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Isla al Sur

ALIMENTAR LA PAZ

ALIMENTAR LA PAZ

Lilia Minerva, colombófila del Centro Histórico de la Ciudad, dice que las palomas son muy agradecidas, fieles y cariñosas, y les encantan los edificios grandes y muy altos.

RACHELL COWAN CANINO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Al decir palomas nuestra imaginación se inunda de pensamientos de paz, amor y libertad. Estos son sentimientos que llenan los parques y lugares de la Habana Vieja, y su lugar cumbre es la Plaza de San Francisco de Asís. Allí, 450 de estas aves sobrevuelan el cielo gracias al empeño y trabajo de una persona dedicada a ellas por más de diez años. Lilia Minerva es la actual cuidadora de las palomas y con su cariño ayuda a rejuvenecer un sitio tan antiguo y simbólico de la capital.

“Yo traía a mi hija cuando pequeña a pasear por el Centro Histórico de la Ciudad, a ambas nos gustaba llegar a la fuente de los leones y tomarnos algunas fotos. Las palomas llamaban la atención de todos y yo me emocionaba de solo verlas volar. A partir de ese momento, me enamoré de ellas.

“Trabajaba en Comunales aquí, en la Habana Vieja, y Juan Finca, quien atiende todo lo relacionado con la fauna en la Oficina del Historiador de la Ciudad, por mis logros me propuso el trabajo. Primero tuve que pasar una prueba de salud física y mental. Llevo diez años y desde entonces me siento muy complacida y contenta por tener la oportunidad de aprender de estas aves.

“Son muy agradecidas, fieles y cariñosas, les encantan los edificios grandes y muy altos. He aprendido sus necesidades, el tiempo que necesitan para aparearse de aproximadamente tres meses; luego de nacer, debo saber el momento que están listas para volar y la muda de las plumas.Además, son muy resistentes a la fatiga y a los cambios climáticos, cuando llueve se resguardan a las más débiles y el resto suben solas a sus nidos. Cualidades como la vitalidad y la agilidad son trasladadas de generación en generación, ayudando de esta forma a la conservación de la especie. En ocasiones, me hacen más caso que mi propia hija”, confiesa entre risas.

“Sinceramente, les tenía cierto respeto y temor. No sabía nada sobre su cuidado y tuve que investigar un poco en libros y con algunos muchachos del barrio que tienen palomares. Pero los deseos y el interés de convivir con ellas fueron más fuertes que mi ignorancia.

“Por un problema de estética debo mantenerlas en la plaza el mayor tiempo posible, pues son el corazón de esta parte de la ciudad. También recibo una cuota diaria de la comida, aunque dependen de mí los horarios y las proporciones que utilice.”

-La alimentación es un tema fundamental

y delicado, ¿cuál es el

procedimiento que utiliza?

Bien temprano en la mañana les doy una ración bastante grande de chícharos y maíz, su comida preferida, a modo de desayuno. Durante el trascurso del día comen pequeñas porciones dadas por mí o por los cientos de visitantes que pasan por aquí. Al caer la noche, la cantidad es mayor, pues empiezan a subir a los nidos y no ingieren más comida hasta el próximo día. No me voy hasta que todas estén en sus “hogares”.

-¿En qué se diferencia la Plaza

de San Francisco de hace

diez años a la actual?

El historiador Eusebio Leal tuvo la gran idea de poblar de palomas este sitio y desde entonces casi todas han nacido aquí. La mayoría de los ejemplares son Palomas de Castilla. Algunas con cruces y otras originales. Les he enseñado unos cuantos trucos, entre ellos, subir a las manos de los visitantes, practicar el vuelo en círculo alrededor de la plaza y reconocer mi sonido al llamarlas para comer. Antes solo eran un ornamento más; ahora, son vida y belleza en nuestra capital. Todo cubano conoce o ha oído hablar del Parque de las palomas en la Habana Vieja.

Ellas producen una enfermedad llamada corfilia, es un estafilococo en el excremento seco que muere inmediatamente con el agua y el sol. Las enfermedades se transmiten en los palomares y no al aire libre. Tenemos un veterinario que les hace una revisión cada cuatro meses, toma muestras de sangre y de la mucosa, determinando así cual está enferma.

Hace unos años tuve un palomo blanco con alas azules, pero lo robaron. En ocasiones he tenido problemas con la población que las lastiman, dan comida que no pueden comer y desgraciadamente las hurtan. Me he dedicado a amar a estas hermosas aves y cuidarlas a todas por igual. Con mi empeño ayudo a ver mi ciudad más bella y sé que todos los capitalinos lo agradecen, al caminar y verse acompañados del vuelo de las palomas. Ellas han alegrado mi vida.

¡Ay, muchacha!, ¿qué hora es?

Le digo que las 12 en punto.

“Pues corre, corre, tenemos que dar de comer a mis niñas.”

Lilia, con dulzura, me enseñó a alimentar a sus pequeñas. Fue una experiencia gratificante, por eso si va de paseo al Centro Histórico visite el hogar de Lilia Minerva y las palomas de San Francisco. Usted será protagonista de la paz, el amor y la libertad que se respira.

Ficha técnica:

Objetivo Central: Dar a conocer aspectos del trabajo y la vida de  Lilia Minerva.
 
Tipo de entrevista:
Por los participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: Opinión autorizada.
Por el canal que se obtuvo: Cara a cara en la conversación.

Tipo de título: Llamativo.
Tipo de entrada: Presentación.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de preguntas: Directas.
Tipo de conclusión: Comentario del entrevistador.
Tipo de fuentes: Primaria, directa, no documental.

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