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Isla al Sur

“A LOS ALUMNOS, COMO A LOS HIJOS, NO SE LES PUEDE DAR TODO”

“A LOS ALUMNOS, COMO A LOS HIJOS, NO SE LES PUEDE DAR TODO”

Confesiones de Wildo Baró, vicerrector de Investigación y Postgrado del Varona, maestro que comenzó alfabetizando y hoy forma valientes.

Texto y foto:
LAURA PRADA ARIAS,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Cumplía doce años el mismo día que debía partir hacia Baracoa a alfabetizar. Como su madre lo veía pequeño para una aventura tan grande, no le quiso firmar la autorización. En el momento oportuno apareció el padre y dio el consentimiento, así fue como Wildo Baró dejó de ser un niño y se convirtió en adulto.

“En Baracoa estaba en un lugar llamado Las Guabas. Tenía la misión de alfabetizar a dos mujeres, la dueña de la casa donde me debía quedar y a una vecina, ambas amas de casa.

“La familia era humilde y cuando se enteraron que iba otro muchacho para allá, dijeron que no me podían atender, pues tenían cinco hijos, unos contemporáneos conmigo y otros más pequeños.”

Por suerte para el joven brigadista, no todo estuvo perdido. Cerca de la casa donde alfabetizaba había una batería de morteros del Ejército Rebelde y, gracias a ellos, no le faltó comida y compañía durante ese tiempo y, además, aprendió a utilizar las armas.

“Todo lo que hablaba entonces era sobre la Revolución, de Fidel. Hice guardia voluntaria junto a los demás combatientes, que eran jóvenes también, y por eso tuvieron una influencia decisiva en mí.

“Estando en Baracoa, fue asesinado Manuel Ascunce, en el Escambray. Se tomaron medidas de seguridad con nosotros, pues no se sabía lo que podía pasar. De todo esto me doy cuenta ahora cuando lo miro desde la distancia, porque en ese momento lo tomábamos bastante a la ligera.”

La Revolución estaba preparando un plan de becas para que aquellos jóvenes continuaran sus estudios: “Veníamos en un tren cañero desde Guantánamo. Fueron cuatro días casi sin dormir. Por todos los pueblos que pasábamos había orquestas tocando, la gente venía a saludarnos. Cuando llegamos a La Habana el recibimiento fue apoteósico. En las calles se veían las caras de alegría provocadas por el reencuentro, después de tantos meses.”

El 22 de diciembre de 1961, en la Plaza de la Revolución, Cuba fue proclamada Territorio Libre de Analfabetismo. Desde entonces, esa fecha ha sido considerada como el Día del Educador cubano.

“Ese día se utilizó por primera vez la frase...’Fidel, Fidel, dinos qué otra cosa tenemos que hacer’… A lo que Fidel nos respondió: ‘Ahora lo que tienen que hacer es estudiar’, ese momento fue inolvidable.”

Comenzó sus estudios preuniversitarios en la escuela Karl Marx, porque quería ser aviador. Pero el 3 de julio de 1964, recién inaugurado el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona (ISPEJV), envió una convocatoria para todos los jóvenes del país.

“Entré con 16 años. Solo existía la Sección Básica para la Formación de Profesores de Secundaria Básica y Superior. Aunque era una Universidad, nuestro título fue de Técnico Medio y Profesor de Secundaria Básica en distintas especialidades, en mi caso seleccioné Matemática y Enseñanza Politécnica. Esta última, pasó a llamarse después Educación Laboral.”

Baró ha estado toda su vida vinculado al Varona, desde su fundación. Aquí se hizo doctor en Ciencias Pedagógicas, presentando un Modelo para Mejorar el Pensar Técnico, además de impartir clases en casi todos los niveles de enseñanza de pregrado y postgrado.

Hoy se desempeña como vicerrector de investigación y postgrado, atendiendo principalmente a maestrantes y doctorantes: “El Pedagógico, es todo para mí. He tenido la oportunidad de vivir junto a él sus modificaciones y ajustes, además de ser uno de los bastiones en la defensa de la Revolución. Aquí me enseñaron a ser maestro y a fortalecer mi educación.

“La disciplina y la exigencia siempre han sido muy rigurosas. Cuando comencé a estudiar teníamos muchas asignaturas, los planes de estudio eran extensos y las clases por semestres como hoy, pero con la diferencia de que no existía el examen extraordinario.”

La educación en Cuba ha vivido momentos gratificantes a lo largo de la historia. Unos de ellos fue cuando, en 1978, se fundó el Destacamento Pedagógico Ernesto Che Guevara, con el propósito de llevar a Angola maestros para restablecer la enseñanza.

“En el Instituto fueron seleccionados varios profesores y a uno de esos compañeros se le presentó un problema y no pudo ir, entonces fui en su lugar.  Tenía 29 años, allá cumplí los 30, acababa de ingresar a las filas del Partido.

“Al principio era solo temporal, pero a medida que pasó el tiempo, comenzaron a darme responsabilidades y cuando llegó la hora de retornar dijeron que no, porque era uno de los Profesores Guías  del grupo que estaba en Kwanza Norte y, además, conocía bien a los alumnos.”

En Angola las condiciones de trabajo eran difíciles, la guerra recién terminaba y todavía quedaban lugares donde la tensión era grande. Hubo momentos en los que Wildo tuvo que mantenerse muy firme y no dejar escapar sus emociones, porque los alumnos lo necesitaban para desahogarse.

En la misión había 732 estudiantes de  entre 17 y 19 años, de todos los pedagógicos del país y la mayoría mujeres. En esa etapa salió a relucir una frase que hoy no es agradable, y tampoco lo era entonces: “el raja’o”.

“Esa fue una de las cosas más significativas del Destacamento Pedagógico, nadie se “rajó”, aunque se llorara, sintiera nostalgia o no se pudiera salir por restricciones de seguridad.”

Entre el año 2000 y el 2001, por solicitud del Ministerio de Educación, Baró trabajó junto a otros 24 profesores en la preparación del programa de clases del primer grupo de Profesores Generales Integrales (PGI), los llamados Valientes, sin saber que la persona que en realidad estaba dirigiendo el proyecto era el Comandante Fidel.

“Hace unos años el país sufre un déficit de maestros, principalmente en las escuelas secundarias. Pienso que se debe a la falta de vocación en los jóvenes, pero es algo que también se forma. No puede gustarte algo que nunca has hecho y no lo conoces hasta estar dentro de ello.

“Esos muchachos vinieron a resolver un gran problema, nos habíamos quedado sin profesores para la enseñanza secundaria, pero no fue solo en Cuba, también a nivel mundial.

“Hoy las aulas que están abiertas se debe a la presencia de ellos. El problema de la falta de maestros ha afectado sobre todo aquí en la capital. Hemos tenido que traer PGI de otras provincias para poder cubrir la falta. Entonces eso crea otro conflicto, es que hay que estarlos relevando cada cierto tiempo.

“También aquí nos enfrentamos a una contradicción muy grande, las familias quieren que sus hijos tengan buenos profesores, pero no quieren que sus hijos lo sean. Otro de los problemas es que existen carreras ‘más interesantes’ para los jóvenes, no existe una conciencia a nivel de población a la hora de estudiar para PGI.”

Ha realizado numerosas publicaciones de artículos en revistas como el que publicó Juventud Técnica, llamado Banqueta Escalera, y un libro sobre La Educación Laboral en Cuba. Fundamentos y alternativas.

Ostenta la Medalla de la Alfabetización, de Fundador del ISPEJV, la Distinción por la Educación Cubana y la Medalla 30 Aniversario del Varona.

-¿Cómo se imagina dentro de unos años?

Con el tiempo se va adquiriendo conciencia de lo que uno sabe y lo que falta por hacer. Cuando uno es joven pretende saber mucho, pero al pasar el tiempo notas que han ido quedando lagunas.

Ya cumplí 60 años y legalmente puedo jubilarme, pero ni remotamente he pensado hacer eso, porque mientas esté en posibilidades físicas y, sobre todo mentales, seguiré trabajando en la docencia.

Pienso que sería dañino alejarme de pronto de la educación. Porque si me jubilo ahora, ¿qué hago?, sentarme en la esquina a ver pasar el día; no me siento tan viejo para eso. No me concibo buscando el periódico por las mañanas.

El instituto ha dejado huellas en la vida de Wildo. Aquí conoció a su esposa, en la época de estudiantes, ella comparte su amor por el magisterio, aunque no lo ejerce en la actualidad.

“Para un maestro el reto es constante, la vida coloca a las personas en situaciones siempre diferentes. Creo, desde la experiencia de la docencia, que para formar bien, a los alumnos, como a los hijos, no se les puede dar todo.

“Como educador, nunca he dado una clases igual a la otra, aunque esté cinco años impartiendo la misma asignatura, siempre tiene que ser distinta. El trabajo del maestro requiere fe en el futuro y paciencia. Es más que un modo de vida. En los años más duros del país hubo profesores que se acobardaron y decidieron abandonar su profesión. Yo no me concibo fuera de este Instituto, es parte de mi vida, aquí está mi fe.”

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Rostros del Varona, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario 45 de la casa de altos estudios pedagógicos.

FICHA TÉCNICA:

Objetivo central: Entrevistar a Wildo Baró, fudador del Pedagógico. Actualmente trabaja en la vicerrectoria de investigación y postgrado.

Objetivos colaterales: Conocer su vinculación con los tres grandes momentos de la educación cubana y cómo participó en ellos.

Tipo de entrevista:
Por los participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal por el que se obtuvo: Vía directa.

Tipo de titulo: De referencia al tema.
Tipo de entrada: De anécdota.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de conclusión: De opinión o cometario del entrevistado.

Fuentes consultadas: Currículo del profesor.

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