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Isla al Sur

PROFESOR DE TREINTA AÑOS… DE EXPERIENCIA

PROFESOR DE TREINTA AÑOS… DE EXPERIENCIA

Alexis Almaguer Zayas ha dedicado su vida a la docencia. En el aniversario 45 de la creación del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, cuenta cómo transcurrieron sus años en la labor desempeñada.

Texto y foto:
JAVIER MONTENEGRO NARANJO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Después de llegar a Ciudad Escolar Libertad, comencé a buscar al licenciado en Ciencias Pedagógicas Alexis Almaguer Zayas. “El profe de Matemáticas está impartiendo clases por allá”, esa fue la primera pista de su paradero, y al llegar al lugar indicado, me enviaron a otro, y luego a otro. Al fin di con él en el horario del mediodía. “Discúlpame, me compliqué un poco”, dijo al saludarme. Nos dirigimos a su oficina, e intrigado, le pregunté si no iba a almorzar. “No te preocupes -comentó mientras miraba el reloj-, queda tiempo y nosotros los matemáticos hablamos poco”. Por suerte, no fue así.

Almaguer se incorporó en el año 1972 al primer contingente del destacamento Manuel Ascunce Domench, constituido como parte del Plan de Formación de Profesores de la Educación General Media con la responsabilidad de adiestrar los pedagogos necesarios en el país. Hoy, más de treinta años después, funge de Presidente de la Comisión de Matemática del municipio Marianao, la cual atiende todas las enseñanzas: primaria, secundaria, enseñanza Técnica Profesional y educación de adultos. Además, es responsable en esta misma comisión de la asignatura en secundaria básica.

-¿Qué significado tiene

la pedagogía en su vida?

Mi vida prácticamente es la pedagogía. Siempre me he mantenido trabajando como educador y realmente puedo decir que la profesión me marcó.

-¿Siempre pensó dar clases?

Yo no tenía la intención de ser pedagogo. Pensaba ser arquitecto porque en la cuadra donde vivía había uno, entonces todo el mundo hablaba de él, y me sentía atraído por esa profesión.

-¿Por qué dio el paso al

frente para ser educador?

Por necesidades de la Educación y la falta de profesores en los años 70 del pasado siglo. A raíz de la explosión de matrícula en el nivel medio, se solicitó la incorporación de los jóvenes de décimo grado al Destacamento para poder suplir la ausencia de los maestros. Desde ese momento estoy aquí.

-¿Por qué escogió la Matemática

dentro de la pedagogía?

Es una contradicción porque en la secundaria era monitor de Educación Laboral, pero siempre me gustó mucho la Matemática. Tenía una profesora excelente y tuve buenas relaciones con ella; en décimo grado, había un matemático, José Miguel Torriente, muy ocurrente y hacía que a los estudiantes les gustara la asignatura. Tenía iniciativa; yo, sin querer, lo estuve imitando por muchos años. Al final me incliné por la Matemática porque tenía admirables profesores y me gustaba.

-Al graduarse, ¿dónde

realizó el servicio social?

Fui a cumplirlo a una filial del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, en la Isla de la Juventud, la unidad docente Carlos Manuel de Céspedes. Trabajé con los estudiantes de tercero, cuarto y quinto años de la carrera y en un curso para trabajadores en formación de maestros.

-Y después…

Al terminar el servicio social me incorporé al Pedagógico, pero fui ubicado en una filial que tenían en Batabanó y ahí estuve el curso 79-80. Al año siguiente me trasladaron para la filial Juana María Docto, de Güira de Melena, donde trabajé como subdirector docente. Ese año fue la graduación del quinto contingente del Destacamento Pedagógico. Me quedé allí como director tres cursos y definitivamente en 1984 vine para Ciudad Escolar Libertad.

-Usted también ha viajado por

cuestiones de trabajo, ¿cuántas

misiones internacionalistas cumplió?

Dos. La primera fue en Nicaragua. Estuve un curso en la docencia de pregrado y postgrado, con estudiantes y profesores a la vez, una experiencia muy positiva en la UNAM, la Universidad Nacional Autónoma de Managua. La segunda misión en el exterior fue en el año 2000, cuatro meses en Guinea Ecuatorial. Trabajamos en esa ocasión en la formación de maestros.

-¿Qué recuerdos de esas experiencias?

Tanto en Nicaragua como en Guinea Ecuatorial aprecié la situación de extrema pobreza. En Nicaragua veía a los niños de ocho o nueve años vendiendo ciruelas en la calle, sin poder ir a la escuela, para ayudar a la madre a sostener económicamente a la familia. Y en Guinea el subdesarrollo era muy grande. Allí la aspiración de gran parte de la población era poder resolver diariamente la comida.

Hay una anécdota. En Guinea, teníamos un vecino de 18 años, y todas las tardes se sentaba a hablar con los cubanos. Dejamos de verlo por un tiempo, pero al cabo de la semana volvió a aparecer y le preguntamos dónde había estado.

Nos explicó con lágrimas en los ojos que la hija menor de su hermana había fallecido de paludismo, porque al llegar al hospital con ella, de dos años de edad, la mujer había olvidado la cartera, y el doctor no la  atendió por no pagar la consulta. Regresó en busca del dinero y en el viaje la niña murió.

-¿Cómo se vincula a la formación de

Profesores Generales Integrales (PGI)?

Durante el curso escolar 2002-2003, la experiencia de Los Cien Valientes se extendió a todo el país. En la Escuela Formadora de Maestros Salvador Allende se hizo un concentrado de 5 000 estudiantes. Hicieron un llamado para integrar el claustro de los pedagogos que se encargarían de formar a esos estudiantes. A partir de ese momento comencé a trabajar con los cursos emergentes, con los profesores generales integrales de secundaria básica.

-¿Qué es la experiencia de Los Cien Valientes?

En el año 2000, al culminar el bachillerato, más de cien jóvenes se incorporaron al proyecto Los Cien Valientes. Aquel verano, ellos recibieron una intensa preparación en el Centro de Convenciones Pedagógicas de Cojímar, en el municipio de La Habana del Este. El 2 de diciembre de ese año, según las aptitudes demostradas, un grupo comenzó a impartir clases, otro se incorporó a las aulas como investigadores, y un tercer conjunto de estudiantes continuó recibiendo instrucción. En el 2001 la experiencia se extendió a todo el país.

-¿Están preparados realmente

los PGI para ser profesores?

¿El que está en formación en estos

momentos, es el personal ideal?

Hoy el personal que entra a la formación de profesores tiene determinadas insuficiencias, y muchas veces no posee las condiciones mínimas para serlo.

-¿No existen requisitos para

ingresar en las carreras pedagógicas?

Los requisitos deben ser cambiados. Debemos repensar algunas medidas de índole nacional y a nivel ministerial para propiciar la motivación de los jóvenes por las carreras pedagógicas.

Hoy esa motivación no existe, y muchos de los estudiantes que entran a esta profesión presentan dificultades de algún tipo. No obstante, debemos valorar las bases de ingreso a las carreras pedagógicas porque las personas encargadas de formar a la juventud  deben tener todas las condiciones para ello.

-Como usted dijo, el país tiene necesidad

de profesores. ¿A qué atribuye la escasez

de estos y el desinterés hacia

las carreras pedagógicas?

Hay muchos intereses de por medio y la Revolución pasó por un periodo especial que tuvo sus incidencias y afectaciones en todas las esferas de la sociedad y una de ellas es la educación. Hubo mucho éxodo de profesores, por situaciones económicas y el reconocimiento a ellos ha sido disminuido por distintas razones.

-¿Cómo percibe la pedagogía

cubana en estos momentos?

Pasa por un momento difícil, porque hay mucho personal en formación y debemos hacer un esfuerzo grande, por la importancia para las futuras generaciones.

El trabajo pedagógico se debe perfeccionar y hoy se requiere del esfuerzo de los que tienen cierta formación para contribuir con ese propósito. Por eso es tan importante que los pedagogos de más experiencias nos mantengamos para contribuir con los nuevos a que logren los requisitos y continúen con la obra de nuestro país.

-Volviendo a usted, ¿ha pensado dedicarse

a otra área fuera de la pedagogía?

Si me fuera a guiar por exhortaciones de otras personas y de familiares, hace rato lo hubiera dejado. Yo me incorporé al destacamento pedagógico porque había necesidad de profesores. Entonces hoy, en la educación hay más necesidad de maestros. Por mucho que escuche a quienes respeto, sería irracional dejar la docencia en busca de otras profesiones.

-¿Alguna experiencia en particular

en su vida de pedagogo?

Dentro de tantos años de trabajo hay muchas situaciones de grato recuerdo. Lo más significativo es cuando me encuentro con alumnos míos en distintos momentos de mi vida profesional, y me recuerdan. A veces yo no los recuerdos, y ellos a mi sí. Constituye un  gran estímulo.

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Rostros del Varona, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario 45 de la casa de altos estudios pedagógicos.

Ficha Técnica:

Objetivo central: Dar a conocer la labor y opinión de este profesor del Pedagógico Varona.

Objetivos colaterales: Abordar aspectos de su labor pedagógica, su opinión acerca de los PGI.

Tipo de entrevista
Por los participantes: Individual.
Por su forma: Clásica. Preguntas y respuestas.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Encuentro directo.

Tipo de título: Referente al tema.
Tipo de entrada: De peripecia.
Tipo de cuerpo: Preguntas y respuestas.
Tipo de preguntas: 1-Directa. 2-Directa. 3-Informativa. 4-Informativa. 5-Informativa. 6-Informativa. 7-Informativa. 8-Cerrada. 9-Directa. 10-Informativa. 11-Abierta. 12-Informativa. 13-Directa. 14-Informativa. 15-Abierta. 16-Directa. 17-Abierta. 18-Abierta.
Tipo de conclusiones: De comentario del entrevistado.

Fuentes consultadas: Currículo del entrevistado. Documental.

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