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Isla al Sur

UN VIAJE DESDE ADENTRO

UN VIAJE DESDE ADENTRO

RAYMON DARIEL RODRÍGUEZ GONZÁLEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Una vez, no hace mucho, un amigo me preguntó mientras caminábamos, qué era para mí lo más importante en la vida. Después de varios minutos pensando, quizás porque nunca nadie, incluyéndome, me había hecho tal interrogante, le respondí: ser feliz.

Por unos fugaces instantes, dentro de las paredes de mi cabeza, se inició el continuo rebotar de otra pregunta, pero esta vez hecha por y para mí: ¿Qué es la felicidad? 

Y otra vez me puse a pensar, parece que las respuestas siempre tardan cuando las buscas en tu interior. Comencé a intentar recordar los momentos que me habían hecho feliz durante mi existencia.

Entonces… ¡Eureka!, tal como un Arquímedes autodidacta, creí descubrir, que mi infancia fue la etapa de adaptación a este mundo; y la adolescencia, la de preparación para la dura travesía. Casi dos décadas vividas para estar listo, había llegado el momento exacto de comenzar el viaje en busca de mi felicidad.

Solo llevo conmigo a mi familia, mis amigos y a uno que otro amorío, lo indispensable para sobrevivir. Sé que mi mamá siempre va a estar un poco preocupada, los viajes la ponen nerviosa, mis hermanos nunca conseguirán ser chistosos (por mucho que se lo propongan) y mis amigos van a olvidar, como de costumbre, llamarme durante semanas o regalarme el día de mi cumpleaños; aún así, son mi mejor tripulación: soy dichoso.

Como supuse, el trayecto es agotador y muchas veces injusto, son frecuentes las tempestades y he tenido que aprender, a veces, a ir a contracorriente. La esperanza, la curiosidad y el amor son algunas de las razones que te hacen continuar.

También he conocido gran diversidad de personas y de formas de vida. Unos se conforman con casi nada, otros lo quieren todo. He presenciado la alegría de muchos con poco y la insatisfacción del que tiene, pero quiere más. Al final, me quedé solo con la experiencia; todos viven un viaje como yo, pero cada quien a su manera.

Encontrar el camino que conduce a la felicidad no es para nada fácil, no existe ningún mapa. En mis pocos, pero intensos años de viajero, he aprendido interesantes historias.

Un hombre de pueblo me dijo una vez, que el quid de la felicidad está en aquello que nos haga reír: gente absurda, sucesos inesperados, cosas ilógicas o historias sin sentido. La risa es esencial a pesar de no ser invisible a los ojos.

Por el momento, continúo avanzando por los senderos que considero más correctos, los que me hacen sentir más libre. Espero que la felicidad llegue, si no llega la iré a buscar en otros atajos, y si no aparece ya me la inventaré; porque ahora finalmente sé que más que ser feliz, lo fundamental de la vida es intentar serlo, y esto era lo que me faltó decirle a mi amigo.

 

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