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Isla al Sur

PARA QUE LA ESCASEZ NO NOS SORPRENDA

PARA QUE LA ESCASEZ  NO NOS SORPRENDA

DAVID GALLO SÁNCHEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

El hecho de que nuestro país sea una isla le permite, por una parte, disfrutar de hermosas playas, pero le imposibilita compartir grandes lagos o ríos con otras naciones, por lo que su única fuente de recursos hídricos potables son las inestables precipitaciones que tienen comportamientos variados según la zona geográfica.

Lo acumulado con las lluvias hace que el índice de disponibilidad de agua sea de 3 mil 400 metros cúbicos por habitante al año, cifra que parece suficiente, pero si nos descuidamos pudiera reducirse hasta niveles poco agradables para todos.

La inmensidad de los mares que rodean el archipiélago cubano, da la falsa imagen de que el agua es lo que más abunda en nuestro país, cuando realmente ocupa una pequeña parte de su superficie.

Esto, seguido de actitudes poco ahorrativas, hace que cada año se pierdan 1 011 millones de metros cúbicos de agua, cantidad similar a la capacidad de almacenamiento de la presa Zaza, la mayor de la Isla, teniendo parte de la población  responsabilidad en esto.

Sucede que nuestros descuidos, olvidos a la hora de controlar el gasto del líquido y roturas en las redes de las casas, hacen que, desafortunadamente, el 60 por ciento de los 1 744 millones de metros cúbicos bombeados al año, se derrochen en el interior de viviendas.

No obstante, los únicos mal gastadores del líquido de la vida no están en las viviendas: su empleo irracional en la siembra y riego de los campos, el mal estado técnico de las pipas, las calles con sus salideros y la existencia de canales y embalses en mal estado debido a los años de uso sin reparación, son otras de las situaciones más comunes en la actualidad y que se han convertido en un continuo desafío.

Para que todos tengamos agua a nuestro alcance, tanto en zonas rurales como en las ciudades, el gobierno continúa la búsqueda de alternativas, que nos permitan disponer del agua necesitada para las más disímiles actividades, pero también de forma racional y eficiente.

En aras de lograr dichos propósitos se destinan cerca de 400 millones de peso cubanos. Con este monto se solucionan  averías u obstrucciones en las redes de abasto de todo el país, se eliminan salideros, se construyen trasvases, se reparan presas, junto a otras labores. Pero resulta imposible avanzar sin no toman medidas  todos los que nos beneficiamos de tales inversiones.

El agua está presente en  el cuerpo humano y en el de todos los seres vivos. Es imprescindible en la ganadería para criar los animales, en los campos para que crezcan los alimentos, en las más modernas industrias, en los centros recreativos para que permanezcan limpios y en el motor de cualquier auto. Incluso, hábitos tan comunes como cepillarse los dientes, lavarse las manos, bañarse y cocinar no podrían realizarse si dejara de existir el agua.

Este líquido es un recurso natural renovable, pero no infinito y aún así es despilfarrado continuamente. Si tomamos en cuenta que únicamente el tres por ciento del agua que existe en nuestro planeta es considerada dulce y solo el uno por ciento de ella sirve para tomar, la necesidad de ahorrarla se vuelve más preocupante.

Las actuales circunstancias de deterioro de las fuentes de agua bebible y el cambio climático que hace cada vez menos recurrentes las precipitaciones, no solo en Cuba, sino en todo el mundo, vuelven necesario dedicar unos minutos para meditar y pensar sobre cómo aprovechar mejor cada gota desde cualquier lugar.

La total dependencia que tenemos del agua conlleva a  que su ausencia provoque disímiles malestares en todos y sin excepción, por lo que las razones para su correcta utilización son sobradas y urgentes.

Por la costumbre del derroche existente, la ausencia del vital líquido se manifiesta en gran parte del país, pero lo que no puede suceder es que se pierda sin ningún uso, o que algunos malgasten mientras otros la  necesitan. Sería mucho más conveniente actuar con responsabilidad y teniendo en cuenta las dificultades de los más necesitados, porque hoy son ellos, pero mañana puede ser usted.

Hacerlo, por insignificante que parezca, desde el estrecho círculo del hogar, constituye una significativa garantía para que la escasez de este preciado líquido no nos sorprenda, y continuar entonces disfrutando del placer de tener agua al alcance de nuestras manos.

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