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Isla al Sur

‘’CREO EN LA BIBLIA Y EN LA REVOLUCIÓN’’

‘’CREO EN LA BIBLIA Y EN LA REVOLUCIÓN’’

Juan Emilio Friguls, el Decano de los periodistas cubanos, constituye un paradigma para los viejos y nuevos reporteros.

VERÓNICA ALONSO CORO, JAVIER ROQUE MARTÍNEZ Y THU TRAN AHN,
estudiantes de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Un  periodista excepcional, un hombre modesto, elegante; Juan Emilio Friguls es un ejemplo para todos aquellos que se hayan acercado a su vida y obra.

Nació en La Habana el 3 de agosto de 1919. Resulta curioso el hecho de que el padre fuera Conde de Casteldefels, en Cataluña, España, aunque el título no le sirvió de nada cuando llegó a Cuba. Aquí se convirtió en accionista de dos de los almacenes textiles más importantes de La Habana. Por tanto, la familia que recibió a Juan Emilio pertenecía a la clase media elevada y era profundamente religiosa.

Cursó sus primeros estudios en colegios religiosos y luego matriculó  en las Escuelas Pías de La Habana, de sacerdotes, en su mayoría de origen catalán, donde terminó el bachillerato en 1939. Por ese entonces dirigió la Juventud de Acción Católica Cubana y llegó a ser su representante en Las Villas. Ingresó en el Seminario de Derecho Diplomático, pero abandonó esa carrera al conocer, en 1942, la convocatoria para la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling. Allí entró como el primer expediente de los bachilleres.

Su talento natural para el periodismo propició que le fuera ofrecida una plaza en el periódico Información cuando cursaba solamente el tercer año de la carrera en la Escuela Profesional.

A modo de prueba, Santiago Claret, dueño del diario, le pidió que redactara tres noticias sobre un mismo tema para probar sus capacidades como periodista. Friguls estuvo a punto de darse por vencido cuando iba por la tercera, pero decidió terminarla, sin saber que eso decidiría su futuro dentro de la profesión. Tanto le gustó al director la forma de escribir del joven Juan Emilio, que el 14 de febrero de 1945 publicó la primera de las redacciones, escogida por el propio Friguls. Allí atendió los comentarios socio-religiosos.

Dos años después de comenzar en Información, en junio del 47,  el Diario de la Marina, periódico conservador y reaccionario de la época, le ofreció una plaza. Fríguls no concordaba con la ideología de dicha publicación, por lo que Monseñor Eduardo Martínez Dalmau, amigo y consejero suyo, le propuso que diera tres condiciones difíciles de aceptar.

Juan Emilio pidió un sueldo alto, tener libertad para escribir como lo hacía en Información y que su artículo saliera con una foto suya, además de que le permitieran seguir publicando en su anterior redacción hasta que encontraran a alguien para sustituirlo.

Para su sorpresa, la directiva del periódico aceptó sus pedidos debido al gran interés que tenían por sumarlo a su plantilla; Juan Emilio Friguls se había ganado el respeto del órgano de prensa más importante del país.

Ese mismo año le fue entregado el Premio Enrique José Varona. En este conocido diario laboró hasta 1961, año en que es cerrado. Se ocupó principalmente de la sección Catolicismo aunque también de temas de cultura y diplomacia.

También colaboró con la emisora Unión Radio. Gaspar Pumarejo, dueño de la emisora le ofreció este puesto por ser uno de los cinco primeros expedientes de la graduación de 1949 de la Escuela Profesional.

La iglesia como parte de su vida

Juan Emilio tuvo, durante toda su vida, un vínculo muy fuerte con la Iglesia. Tanto es así que en 1946 fue el primer cubano en obtener la Distinción Pro Ecclesia et Pontifice, que le otorgó el papa Pío XII. Durante ese mismo año representó a Cuba en el congreso Pax Romana en España y un año más tarde fue corresponsal en Cuba de la National Catholic Welfare de Washington. Según datos la Enciclopedia Colaborativa ECURED, se convirtió, por su constante trabajo en los temas religiosos, en el laico católico más conocido de la Cuba republicana.

Un dato curioso sobre este aspecto de su vida es que en 1953 estuvo entre devotos y sacerdotes enviados por  el cardenal Manuel Arteaga, como intercesores ante las autoridades a favor de los sobrevivientes del asalto al Cuartel Moncada. Fríguls fue el primer periodista en informar a los medios, específicamente a Unión Radio, que Fidel Castro se encontraba vivo después del asalto.

La revolución fue considerada durante años contraria de la Iglesia y muchos católicos decidieron abandonar el país. Juan Emilio Fríguls fue uno de los pocos que logró hasta en los momentos más difíciles permanecer fiel a su religión, pero a la vez a su patria y aquí en Cuba pasó el resto de sus días.

Según palabras del propio Friguls en entrevista concedida a Joel García para la revista Habanera, en ningún momento y contrario a lo que muchos pueden pensar, se sintió discriminado por ser religioso. Cuenta que desde el principio de la Revolución puso las cartas sobre la mesa, a pesar de que muchos ya sabían de sus creencias por la vida pública que llevaba.

Era una persona que cultivaba la religión, pero que sabía hasta dónde llegaba, se ajustó siempre a la política editorial que tiene el Partido, expresó Magalys Lahera colega suya en Radio Reloj.

Una intensa labor periodística

Su versatilidad profesional se manifestó especialmente en estos años, pues, mientras trabajaba para el Diario de la Marina, colaboraba con Unión Radio, con el canal 12 de televisión a colores, primero en América Latina y con Bohemia en la popular sección En Cuba.

Uno de sus trabajos más significativos de esta etapa fue la primicia de la muerte de Eduardo Chibás, el 16 de agosto de 1951.

El gobierno revolucionario cierra el Diario de la Marina en 1961 por lo que Fríguls se traslada a El Mundo, donde labora hasta 1968, año en que este se incendia. Trabajó desde ese momento hasta 1972 en que comienza en Radio Reloj, en la emisora de la Central de Trabajadores de Cuba y en la Imprenta Nacional, pero después de un tiempo pide regresar a los medios de prensa.

Se inicia entonces en Radio Habana Cuba dentro de la sección cultural y simultáneamente realiza la emisión vespertina del noticiero de la CMQ. Por cambios en la distribución de los periodistas, la dirección le da la opción de escoger entre la televisión y Radio Reloj.

Escuela de síntesis e inmediatez

En 1972 comienza en Radio Reloj, emisora a la que se dedicó en cuerpo y alma hasta su muerte. Allí cubrió, como le era costumbre, principalmente los temas relacionados con la diplomacia y la cultura. También se dedicó a la reseña de libros. Sus compañeros  de esta emisora coinciden en que Fríguls fue un maestro, un hombre con una vastísima cultura y un especial conocedor de las normas de protocolo.

Sobre esto contó Roberto Márquez, periodista de la emisora, que cuando la filmación de la película cubana Los Sobrevivientes llamaron a Fríguls para que asesorara al equipo de grabación en cómo colocar la vajilla correctamente en una famosa escena alrededor de una mesa.

Friguls siempre iba de traje o con su guayabera de mangas largas a cualquier lugar, ya fuera una conferencia de prensa, una entrevista o una recepción de embajada. Y esto es respeto también a la profesión: saber cómo actuar, tener prestancia y elegancia.

Trabajó en la emisora los últimos 35 años de su vida, poniendo en alto el sentido de la inmediatez, la actualidad, la novedad en cada uno de sus informaciones. Cuentan que, aún con ocho décadas de existencia, cubría varias noticias en un mismo día, trabajo que para los más jóvenes puede resultar agotador.

En 1994 rindió culto a su ascendencia con la publicación del libro Catalanes en Cuba, y al año siguiente le fue otorgado el Premio Nacional de Periodismo José Martí. En los años posteriores fue reconocido, además, con el Premio José Antonio Fernández de Castro 2000 y el Premio Nacional de Periodismo Radial 2003. Comenzó a escribir otras dos obras que no pudo terminar, estas fueron Juan Ramón Jiménez en Cuba y La obra social de Hilario Chaurrondo.

Legado de Friguls a la prensa cubana

A su fallecimiento en La Habana el 8 de agosto del 2007 a la edad de 88 años, el Decano de la Prensa Cubana había aportado al periodismo nacional un profundo sentido de la ética y de respeto a la profesión. A pesar de no haber ocupado nunca un puesto de dirección y mantenerse siempre como un reportero fue un ejemplo de consagración y amor al trabajo diario y responsable.

“Decía Fríguls que no abandonaba el periodismo hasta que le llegara la muerte, y así lo hizo, estuvo lúcido y competente en la profesión hasta el último momento”, expresó Lahera.

Además, hay que destacar el hecho de que nunca usaba grabadora. Iba a los eventos a escuchar, excepto a entrevistas extremadamente largas, y tenía una memoria increíble. El desarrolló una rapidez a la hora de escribir envidiable, cosa que se ha perdido un poco entre las nuevas generaciones”, agregó.

Según el periodista Pedro Viñas, “Juan Emilio tenía, además de un gran amor por la profesión, una disciplina que rayaba en el estoicismo. Para mí lo más importante es que siempre estaba en el inside de la información”.

“El siempre estuvo dispuesto a ayudar a los jóvenes. Siempre ibas a encontrar una ayuda en Fríguls. El amplio conocimiento que tenía de toda su vida como un periodista consagrado es uno de los grandes legados que ha quedado para las nuevas generaciones”, comentó Sonia Rodríguez, periodista de Radio Reloj.

Roberto Márquez, reportero de la misma emisora, destacó de Friguls la precisión a la hora de redactar las noticias, el uso de las palabras y frases exactas que le conferían al acontecimiento una denotación muy particular.

Otros reconocimientos

Durante su larga trayectoria periodística, Friguls recibió numerosas condecoraciones, entre ellas, la Medalla Alejo Carpentier, la Réplica del Machete de Máximo Gómez, Premio Nacional de Periodismo Cultural, Premio por la Promoción Cultural Cubana, el Caracol de Honor de la UNEAC y la Distinción por la Cultura Nacional.

Pie de foto: Juan Emilio Friguls, Decano del Periodismo cubano.

Bibliografía:

Bracero, Josefa. Rostros que se escuchan. Editora Letras cubanas, 2002.

Báez, Luis. Los que se quedaron. Editora Abril, 2008.

Periodistas consultados:

Magalys Lahera, periodista de Radio Reloj.

Roberto Márquez, periodista de Radio Reloj.

Pedro Viñas, periodista de Radio Reloj.

Sonia Rodríguez, periodista de Radio Reloj.

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