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Isla al Sur

COMPAÑERO SIN ROSTRO Y CON ALMA

COMPAÑERO SIN ROSTRO Y CON ALMA

Confesiones de El Diablo Ilustrado, enigmático personaje de la literatura cubana.

MELISSA RAMÍREZ HERNÁNDEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Tenía 13 años cuando lo conocí: una tarde de otoño me saludó desde un libro (donde solo puede vivir) y no volvió a salir de mi mente.

El Diablo Ilustrado, así se hace llamar un hombre que prefiere permanecer en el anonimato. Personaje imaginario que nació en el año 2003, en el corazón de la revista Alma Mater, de la Editora Abril. Sus textos invitan al análisis sensible y metódico de la vida a partir de una recopilación de escritos en prosa y verso de distintos autores. Desde su hogar de papel, habla de amor y fantasmas, de poesía, de existencia y valores humanos.

-¿Por qué decide convertirse

en El Diablo Ilustrado?

“Hay momentos en que la vida real me arrastra, imperfecta, divina; es por eso imprescindible que abandone el mortal cotidiano que hay en mí, que me convierta en el personaje que soy, en un escriba recopilador de lo eterno”.

Sonrió y reveló que a veces quisiera tener rostro, “pero soy hijo que filtra y asimila pensamientos de incontables seres que han dejado alguna idea como huella de su existencia. Tampoco tengo nombre, pero para salvarme del anonimato, digamos que soy, en honor a un inseparable amigo, El Diablo Ilustrado.

“Mi existencia es fruto de muchos pensadores; mi edad, por tanto, es toda y es ninguna; soy rasgos de tinta sobre páginas en blanco. Vivo, a veces, a través de este personaje, lo que me permite despojarme de toda vida particular, ir más allá de todo prejuicio posible.

“Algunos me sueñan como duende, otros mistifican lo incógnito de mi imagen, hay quien me atribuye deformaciones físicas. No soy más que un mensajero de lo que otros dicen o escriben. No develo mi nombre porque no soy más que el tejido de frases pertenecientes a la cultura humana; dentro de ella, a José Martí, amigo que inspiró mi firma con un artículo escrito a los 15 años de edad: El diablo cojuelo.

“La pregunta que se repite en cada misiva o e-mail que me llega: ¿Quién es El Diablo Ilustrado? hay quien dirige su sed detectivesca hacia un nombre omitido, pero lo que prima entre los que se repiten la pregunta es el afán de tener detalles espirituales, de conocer vivencias, de saber quién está detrás, como ser humano, de los escritos.

“No tengo capa ni antifaz, soy un ser común y corriente que intenta arrancarse los defectos del alma cuando escribe sus textos, sin la identidad, pues, al no pertenecerme, carecen de mérito personal alguno”.

-¿De dónde viene?

“Yo vengo de cualquier parte, y ando por todos los siglos, pero tuve mi génesis en una sección de la revista Somos Jóvenes y, mediante un proceso de maduración, escribí un libro; tiempo después me propusieron realizar una segunda parte: Confesiones.”

-¿Qué reacción tuvo el público

ante este segundo libro?

“Hubo quien echó de menos el libro anterior. Alguien me reprochó renunciar a una segunda parte con el mismo estilo. Lo que pasa es que no sé escoger el camino trillado cuando la otra opción es montear y descubrir; sentarse sobre el éxito es sacrificar la verdad. No puedo sustraerme de los días, ni de la esperanza de un lector, y no hay mejor manera de entregarme que el riesgo del tanteo, a pecho limpio”.

-¿Cree que sus textos determinan

una conducta en sus lectores?

“Un libro sincero no cambia el mundo, un poema sentido, una canción profunda, una carta enamorada, tampoco lo hacen; el mejor discurso, un apretón de manos, una sonrisa, no cambian el mundo, pero el conjunto de esos gestos del amor han de cambiarlo”.

-¿El hecho de que muchas personas,

especialmente los jóvenes, sean

seguidores de su obra, lo hace

tener algún compromiso social?

“Cuando escribo quiero sumar al público a mi cosecha de ideas con el afán de inspirar leves, pero enamoradas reflexiones; me gusta compartir mis sensaciones, mi búsqueda del bien, la honestidad, la libertad, la sencillez, el reino de la verdad; me purifico en la tentación de extender una mano para alcanzar la obra humana. Sospecharán, no sin razón, que soy un soñador; de eso se trata, de aprender juntos el reto que implica desafiar los pasajeros nubarrones de la desesperanza. 

“Se siente mucha presión cuando ves el entusiasmo con que se recibe un producto espiritual. Me salva del pánico el anonimato: puedo disfrutar el comentario de los jóvenes, ver el amor con que sueñan o describen a ese personaje-autor, o incluso escuchar sus críticas, más descarnadas en la medida en que no tienen delante a la víctima.

“A la hora de asumir un nuevo texto, me cae el peso de ese amor tan diverso e intenso. La única solución que he hallado hasta ahora es intentar salirme de todo formulario y pensar, sobre todo, en tres cosas: necesidad de lo que voy a decir, descubrimiento en la manera de hacerlo y la utilidad que pueda tener.

“A veces, saber que soy un material muy consumido, me abruma de manera tal que tengo que pelear cada día contra mis diablos internos para que la vanidad no me invada. Ni habitando mil vidas como el más fiel enamorado lograría rozar siquiera el merecimiento de tanto amor recibido”.

-El Diablo Ilustrado establece un estrecho

vínculo con quienes lo siguen, y a

ellos entrega, sin miedo, todo.

“Si abren los ojos del corazón, verán a su alrededor la inmensidad testigo de que el amor sintetizado en mis páginas no puede ser más que un microsuspiro de la eternidad. La clave está en saber mirar, en abonar el espíritu para cosechar mejor vida, esa que dota a los que saben darse y dar.

“Cada quien recibirá en su cuerpo a este diablo como su instinto le indique, y se ilustrará o no según las alas de la belleza que profese; yo pongo solo el viento, el impulso interior determina el vuelo”.

Sentí de pronto la necesidad de saber lo que nadie ha descubierto.

-Dígame, por favor, ¿quién es usted?

“No soy más que el ser configurado por el alma de la gente, ese otro yo que quizás anhelan ser, esa mitad que todos perseguimos. No existo, como no puede existir quien atesore el aura de versos, cuadros canciones, gestos, palabras. Soy pequeños fragmentos de un cosmos que, evolucionando, ha llegado hasta este instante”.

El Diablo hizo silencio, su voz se deshizo en un susurro y se perdió entre las páginas. Lo que fue sonido se volvió tinta. Regresó sigiloso a su lugar entre los libros; pero sé que aquel ser fantástico de mi adolescencia seguirá siempre conmigo.

Nota: Las respuestas de la entrevista fueron tomadas de los libros El Diablo Ilustrado y Confesiones, y de El Diablo Ilustrado: No soy nadie aunque lo sueño todo, publicación en el sitio http://www.cubasi.cu/

Pie de foto: Portada del libro “Confesiones”, donde el autor, El Diablo Ilustrado, revela pasajes de su vida.

Ficha Técnica:

Objetivo central: Revelar la parte humana que convive en este personaje.

Objetivos colaterales: Adentrarnos, sin descubrirlo del todo, en el mundo fantástico y polémico del entrevistado.

Tipo de entrevista:

Por los participantes: Individual.
Por la forma: Prevalece la clásica de preguntas y respuestas.
Por el contenido: Imaginaria.
Por el canal por el que se obtuvo: Vía documental.

Tipo de título: Llamativo.
Tipo de entrada: De presentación de entrevistado.
Tipo de cuerpo: De preguntas y respuestas.

Tipos de preguntas: 1-Abierta; 2-Abierta; 3-Abierta; 4-Abierta; 5-Polémica.
Tipo de conclusión: De impacto o inesperada.

Tipo de fuentes consultadas:
Documental:
El Diablo Ilustrado. Casa Editora Abril. La Habana, 2003.
El Diablo Ilustrado, Confesiones. Casa Editora Abril. La Habana, 2006.
Sitios Web en Internet:
Leopoldo Luis. El Diablo se Confiesa. En: http://www.cubahora.cu/. Consultado: 21, diciembre, 2011.
Del Sol Reyes, Aday. El Diablo Ilustrado: No soy nadie aunque lo sueño todo. En: http://www.cubasi.cu/. Consultado: 21 de diciembre de 2011. 

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