en los llamados géneros periodísticos, los cuales permiten una mejor comprensión al público acerca de un hecho determinado. Como suscribe el teórico Juan Gargurevich en su libro Géneros Periodísticos: “Esos son los géneros periodísticos: formas que busca el periodista para expresarse, debiendo hacerlo de modo diferente, según la circunstancia de la noticia, su interés y, sobre todo, el propósito de su publicación.”

El profesor mexicano Federico Campbell plantea que “en las últimas décadas del siglo XX, hacia 1967 por ejemplo, cuando Truman Capote publica A sangre fría (una novela sin “ficción”), empieza a sentirse cierta incomodidad en los periodistas norteamericanos como Tom Wolfe que estaban hartos de las convenciones de la objetividad y la imparcialidad tradicionales y, a partir de entonces, los llamados géneros pasaron a fundirse y a confundirse”.

El periodista Raúl Peñaranda comenta acerca de esta particular forma de escribir: “En la década del 60 surgió lo que se ha venido en denominar nuevo periodismo y que es difícil de definir como género periodístico por sus evidentes relaciones con la literatura… su impacto e influencia fue inmensa primero en Estados Unidos y luego en el resto del mundo occidental, porque ayudó a liberar más las formas de redacción periodísticas”.

Según lo planteado por Federico Campbell, el nuevo periodismo nace a partir de la inconformidad de periodistas norteamericanos con los antiguos conceptos de objetividad e imparcialidad, los cuales ya venían en detrimento.

En el libro Manual de Periodismo, Carlos Marín y Vicente Leñero concuerdan en que los géneros pueden fundirse sin perder su objetivo: “Lejos de constituir compartimentos estancos, los géneros periodísticos se entremezclan y aun llegan a enriquecerse con elementos formales de otras disciplinas (cuento, ensayo, novela). Sin embargo, siempre es posible determinar el género predominante en cada texto periodístico”.

Miriam Rodríguez Betancourt en su artículo Géneros periodísticos: para arropar su hibridez, concuerda en que “la clasificación de los géneros es hoy día muy amplia, tanto por géneros como por sub-géneros, pero, en general, en cualquier tipología al uso, más allá de las diferencias clasificatorias, se parte del esquema hechos-opinión según lo cual en el área factual no cabría la interpretación, la opinión del periodista, como si fuera posible reducir la información a un mero acto de trasmisión neutra carente de intencionalidad”.

Marina Menéndez, periodista del Juventud Rebelde, coincide con lo anteriormente planteado al decir que “algunos géneros, como los de opinión, no requieren de la imparcialidad del periodista, sino del punto de vista del hecho, de acuerdo con su ideología. La imparcialidad no existe en ninguna parte. Todo responde a la postura con que se vea el hecho. Uno siempre está de un lado o de otro de las cosas”.

El hecho de mostrar los valores o criticar de manera constructiva los errores que existan en el país, no significa que no seamos objetivos e imparciales, todo lo contrario. Con solamente escribir acerca de lo que sucede, ya muestra la verdad al público y esa es la principal meta a seguir si queremos llegar a realizar un buen periodismo.

Bibliografía:

Gargurevich, Juan: Géneros Periodísticos. Editorial Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 1989. Página XVII.

Marín, Carlos y Leñero, Vicente: Manual de periodismo. Editorial Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 1990. Página 29.

Navia Jordán, Rouslyn: Libertad de expresión, objetividad e imparcialidad periodísticas (I). Publicado en www.giron.co.cu/Artículo 

Peñaranda, Raúl: Géneros periodí¬sticos: ¿Qué son y para qué sirven? Publicado en http://www.ecotunero.cu/index.php Consultado: 26 de octubre de 2009.

Rodríguez Betancourt, Miriam: Estudios sobre el mensaje periodístico. Servicio de Publicaciones de la Universidad Complutense, Madrid 2004, vol. 10. Página 319-328.


 

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