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Isla al Sur

ASCENDER POR LA CUESTA DEL CUIDADO AMBIENTAL

ASCENDER POR LA CUESTA DEL CUIDADO AMBIENTAL

“Desde los países pobres como el nuestro es importante trabajar en el campo de la planificación física y el desarrollo sostenible”, afirma el doctor Osvaldo Cuesta Santos.

Texto y foto:
VERÓNICA ALONSO CORO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Alcanzar la punta de la loma de Casablanca en La Habana es, para cualquier “cubano de a pie”, toda una aventura. Primero, debe atravesar la bahía en la famosa lanchita, luego, subir los incontables escalones para llegar, al fin, al Instituto de Meteorología (INSMET). Desde ese punto privilegiado, donde se ve mejor la ciudad y también el smog que la rodea, me recibe el doctor Osvaldo Cuesta Santos, jefe del Departamento de Contaminación y Química Ambiental de ese centro.

A punto de cumplir los 40 años de experiencia en estos temas, el doctor Cuesta cuenta con un centenar de publicaciones, reconocidas por la Academia de Ciencias de Cuba. Su consagrada labor en el estudio del medio ambiente lo ha llevado a conocer los problemas más allá de nuestras fronteras. Decido pedirle, para comenzar, un pronóstico.

-Doctor, ¿cómo cree que será

la atmósfera de Cuba dentro

de 40 ó 50 años?

Es difícil hacer cálculos, hay que ser optimistas y yo siempre pienso que la atmósfera estará cada vez menos contaminada. Actualmente se introducen nuevas tecnologías y medidas de mitigación y las autoridades están cada vez más sensibilizadas. En el futuro, la humanidad entera tendrá consciencia acerca de los daños de  la contaminación directamente a la tierra y la salud humana.

-Exactamente, ¿cuáles son

estos efectos en la salud?

Existen cinco contaminantes principales en la atmósfera con un efecto directo sobre la salud humana. El dióxido de azufre y el material particulado, exacerban las enfermedades respiratorias. En el caso del dióxido de nitrógeno y el ozono troposférico, pueden producir efectos irritantes sobre la piel y este último causar manchas y afectar la vegetación. También es perjudicial el monóxido de carbono, que se desprende esencialmente por los tubos de escape de los carros. Este desecho del combustible puede causar dolores de cabeza y llegar a ser mortal si se inhala en grandes dosis.

-¿Cree que el cubano actual está

lo suficientemente consciente de

esos efectos e interesado por

los temas ambientales?

Yo creo que al cubano medio le falta, en el sentido más amplio, cultura ambiental. Por eso el periodismo científico y la divulgación son tan importantes. A veces a la gente le molesta el humo del carro, pero no sabe qué efectos le hace a su salud. Actualmente, en muchas ciudades del mundo hay pronósticos que están en diferentes medios y anuncian la calidad del aire, qué se debe hacer y cómo deben protegerse las personas.

-¿A qué se dedica la Sociedad

Meteorológica de Cuba, a la

que usted pertenece?

Esta sociedad se encarga, entre otras cosas, de promover la actividad meteorológica y realizar proyectos con la comunidad en defensa de la ecología. Casi todos los años, por el 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, damos una especie de taller donde exponemos los trabajos en materia de calidad del aire y contaminación atmosférica. Los estudios se dan a conocer con el objetivo de familiarizar a las personas comunes con estos problemas y que ellas divulguen la información. Trabajamos para que se entiendan los problemas y a partir de ese punto, se puedan resolver.

-Las lluvias ácidas son otra consecuencia

directa de la contaminación, ¿cómo se

comportan estas en Cuba y

qué daños causan?

La acidez de la lluvia está causada por la transportación de contaminantes emitidos a la atmósfera, que se transforman en sulfatos o nitratos. En Cuba, alrededor del 25 por ciento de las precipitaciones tiene tal característica.

Este es un fenómeno regional, lo que provoca que en nuestro país influyan contaminantes formados en México o Norteamérica. De esta última región provienen los frentes fríos, durante los cuales se acentúa el carácter ácido de las lluvias. No quiere decir que en verano no puedan presentar también valores bajos de pH.

Dichas precipitaciones pueden producir efectos negativos sobre el crecimiento de los bosques. Cuando son superácidas cambian el pH del suelo y el agua y provoca la muerte de estos. Otros perjuicios se experimentan en las ciudades, con el daño a esculturas a cielo abierto y estructuras de origen cálcico.

-¿Es efectivo que las naciones pequeñas

se esfuercen por disminuir las emisiones,

si las naciones más industrializadas no lo hacen?

Soy de la opinión de que el esfuerzo debe ser local, como se ha dicho: “Actúa localmente y piensa globalmente”. Cada uno de nosotros tiene un compromiso con la sociedad, con el entorno propio y debe preocuparnos la limpieza ambiental del lugar donde vivimos. Desde los países pobres como el nuestro es importante trabajar en el campo de la planificación física y el desarrollo sostenible.

Por otro lado, algunas naciones industrializadas, como Estados Unidos, no han firmado un protocolo, pero sí hay cierto esfuerzo de su parte. En este sentido, considero que el mayor problema está en las industrias y empresas trasnacionales, que muchas veces no tienen ningún arraigo nacional. Para enfrentarse a ello, cada estado debe tener sus propias políticas.

Constantemente noto su alegría al ver que aún existen jóvenes interesados en los temas a los que él ha dedicado su vida. Mientras desciendo la cuesta, vuelvo la vista hacia atrás y me prometo regresar.

Pie de foto: El Doctor en Ciencias Osvaldo Cuesta Santos en su oficina del INSMET.

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