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Isla al Sur

EL PLACER DE PINTAR

EL PLACER DE PINTAR

El paisajista espirituano Lorenzo Ruiz revela los detalles de su formación como creador y explica su pasión por la naturaleza.

Texto y foto:
DIANA FERREIRO HERNÁNDEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Lorenzo Ruiz Rodríguez nació en Trinidad en 1956 y se convirtió, desde niño, en un apasionado por la naturaleza y en un amante de las plantas. Artista de la plástica, refleja en sus cuadros esos pequeños detalles del entorno que no suelen llamar la atención de muchas personas, pero que a él lo cautivan.

Lo hace con tal maestría que parece estar compenetrado con sus pinceles, haciéndole tomar a sus trazos formas y colores tan caprichosos como imagina. Sus lienzos Arroyuelo, La danza de las hojas, La otra tarde, son prueba de ello. Sumido en un discreto desorden de plantas, óleos y pinceles, Lorenzo da vida en sus cuadros a las fotografías que atrapa a lo largo de la geografía espirituana.

Quienes han tenido la suerte de conquistar su amistad alegan que se trata de una bella persona, muy respetuoso, servicial y de gran talento, pero, sobre todo, muy profesional. Entre yagrumas, riachuelos, palmares y atardeceres, conversamos.

-¿Cómo fueron sus inicios en la pintura?

Comencé a pintar siendo aún muy niño. Cuando estaba en la primaria me gustaba mucho dibujar, hacer postalitas, casitas. Los círculos de interés me ayudaron  a explotar esas aptitudes, eran para mí como una asignatura más.

En la secundaria ya participaba en concursos, festivales nacionales y principalmente en todos los convocados por la Organización de Pioneros. Luego, estando becado en Topes de Collantes, seguí más de cerca los círculos de interés. Prácticamente no iba ni al campo, me dedicaba a hacer carteles y propagandas para la escuela. Me inicié con temperas y acuarelas y desde entonces no he dejado nunca de pintar.

-Sin embargo, nunca estudió en

una academia de artes plásticas.

Yo me gradué de Ingeniero en Alimentación Social en el Instituto Superior Politécnico de Bulgaria, pero nunca ejercí como tal. En aquella época no realizaron convocatorias para matricular en alguna escuela de pintura. En Topes de Collantes no hubo un programa de captación o algo así, pues la Academia de Trinidad no existía. Creo que la única era San Alejandro, y te imaginarás el difícil acceso a esa institución para un “guajirito” espirituano en aquel entonces. Pero eso no me prohibió seguir pintando. Soy básicamente un autodidacta.

-Trabajó como profesional en cargos

relacionados con las artes y la cultura,

en centros como el Fondo Cubano de

Bienes Culturales de la provincia de

Sancti Spíritus, hasta que

decidió pintar en serio.

En 1984 comencé a integrar los salones de plástica, pero solo de forma vocacional. En 1992 me incorporé al Fondo Cubano de Bienes Culturales y en ese año me dieron una dispensa para poder pintar. Pero no es hasta 1998 que empiezo en serio, como artista independiente y reconocido.

-¿Con cuál estilo comenzó?

Básicamente con un estilo figurativo, surrealista, recreando elementos naturales, trabajando distintos planos y de ahí fui vinculando otras formas, otros conceptos, hasta llegar a los primeros, más fuertes y con mayor contraste. Siempre me gustó usar la fuerza expresiva del primer plano y contraponerlo con la suavidad de los fondos.

-Entonces, ¿por qué el paisajismo?

Siempre me  deleitaron los paisajes. Toda mi familia es de origen campesino. Nací en el campo y no puedo vivir sin la naturaleza. Me gusta todo lo relacionado con la ecología y soy un amante de las plantas. Las pinto en mis cuadros y las cultivo en mi casa, las quiero, es una pasión.

En mis paisajes prefiero, sobre todo, tratar la luz. Escojo trabajar los días. Muestro en ellos los detalles del entorno, la estructura de las hojas de las plantas, para que la gente descubra en mis obras lo que no se detienen a observar en la vida real.

-¿Qué intenta expresar con ellos?

En el paisaje uno puede expresar muchísimas cosas, pero ante todo, el afecto a la naturaleza, su cuidado y los distintos conceptos éticos que  establece dentro de cada persona. Además, el amor a la vida y, por lo tanto, a nosotros mismos que formamos parte de ella.

-¿Cómo prefiere tratar los

colores en los paisajes?

Me apasiona el color. Me gusta experimentar con él, crear nuevas tonalidades, recrearlas en mis obras e incorporarlas a los paisajes reales creando efectos imaginarios; haciendo que sea un elemento distintivo en mi obra.

Lorenzo es también  un amante de la fotografía. Cámara en mano recorre la geografía cubana, específicamente la espirituana, captando con su lente lo que, más tarde, plasmarán sus pinceles en un lienzo.

“Tomo fotos de todo lo que veo, de lo que me interesa, y luego lo recreo en los cuadros. Los voy componiendo hasta con diferentes fotos. Pinto un río que fotografié en algún lugar, pero le añado una ceiba de otro sitio; así, según mi intención. He hecho paisajes imaginarios, pero casi siempre parto de una foto”.

-Las exposiciones, tanto personales como

colectivas suelen ser muy importantes

para difundir la obra de un artista.

¿Qué importancia le atribuye?

Expuse por primera vez en 1984 y hasta la fecha han sido, sin dudas, el elemento fundamental en la expansión de mi trabajo. Es donde el público ha confrontado la obra, donde la ha valorado y me ha valorado como artista.

-La crítica generalmente lo ha favorecido.

Exalta su capacidad de “transportar al

lienzo lo que le rodea” y de “captar

ese instante efímero, casi irreal,

que resulta de la luz despertando

los colores que atesora Cuba

en la madre naturaleza.”

No puedo quejarme. La opinión de la crítica ha sido casi siempre positiva. Es ahora cuando se está conociendo mi obra verdaderamente y la crítica me apoya.

-Algunos de los premios más importantes

que ha recibido han sido el Premio del Fondo

Cubano de Bienes Culturales de Sancti Spíritus,

el Premio al Mejor Detallista y el Premio de

Fotografía VII Salón Espirituano de la UNEAC.

¿Qué han significado?

Indudablemente, la prueba de que hay un reconocimiento cultural y social a mi labor artística.

-Su obra se encuentra actualmente

en países como España, México, Estados

Unidos, Nicaragua y Martinica.

Es una relación de conexiones personales, ya eso no se puede apagar, porque la obra existe, yo algún día no estaré, pero las obras permanecerán por muchos años.

-¿Se siente realizado como artista?

La labor de un artista nunca termina. Pienso que todavía me quedan muchos paisajes por descubrir. Yo me sentiría muy triste el día que no pudiera hacer crecer un cuadro, incorporarle algún elemento. En la medida que crece mi obra, crece mi felicidad. Vivo para el arte, del arte y por el arte.

Ficha técnica:

Objetivo central: Develar detalles de la vida y obra del pintor espirituano Lorenzo Ruiz, como son la formación artística y la proyección estilística.

Objetivos colaterales: Argumentar la importancia de la naturaleza para este artista.

Tipo de entrevista:
Por la forma: Mixta.
Por el contenido: De personalidad.
Por los participantes: Individual.
Por la vía que se obtuvo: Directa.

Tipo de título: De referencia al tema de la entrevista.
Tipo de entrada: De resumen o típica.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de preguntas: 1-Abierta; 2-Abierta; 3-Abierta; 4-Abierta; 5-Abierta; 6-Abierta; 7-Abierta; 8-Cerrada; 9-Abierta.
Tipo de conclusiones: De opinión o comentario del entrevistado.

Fuentes consultadas:
Manuel Ferreiro Gutiérrez, amigo del entrevistado.
Lorenzo Ruiz Rodríguez: catálogo de artista.
Archivos del Fondo Cubano de Bienes Culturales de Sancti- Spíritus.

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