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EL DESAFÍO DE LA PRENSA ESCRITA

EL  DESAFÍO DE LA PRENSA ESCRITA

Tema: El catedrático alemán Jurgen Wilke, expone que la prensa escrita, al no poder competir con la vertiginosidad de los medios electrónicos, se ha visto obligada a profundizar, analizar e investigar, a sacrificar la acuciosidad de los acontecimientos por mayor profundidad analítica a fin de proveerle al lector varias perspectivas que a veces son yuxtapuestas. Aquellos periódicos que asumen posiciones panfletarias y parciales están destinados a desaparecer ya que el lector de hoy exige de su periódico preferido diversidad informativa.

CAMILO VILLA JUICA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Sabido es que nos encontramos en una época de grandes avances tecnológicos, solo comparable con la Revolución Industrial sucedida durante los siglos XVIII y XIX. Hoy, lo que para ayer fue la máquina de vapor, el teléfono o el ferrocarril, son el computador, el celular o el Internet.

Por estos vertiginosos días en que el proceso material avanza a pasos agigantados y la comunicación global es cada vez más sencilla y expedita  gracias al Internet, nos confundimos los unos con los otros perdiendo nuestras costumbres, cultura, e identidad.

La web, reina indiscutida de nuestra era, actúa como punto de encuentro, de información, de discusión y como lugar de aprendizaje, entre otros. Es un mundo en el cual se intercambian ideas y conocimientos. Es un medio de expresión. Felices todos, menos la prensa, sobre todo, la escrita.

Los diarios impresos sienten que la red los ha despojado de su -hasta ahora- privilegiado lugar, quedando relegados a segundos planos, y hasta en algunos casos, ser completamente olvidados. Ya no tienen la influencia de antaño, no gozan de las ventas pasadas y perdieron el monopolio de la opinión: ya no hacen y deshacen a su antojo.

Para Dalia González, periodista del diario Granma, la crisis de los rotativos recién comienza, y de seguro continuará revolucionando el mundo periodístico. “Es como un choque de alto impacto”, señala.

Aún confundidos por este repentino golpe de shock, los directivos de periódicos realizan acciones desesperadas para salvarse de los “devoradores” cambios costumbristas que el lector ha asumido en los últimos años. Despedir masivamente a los periodistas, bajar los sueldos del personal y quitar páginas a las ediciones impresas, han sido solo algunas de las medidas que los rotativos se han visto en la “necesidad” de ejecutar.

Ahora bien, ¿la irrupción de Internet representa efectivamente un retroceso para la prensa escrita?, por el contrario, encarna un desafío para mejorar su calidad, veracidad y estilo.

Como expone John Carlin en su reportaje “El momento crucial”, publicado el 10 de mayo del 2009 por el diario español El País, “las opiniones sobre la prensa escrita son más negativas en los países donde la gente tiene mayor acceso a Internet”.

Y es que los periódicos necesitan urgentemente adaptarse a los nuevos tiempos para reconquistar a un público cada vez más inclinado a informarse por la red. Los lectores ya no quieren una información monótona, aburrida, tergiversada, y coartada por intereses políticos y comerciales. Por el contrario, buscan publicaciones independientes, que no estén amarradas a compromisos comerciales, que expongan ideas y pensamientos, y que no se limiten a la siempre abusada nota informativa.

“El periodismo no consiste solo en proporcionar estadísticas, cifras y hechos, sino en elaborar y construir, a partir de esta materia prima, un relato rico en todos los ingredientes –léxicos, retóricos, dramáticos- característicos de las grandes historias de siempre. A veces olvidamos que el periodismo pertenece a la familia del arte literario”, afirma el connotado intelectual Ignacio Ramonet en su libro “La explosión del periodismo”.

En ese sentido, Internet ofrece un abanico bastante heterogéneo de noticias, reflexiones y artículos periodísticos a los internautas. A través de las redes sociales, blogs y portales independientes, se pueden encontrar publicaciones, muchas veces mejores que los impresos.

Por otra parte, los diarios, en su desesperada lucha por sobrevivir, se han propuesto ser medios omnímodos perdiendo su identidad política, lo que ha llevado a ser abandonados por muchos de sus lectores más antiguos. “Han hecho imperceptible su línea editorial y desdibujando su imagen”, afirma Ramonet.

Para Sergio Alejandro Gómez, periodista de Granma, la crisis no es periodística, es económica y comercial, porque los grandes grupos económicos, dueños de los principales diarios del mundo, están demasiado condicionados por sus intereses mercantiles.

“Hay profesionales de excelencia en todo el planeta, sin embargo no pueden desarrollarse, ya que no pueden realizar artículos de calidad porque no venden, no gustan, o atentan contra los intereses de las empresas patrocinadoras del medio. Por eso es que los blogs y twitter se han convertido en notables ventanas para muchos periodistas que son censurados en sus trabajos”, asegura.

Es muy improbable que la prensa de papel desaparezca en su totalidad, pero si serán mucho menos los medios que continúen en circulación. Quedarán los que han sabido adaptarse al presente y han descifrado lo que busca el lector. En el fondo, esta crisis mediática es un gran favor para el público, pues funciona como colador dejando pasar sólo a los mejores.

Depende de cada periódico pasar la prueba. Si este sabe explicar, narrar, comparar, analizar, confrontar, su permanencia está asegurada. Si por el contrario, se queda atrapado en el viejo periodismo, si solo se limita a informar y actuar como un organismo panfletario, la lápida tendrá grabado su nombre.

Pese a los avances en la red, Internet jamás podrá reemplazar al diario impreso. Web y papel sabrán entenderse como buenos aliados y complementarios. Como escribió Aurelio Medel en su artículo “El futuro de la prensa escrita”, publicado el 11 de diciembre del 2009 en El País: “La televisión no mató al cine, ni a la radio, ni por supuesto, al libro. Todos llevan años conviviendo en armonía”.

Al parecer, gran parte de los profesionales de la comunicación coinciden con el catedrático alemán Jurgen Wilke, al exponer que la prensa escrita, al no poder competir con la vertiginosidad de los medios electrónicos, se ha visto obligada a profundizar, analizar e investigar, a sacrificar la acuciosidad de los acontecimientos por mayor profundidad analítica a fin de proveerle al lector varias perspectivas que a veces son yuxtapuestas. Aquellos periódicos que asumen posiciones panfletarias y parciales están destinados a desaparecer ya que el lector de hoy exige de su periódico preferido diversidad informativa.

Periodistas consultados:

Dalia González, periodista del diario Granma.

Sergio Alejandro Gómez, periodista de Granma.

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