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Isla al Sur

EL ARTE NO ES UNA MERCANCÍA

EL ARTE NO ES UNA MERCANCÍA

La comercialización conlleva a un estado repetitivo en las obras.

Texto y foto:
MIRTHA GUERRA MORÉ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

“Mejor dedícate a vender viandas”, recuerda el artista de la plástica  Pastor Fumero las palabras de uno de sus  profesores en el Taller Libre de Artes Plástica de Diez de Octubre: “Después de aquello, pensé renunciar al mundo artístico. Pero nunca lo hice.”

Hoy, después de 40 años, Pastor es el coordinador de la Unión Nacional de Escritores y Artistas (UNEAC) en el municipio Arroyo Naranjo, a quien sus responsabilidades no le roban el tiempo entre cuadros y piezas de cerámicas. “Víctor Manuel me dijo en una ocasión que un artista no podía darse el lujo de trabajar menos de 26 horas. Yo lo he seguido, trabajo 36”, dice.

Desde la pequeña galería “La caja de Pastor”, recién inaugurada en su casa, converso con él. “Aquí no hay obras mías. Todas son de alumnos.”, comenta mientras detiene la mirada en una de las cabezas de barro estática sobre un estante.

En la actualidad, Pastor ostenta la Medalla Raúl Gómez García y el Premio Manos, ambos por la obra de toda una vida.

-¿Siempre estuvo en sus planes

ser el artista que es hoy?

Desde pequeño hacía mis garabatos. ¡Pero di tantas vueltas! Primero trabajé como mecánico en un taller, donde aprendí   técnicas que en la actualidad me ayudan a confeccionar los instrumentos en la cerámica. Después fui paracaidista. Todavía guardo el traje con el polvo de la última caída. Por aquellos días no le tenía miedo a las alturas, sonríe llevándose un cigarro a la boca.

-¿Cuándo llega al mundo del arte?

Cuado niño la televisión era mi mayor entretenimiento. Me encantaban los programas con títeres. Pero nunca imaginé tener uno de esos muñecos en la mano. Mi comienzo fue con las marionetas. Entonces recorría todo Camagüey con los hermanos Bermejo. Dábamos funciones casi todos los días para todo tipo de público. Teníamos buena aceptación.

-Entonces, ¿cómo ocurren sus tres

años de estudio en Taller Libre de

Artes Plásticas de 10 de Octubre?

Bueno. Esa es una historia que inicié a los 14 años. En esa escuela tuve mi primer encuentro con la cerámica. Porque el dibujo ya lo conocía de manera empírica. De esa etapa de estudiante recuerdo con cariño al profesor Cobas. Era muy exigente como escultor y maestro. Me enseñó a ser disciplinado.

-¿Alguna anécdota en especial?

Cierto día, mientras estaba en el aula, un profesor se acercó a pedirme el dibujo y sin observarlo apenas, dijo tajante: “Mejor dedícate a vender viandas.” Después de aquellas palabras quise retirarme del mundo artístico, pero gracias al profesor Cobas, no lo hice. Entonces presenté el mismo dibujo a un certamen y resulté ganador. Grande fue mi sorpresa al recibir el premio de manos del profesor criticón.

Dentro de su trabajo como ceramista utiliza la técnica japonesa del rakú, consistente en el trabajo del barro al rojo vivo: “Es una especie de ritual y diálogo con la arcilla, el momento de encontrarme con los amigos. No puedo concebir una de esas piezas en la soledad. Constituye un espectáculo del cual hasta mis vecinos disfrutan. Es una técnica de gran sencillez, pero cada obra es única. Solo se me ha roto una en las manos.”

-¿No se sufren riesgos?

No lo creo. Es cierto que saco las piezas ardiendo del horno, pero no hay problemas cuando se usan los guantes y la careta.

También ha realizado nueve murales para el Parque Baconao en Santiago de Cuba. Además, colaboró en la ambientación de los hoteles El viejo y el mar, en La Habana, El Coburní, en Sancti Spíritus, y San Diego de los Baños, en Pinar del Río.

La necesidad de experimentar llevó a Pastor a incursionar en el mundo de la pintura, donde ha elegido el estilo naif: “Esta forma sirvió para expresarme. Las imágenes de las religiones afrocubanas, la sinceridad y la humildad del campesino, las puedo llevar a los lienzos.”

Una de sus preocupaciones radica en cómo la comercialización ha llevado a un estado repetitivo a los pintores Taif: “He visto muchas obras realizadas sobre la idiosincrasia nuestra y se me tornan un cliché para vender al turista. Esto nos abarata sin medida. Por eso he excluido de mi pintura ciertos elementos como los diablitos, muy utilizados para comerciar. También dentro de la religión afrocubana existen muchos dioses sin formas, imágenes. He tratado de darles forma.

“Vivo del arte, pero no trabajo para hacer dinero. La mayor riqueza que puedo tener está en el placer de crear algo nuevo. Todo artista dedicado a la venta despiadada, cuando se pone ante un cuadro o una roca de barro, solo piensa en las ganancias y no en la creación. Para mí el arte no es una mercancía.”

Ante la carencia de instrumentos es uno de los primeros en buscar soluciones: “Los artista sufrimos un gran déficit de materiales. En mi caso, las alternativas las encuentro en el medio que me rodea. Para la cerámica utilizo las ampolletas de inyección, el vidrio de los tubos fluorescentes y las pantallas de los televisores Caribe. Me dan un excelente esmalte. También empleo el plomo de las baterías desechables, aunque es un poco dañino. Lo bueno de estos materiales es su bajo punto de fusión. Hace poco comencé a pintar sobre pedazos de madera y metal.”

Su obra forma parte de colecciones privadas en Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Ghana, Martinica, México, Nicaragua, Perú y Portugal, entre otros países.

La cubanía no solo está presente en sus cuadros: “Portugal fue el primer país que visité. Me impactaron sus adelantos tecnológicos, pero allí no encontré la inspiración para pintar. No sé, me faltaban las palmas reales, la Sierra Maestra, la Catedral de La Habana, la lanchita de Regla y, sobre todo, los vecinos. Aunque respire, fuera de mi país estaría muerto”

Sin vacilar un segundo habla del significado del arte: “Es la manera de expresar los sentimientos, de educar y embellecer la existencia de las personas. Es el vehículo para indicar el camino correcto. La formación de pueblos enteros se debe al papel de la cultura. En el caso de Cuba, es una de las armas de más calibre con que contamos para defendernos. El arte puede rehacer y destruir un país a la vez. Admiro mucho la labor de Kcho en las provincias dañadas por los huracanes.”

La Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en reiteradas ocasiones ha reconocido su trabajo comunitario: “La Caja de Pastor es un proyecto para llevar las artes plásticas al barrio. Realizamos varias actividades, como los sábados de rakú, para aquellas personas que no pueden asistir a un museo. La UNEAC y la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas (ACAA), nos apoyan en la idea.

-¿En qué punto de su obra artística

se encuentra hoy Fumero?

Solo puedo decir que poseo cierto reconocimiento en Cuba y en el extranjero, aunque no me preocupa la posición de mi obra. Unos dicen que mi pintura es superior al dibujo, otros lo contrario. Incluso, algunos prefieren mi trabajo como ceramista.

-¿A dónde puede acudir el

público para apreciar su arte?

Principalmente en la galería Her Car, en el municipio Arroyo Naranjo. Ninguna de mis obras salen al exterior sin haber pasado por ahí. Existen artistas que solo piensan en exponer en La Acacia, en el Cohíba y se olvidan del Cerro, Marianao, La Lisa, donde también existen lugares para exhibir sus trabajos. Estos son los lugares para un creador de esta isla. Los cubanos tienen derecho a disfrutar del arte.

Pastor Fumero trae al presente anécdotas de su amistad con varias personalidades de la cultura cubana: “Víctor Manuel era un personaje pintoresco. Lo visité en varias ocasiones a su casa, ubicada en los altos del restaurante El Patio. Solía hablarme de su estilo artístico”.

A Amelia Peláez la conoció en los últimos años de su vida: “La llevo conmigo como una viejita enérgica. Tenía grandes deseos de crear. Personificaba a la dulzura. Me enseñó que un artista debe dedicarse por entero a su obra.”

Pastor Fumero recuerda a René Portocarrero, quien en reiteradas ocasiones lo invitó a su estudio: “Era un hombre afable, de corazón sencillo. Su estilo era único. Fue un maestro incomparable, solo tienes que ver uno de sus cuadros para quedar atrapado por la tonalidad de colores.

“También conocí a Agustín Cárdenas, quien a pesar de vivir varios años en Francia, nunca perdió la cubanía. Nuestro primer encuentro fue en el taller del escultor Cobas. Llevaba un paquete en la mano y un pomo en el bolsillo. El paquete resultó ser un plato de harina y el pomo contenía leche. Entonces, los ligó delante del asombro de todos y dijo: “Extrañaba comer esto”. Poseía una vitalidad gigantesca.

“Con Bola de Nieve sostuve una estrecha amistad. A pesar de no pertenecer a la plástica, aportó mucho a mi vida. Con él me sucedió algo muy curioso. Un día le pregunté por qué razón lloraba al tocar el piano, si era que se ponía nervioso o el presionar con tanta fuerza las teclas le hacía brotar las lágrimas. Rápido como un lince se viró y me dijo: “Si una pieza no me hace llorar, no llega al público.”

-El mejor premio…

La sonrisa y la tasa de café que me brinda la vecina todas las mañanas.

-¿Cómo le gustaría ser recordado?

Como uno más, sencillo; como uno de mis vecinos.

Ficha Técnica:

Objetivo Central:  Dar a conocer al lector  los valores presentes en Pastor Fumero como artista.

Objetivos Colaterales: Lograr un acercamiento a la obra de  este artista. Buscar anécdotas y vivencias. Obtener su opinión sobre temas polémicos.

Tipo de entrevista:
Por los participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Directa, cara a cara con el entrevistado.

Tipo de título: De cita textual.
Tipo de entrada: Anecdótica.
Tipo de cuerpo: Mixta
Tipo de preguntas: 1-Directa y abierta. 2-Directa y abierta. 3-Directa y abierta. 4-Directa y cerrada. 5-Directa y abierta. 6-Directa y abierta. 7-Directa y abierta.

Fuentes consultadas:
Personal del Departamento de Pintura de la Unión Nacional de Escritores y Artista de Cuba.
Director de la galería de arte de Arroyo Naranjo.
Currículo del artista. 

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