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Isla al Sur

UNA MUJER DEDICADA AL PERIODISMO

UNA MUJER DEDICADA AL PERIODISMO

Vicepresidenta de la Unión de Periodistas de Cuba, Bárbara Doval Martínez ama su profesión porque con ella contribuye a reflexionar por dónde están las posibles soluciones a cada asunto.

Texto y foto:
NGA TRAN THU,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Ser periodista es muy difícil y complicado. Se necesita amor y dedicación. En Cuba hay muchas periodistas con talento y popularidad, entre ellas está Bárbara Doval Martínez, vicepresidenta de la Unión de Periodistas de Cuba, elegida en el Noveno Congreso de esa organización.

-El periodismo abarca un campo muy amplio.

¿Cuál es el tema que más le interesa?

Todos. Me interesa indagar para informar, para orientar, para ayudar a reflexionar por dónde están las posibles soluciones a un asunto.

-¿Usted estudió en Cuba? ¿Puede compartir

algunas de sus anécdotas más especiales

de su vida y en la Universidad?

Estudié Filología en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. Desde que comencé a trabajar, lo hice como periodista. Primero, en el periódico Victoria, en la Isla de la Juventud, aunque soy de La Habana, y después me vinculé a Radio Ciudad de La Habana. Más tarde en la televisión.

Lo que más me enamoró desde mis inicios en el periodismo fue el contacto con las personas, en su diversidad de opiniones y costumbres, procedencias y experiencias vitales. Mis memorias principales, por supuesto que están ancladas a Cuba donde nací, estudié y trabajo. Pero entre esas memorias especiales como hitos de vida, atesoro mi niñez rodeada del desvelo de mis padres y el momento en que fui madre. Ese primer encuentro con mi hijo nunca lo olvidaré.

De la Universidad recuerdo en especial la pasión con que los profesores enseñaban, y la avidez de los estudiantes por aprender a movernos con facilidad en el mundo de las letras, que incluía llegar a entender hasta los chistes que ellos hacían en clases, y poder reírnos también de lo que decían las intertextualidades.

-¿Por qué escogió este trabajo?

Hacer periodismo es muy difícil,

necesita de muchas habilidades.

Creo que el periodismo me tomó a mí de sorpresa. Estudié Filología porque me interesaba sobremanera ese mundo construido por autores que beben de la realidad. Ese entramado de psicologías y maneras de actuar que nos llega de la literatura me provocó desde niña.

El sabor que destila cada palabra en su relación con las otras también me llamaba la atención. Por ejemplo, recuerdo desde mi infancia, los Versos Sencillos de Martí, justamente por el uso de palabras que me invitaban a preguntar o a buscar un diccionario, como me aconsejaba mi madre.

Fue la vida, al graduarme, que me indujo al periodismo, y desde mi primera entrevista me encantó escudriñar por mi misma, en ese mundo interior que descubre cada ser humano, y eso fue lo que me hizo decir, si vuelvo a nacer, estudio Filología y ejerzo el periodismo.

La dificultad que nos pone el periodismo está en saber interpretar cada acontecimiento, en saber llevar toda esa información de la manera más atractiva, ágil, comprensible, para que ayude a construir opiniones.

Muy peligroso resulta ejercer el periodismo en el mundo, donde se escuchan y se leen constantemente noticias de periodistas asesinados por defender el compromiso de servir a los pueblos .Por suerte, en Cuba no pasa del descontento de quien sea criticado que no puede implicar al periodista. A veces es también difícil que comparezcan ante las cámaras de la televisión, por ejemplo, o que explique el más locuaz o mejor preparado, pero también el periodista debe hacer gala de su profesionalidad y extraer e interpretar la información precisa para facilitarles la vida a las personas.

-¿Cómo mantener este trabajo

vivo con tantas dificultades?

Lo que no tiene dificultad alguna para lograrse, tal vez, resulta menos atractivo, menos defendible a capa y espada.

-¿Cuál es el trabajo que le tomó más tiempo?

Siempre me digo y aconsejo a quienes van llegado al periodismo, que cada trabajo que una emprende es como el más importante, he aprendido que la memoria colectiva necesita que siempre entregues lo mejor de ti, de manera que en el periodismo, el tiempo en lograr algo va sin duda, a un segundo plano, lo más importante son los resultados, el impacto, el alcance de esa obra.

-Para usted, ¿qué significa el periodismo en Cuba?

¿Cuáles son los problemas que afronta?

El periodismo en cada país debe parecerse al país, a su tiempo, a las urgencias y aspiraciones de su sociedad, si no, no es periodismo. Lo más importante es la búsqueda de la verdad que se construye desde muchas fuentes, no hay una sola, no hay quien cuente de manera absoluta con la verdad. Esa es una de las potencialidades que nos exigimos los periodistas en Cuba, en tanto vivimos la era de la instantaneidad, y se produce la noticia y se dispara hacia disímiles direcciones.

Nuestra ética reside en buscar la versión más completa, pero también es un reto, no quedarnos detrás en ofrecer esa primera versión, porque la gente necesita esa información, pero vale mucho, la confiabilidad y responsabilidad del medio que la ofrece. Lo más importante es que el pueblo recurra a sus medios de prensa porque le sean confiables.

-¿Qué disfruta del trabajo de la UPEC?

El trabajo en la UPEC es disfrutable en tanto defiende nuestra misión de servicio público que es el periodismo y el encuentro entre las diferentes generaciones de periodistas en aras de una mayor profesionalidad. Además, porque forma parte de las batallas cotidianas de un pueblo en Revolución. Es el espacio donde se entrecruzan saberes en función de un gremio.

-¿En qué eventos representativos ha participado?

Entre los eventos más importantes han estado las Cumbres de Jefes de Estado celebradas en La Habana. Pero un evento importante también lo es la búsqueda de la información en tiempo de ciclones, en circunstancias totalmente adversas por el peligro que entraña. Otro relevante para mi es la cobertura en tierras africanas a la labor de los especialistas de la Salud Pública de Cuba, en la que participaron como parte de mi equipo, dos estudiantes de Periodismo, en una misión que duró cuatro meses.

-¿Cuáles son sus principales premios?

Entre los premios recibidos como profesional han estado los relacionados con Libre Acceso, el programa que con frecuencia semanal realizo en la TV, por el tratamiento de asuntos de la cotidianidad como el transporte público en La Habana, la higiene de la ciudad, la comercialización de productos del agromercado, el abasto de agua, todos ellosrecurrentes en ese espacio.

Pero he obtenido otros por radiodocumentales o programas de opinión en mi etapa de labor en Radio Ciudad de La Habana, y también en la televisión, por géneros como el reportaje, la crónica o el comentario. Sin embargo, el principal premio siempre es el reconocimiento de las personas con las que una se topa por la calle y sugieren nuevos temas, dicen cómo estuviste en la última emisión y cómo desean que sean abordadas las diferentes cuestiones. Ese es el mejor premio porque es la realización de cada una de las obras entregadas.

-¿Cómo valora su relación como

tutora de estudiantes de Periodismo? 

Mi experiencia con los estudiantes de Periodismo ha sido buena, sin ser profesora en la Facultad, pues en la práctica, especialmente durante mi estancia en el canal de televisión, he recibido a muchos y les he aportado algunas de mis experiencias como profesional y también he aprendido con ellos a realizar algunos análisis interesantes sobre determinados temas.

Siempre llenan con su impronta juvenil, con el desenfado, con la preparación que hoy van recibiendo, con su manera de apreciar las cosas y eso ayuda a construir para ellos y para una, nuevas miradas. En ese sentido, otra de las experiencias gratas fue la de Ghana, en África, en un mundo desconocido y que nos unió como parte de una familia. Allí todos aprendimos, juntos.

-¿Cómo comparte trabajo y familia?

Desde 2008 en el Octavo Congreso de la UPEC, y después ratificada en el Noveno Congreso, en 2013, soy vicepresidenta de la organización que representa a los periodistas. Desde esta misión trabajo en función del gremio y se defiende desde la política, la estrategia y las acciones al periodismo.

Además, continúo ejerciendo desde el programa de televisión, en el Canal Habana, la televisora de la capital del país. Los horarios se entrecruzan, a veces, una quiere extender el día más allá de 24 horas para seguir haciendo cosas, especialmente cuando transcurre una provechosa jornada, una tiene muchas ansias de seguir, lo mismo en el trabajo que con la familia, cuando te salen bien las cosas no quieres que termine la jornada.

Si no obtienes lo que deseas, debes empeñarte para enmendarlo a tu medida. Una debe organizarse y contribuir como parte de una familia, donde todos tenemos obligaciones, aspiraciones, compromisos e intereses, a que todo se pueda cumplir, a que la satisfacción llegue a cada miembro por igual, no es fácil, pero lo procuro desde cada una de mis acciones.

-¿Quisiera que su hijo fuera

periodista como usted?

Mi hijo es aún muy pequeño para predecir qué le gustará ejercer cuando crezca o qué le permitirán sus capacidades. Por el momento, ya realiza entrevistas, es muy conversador y se las inventa en el aire para entablar un diálogo con cualquier tipo de persona, adolescente, joven o niño, o anciano. Si en un futuro le gustara hacer periodismo, por supuesto que le ayudaría porque lo más importante es que la persona sea feliz con la labor que realiza, sentirse útil es vital.

-¿Cuál es el momento más emocionante

que ha vivido como periodista?

Han sido muchos los momentos emocionantes. De mis comienzos en la televisión, en una cobertura en el Aula Magna haber obtenido una respuesta de Fidel, luego de preguntar como parte de una multitud de periodistas. Otra vez,  recibir de sus manos un diploma de reconocimiento por la cobertura realizada durante la batalla del pueblo contra el mosquito aedes aegypti, o recibir consejos de su parte en otra de las coberturas importantes, por ser otra batalla de los cubanos, la reparación de escuelas en el país.

-Si tuviera que conservar solo una de las

historias de las que ha sido

testigo, ¿cuál sería y por qué?

Entre las historias que conservaría está esa ocasión en que dejé de ser periodista y mi cámara y bolígrafos cedieron paso al ser humano. En la cama de un hospital ghanés un niño pequeño, casi bebé, miraba con ojos vidriosos y perdidos por los daños causados por la malaria, como en plegaria a la vida para que no le abandonara. Su madre al lado sin fuerzas ni para llorar se sentía desvalida. Herenia Robel y Elizabeth Palau, dos especialistas cubanas, con total dominio, se enfrentaron a la deshidratación y con paciencia infinita y nuestro equipo de filmación como testigo, con cámara en off, le encauzaron las venas para poder ponerle el suero que le podría salvar.

Tiempo después ya en Cuba, al ver a aquellas especialistas, una holguinera y otra guantanamera me dieron la excelente noticia de que aquel niño se había salvado. De ese momento no cuentan las imágenes, pero cuentan mis vivencias.

-¿Usted tiene un deseo particular

para el periodismo en Cuba?

Mi deseo para el periodismo en Cuba es que se parezca cada vez más a su pueblo, como demandó el Noveno Congreso de la UPEC, y en el mundo que sea cada vez más responsable y constructor de mejores tiempos por venir.

-¿Qué aconsejaría a los

estudiantes de Periodismo?

Lo primero es que aprendan a sentir en la piel del otro. Quien no es capaz de sensibilizarse con los problemas del resto de las personas, difícilmente pueda entenderlos, interpretarlos e informar sobre ellos. Y esa información, entonces sea una historia contada de manera atractiva, con la dosis de humanidad que pueda atrapar al receptor.

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