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Isla al Sur

¿LEEN LOS JÓVENES?

¿LEEN LOS JÓVENES?

Un sondeo realizado a más de 100 estudiantes de la Universidad de La Habana muestra que al 50 por ciento le gusta leer libros sobre el amor, la familia, la historia y del género novela.

NGA TRAN THU (NINA),
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Cuba es un país fuerte en nivel de instrucción. Un sistema de educación pública, gratuita y obligatoria desde primaria hasta preuniversitario o tecnológico, así lo garantizan. Sin embargo, ¿se ha preguntado alguna vez si actualmente los jóvenes cubanos tienen hábitos de lectura que le permitan ampliar su cultura?

“La lectura es como un sexto sentido. Si el hombre no hubiera inventado esos signos, se hubiera perdido la  memoria cabal del pasado, su ciencia reciente: toda su poesía. La civilización retrocedería siglos. ¿Qué debemos a la lectura? El hombre no puede calcularlo. La lectura es importante, no es sólo aprender o conocer, también es ampliar el horizonte del conocimiento”, destacó la autora cubana Alga Mariana Elizagaray en su libro Se hace camino al leer.

Una mirada al mañana

En el presente año un total de 145 nuevos títulos serán publicados para los adolescentes por la Editorial Gente Nueva en las colecciones Primavera, Ámbar, Veintiuno y Aventuras. Esto representa un incremento de más del 14 por ciento con respecto al 2013, aseguró David López Ximeno, subdirector editorial de esa entidad del Instituto Cubano del Libro.

La Casa Editorial Abril, perteneciente también al ICL, es la institución que más libros produce anualmente para los jóvenes, por lo que cuenta con gran número de seguidores. “Son muchos quienes persiguen nuestras colecciones, por eso, en los eventos literarios los títulos se agotan fácilmente”, afirmó Diana Lio Busquet subdirectora de la casa Editorial Abril.
Aún así, entrevistas realizadas a algunos jóvenes demuestran que la mayoría de los libros que compran en las ferias casi nunca llegan a leerse, ya que prefieren emplear su tiempo en otros hobbies.

“Yo creo que a los chicos cubanos no les gusta leer libros porque desde  la formación infantil está ausente la práctica de la lectura sistemática y enfocada. También hay una influencia fuerte por parte de las nuevas tecnologías y el uso en aumento de las mismas, lo que permite a los jóvenes disfrutar más de cualquier actividad vinculada con un artefacto tecnológico antes que con un buen libro o lectura. Esto puede ser causado por una no comprensión de las ventajas sociales e intelectuales que genera el ejercicio de leer”, comentó Nelaida Calleja, estudiante de Ciencias de la Información en la Universidad de La Habana (UH).

A su vez, Maida Francisca Díaz Padilla, socióloga y profesora de esa carrera en la Universidad de La Habana, asegura que los jóvenes en Cuba han cambiado sus hábitos con respecto a la lectura especialmente de libros físicos, por la lectura digital que contienen los juegos, series y aventuras. Esto acarrea futuros problemas ortográficos y de comprensión de la lengua materna.  

La juventud opina 

“La lectura  crea una gran adicción cuando nos acercamos a ella por el disfrute que proporciona. Además, ofrece grandes beneficios a los que la practican, pues ayuda a incrementar el nivel cultural, a mejorar la ortografía y a ampliar el léxico. Cuando dejemos de leer por obligación y lo hagamos por placer, percibiremos todo esto y nos acercaremos más a ella”, asegura Elianys Justiniani Pérez, estudiante de primer año de Periodismo.

Con este planteamiento coincide Oriol Guevara, médico del hospital Calixto García, de La Habana, quien sostiene que le gusta mucho leer, pues fue un hábito adquirido durante su formación, desde edades tempranas.

Sin embargo, estos jóvenes no son representación de la mayoría, pues a pesar de que mediante la lectura se incorporan conocimientos, mejora la ortografía, la redacción y amplía el vocabulario personal, lo cierto es que ha disminuido el interés por ella.

Al respecto, Javier Díaz Santos, estudiante de la Facultad de Física, señala: “No me apasiona la lectura, prefiero ver películas, jugar en la computadora o salir con mis amistades, eso me divierte más. Leo solamente lo que orientan los profesores en el aula”.

A su vez, Mariana González, estudiante de Cultura Física, califica al hábito de aburrido y plantea que solo lee por necesidad, cuando le orientan alguna tarea.

La causa de las cosas

“En nuestro centro existen un grupo de 23 000 asociados, conformados principalmente por jóvenes universitarios y técnicos medios, no obstante, los textos que solicitan, y los comentarios de ellos mismos, revelan que están adaptados a leer por obligación, pues se lo exigen en la escuela o porque necesitan consultar bibliografías para estudiar, y como este tipo de lectura en ocasiones no es la más llamativa, se alejan del resto de los textos y buscan otras vías de esparcimiento”, comentó Margarita Bellas Vilariño, subdirectora de la Biblioteca Nacional José Martí.

“Muchos se están convirtiendo en rehenes de las nuevas tecnologías y ya no pueden resolver ningún asunto con sus propias manos. Bajo el peligro de que los conocimientos están almacenados en las máquinas y no en la cabeza de la gente y en la práctica social, urge un equilibrio entre lo real y lo virtual que permita distinguir lo útil y necesario de lo superfluo y banal”, afirmó Diana Lio Busquet, subdirectora de la casa Editorial Abril.

Muchas veces las máquinas hacen desviar nuestras más importantes ganancias y se convierten en objetos de pura diversión. Esto sin tener en cuenta que, en la etapa de tránsito tecnológico, los portadores en lugar de favorecer, abruman y terminan siendo usados para fines que no contribuyen a los hábitos de lectura, aunque la tecnología bien usada es magnífica para tales propósitos.

“La tecnología afecta los hábitos de lectura porque, aunque facilita en ocasiones el acceso a nivel global a cuanto título o temática se desee, la realidad es que a veces sucede que la inclinación es más fuerte por la utilización y consumo de equipamientos como tabletas, laptops, entre otras plataformas de cómodo acceso”, aseguró David López Ximeno, subdirector editorial de esta entidad del Instituto Cubano del Libro.

Roció Cruz, joven lectora universitaria, comentó: “En mi caso, adoro leer libros fantásticos o de aventuras, entre los que se encuentran historias escritas por Kent Follet o Tolkien. En Cuba hay jóvenes que comparten tales preferencias, solo que en muchas ocasiones las publicaciones literarias nacionales no logran satisfacer verdaderamente la creciente demanda de determinadas historias. Incluso, mucha de la literatura expuesta al público se centra en sectores profesionales de la sociedad, olvidando que uno de los principales objetivos de la lectura es enriquecer y estimular la imaginación del hombre.”

Intentos por avanzar

La Segunda Encuesta Nacional sobre Prácticas de Consumo Cultural, realizada por el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello (ICIC) en coordinación con el Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas, develó importantes resultados relacionados con las prácticas y espacios de lectura de los adolescentes, jóvenes y población adulta.

En el grupo de los adolescentes comprendidos entre 12-14 años de edad, el 80,6 por ciento afirma gustar de la lectura, y el 78,4 por ciento plantea que acostumbra a leer, “cifras que denotan la efectividad de programas y acciones en el fomento de la lectura y el crecimiento de publicaciones dirigidas a niños, niñas, adolescentes y jóvenes”, señaló Alexander García, investigador del Centro Nacional de Estudios sobre la Juventud y la Adolescencia.

Mientras, un sondeo realizado a más de 100 estudiantes de la Universidad de La Habana muestra que el  50 por ciento no lee frecuentemente, y que la otra mitad prefiere leer sobre el amor, la familia, la historia y del género novela, y la variedad de temas crece con el aumento de este hábito.

“No podemos formar lectores de la nada. Si la escuela no tiene ese objetivo, si la familia no contribuye, si la sociedad solo dice que hay que leer, no estamos desarrollando buenos hábitos”, comentó Nerys Pupo, escritora de temas para niños y miembro de la UNEAC.

Se han materializado intentos como el volumen Vamos a leer en familia, que aborda el tema, pero más que todo trata de poner ejemplos concretos de cómo crear el hábito, explica acerca de la importancia de las bibliotecas en las escuelas, de la creación de los clubes de lecturas y muchísimas otras variantes que facilitarían el proceso, señaló la escritora.

¿Y la mejor solución?

Cuba se esfuerza por crear docentes cada vez más preparados y es solo cuestión de tiempo volver a formas que hace unas décadas atrás fueron distintivos de nuestro pueblo como buenos lectores y que de alguna manera no se ha ido de gran parte de las personas.

“Los cubanos son muy sensibles y logran entender cuando se producen déficits en determinadas etapas y pienso que de alguna manera hay un gran número de jóvenes que sí leen, que buscan las temáticas de su interés y que  encuentran docentes preparados que los incitan, que los ayudan en ese sentido, o bien que se desenvuelven en un entorno familiar favorable para que tales hábitos se creen”, comento David López Ximeno, subdirector editorial del Instituto Cubano del Libro.

Quizás una solución a la problemática de la no lectura en los jóvenes sería que en las escuelas se orienten con mayor frecuencia las lecturas comentadas, las búsquedas bibliográficas donde tengan que informar las referencias y las ideas centrales. Estimular en los niños la lectura de cuentos y de pequeñas novelas garantiza en los jóvenes ese hábito tan necesario para el conocimiento.

Además, tienen que hacerlo las familias y las personas individualmente, el secreto está en que encontremos la fórmula para que los individuos respondan por sí mosmos y sientan la necesidad de la lectura, del estudio y del trabajo para satisfacer sus propios objetivos de vida, subrayó Evelio Ramírez Kindelán, profesor de Seguridad y Defensa Nacional de la Universidad de La Habana.

Por su parte, Yohana Beatriz Martínez Abreu, profesora de la Facultad de Artes y Letras, quien ama leer, comentó “Lo principal para devolverle al libro su valor cultural es la educación. Los profesores deberán ser persuasivos y exhortar a los niños a leer. En otras palabras, cuando se solucione el problema de la educación actual en Cuba, entonces podrá pensarse en solucionar el problema de la lectura, que pasa inexorablemente por el problema de la cultura. Poco alcance tendrán las ferias del libro, los spots publicitarios, las campañas por la lectura, si no se aprecia y se comunica la trascendencia de un libro.”

Pie de foto: Una parte significativa de los jóvenes cubanos solo se inclinan por determinados tipos de lectura.

FICHA TÉCNICA:

Tipo de reportaje: Interpretativo Explicativo.
Tipo de título: Genérico.
Tipo entrada: De presentación.
Tipo de cuerpo: De bloques temáticos.
Tipo de transiciones: Subtítulos: se emplean para dividir el reportaje en subtemas. Otros elementos conectivos (Algunas muletillas. Por ejemplo: sin embargo, también, a su vez, por su parte).
Tipo de cierre: De conclusión.

Tema: El hábito de lectura en los jóvenes.

Situación problémica: A pesar de los diversos recursos que destina Cuba para elevar la cultura de sus habitantes, el insuficiente hábito de lectura es un tema que afecta a la juventud actual.

Objetivos colaterales: Analizar los factores que inciden en el rechazo hacia la lectura de algunos jóvenes. Identificar si los jóvenes que rechazan el hábito de lectura constituyen mayorías o minorías dentro de este grupo poblacional. Valorar la labor que se emprende en el país por mejorar esta situación. Identificar qué tipo de lecturas prefieren generalmente los jóvenes.

Estrategia de fuentes:

Fuentes Directas:

Alexander García, investigador del Centro Nacional de Estudios sobre la Juventud y la Adolescencia. Tipo de fuente: experto, implicado. Tipo de juicio: valorativo, analítico, proyectivo.

David López Ximeno, subdirector de la Editorial Gente Nueva. Tipo de fuente: oficial, implicado. Tipo de juicio: analítico, valorativo.

Diana Lio Busquet subdirectora de la casa Editorial Abril. Tipo de fuente: oficial, implicado. Tipo de juicio: analítico, valorativo.

Evelio Ramírez Kindelán, profesor de Seguridad y Defensa Nacional de la Universidad de La Habana. Tipo de fuente: testigo, no implicado. Tipo de juicio: valorativo, disyuntivo.

Margarita Bellas Vilariño, subdirectora de la Biblioteca Nacional José Martí. Tipo de fuente: oficial, implicado. Tipo de juicio: analítico, valorativo.

Maida Francisca Díaz Padilla, socióloga y profesora de la carrera de      Sociología de la Universidad de La Habana. Tipo de fuente: especialista, implicada, testigo. Tipo de juicio: analítico, valorativo.

Nerys Pupo, escritora Infantil y miembro de la UNEAC. Tipo de fuente: implicada, especialista. Tipo de juicio: analítico, valorativo, proyectivo.

Oriol Guevara, médico del Hospital Calixto García, de La Habana. Tipo de fuente: testigo, no implicado. Tipo de juicio: valorativo, analítico.

Yohana Beatriz Martínez Abreu, profesora de la Facultad de Artes y  Letras. Tipo de fuente: testigo, implicada. Tipo de juicio: valorativo.

Estudiantes:

Elianys Justiniani Pérez, estudiante de primer año de Periodismo, de la Universidad de La Habana.

Mariana González, estudiante de Cultura Física.

Nelaida Calleja, estudiante de  Ciencias de la Información.

Javier Díaz Santos, estudiante de la Facultad de Física.

Rocio Cruz, estudiante de Facultad de Artes y Letras.

Tipos de fuentes: protagonistas, implicados. Tipos de juicios: valorativo, analítico.

Fuentes Documentales: 

Elizagaray, Alga Marina: Se hace camino al leer .Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2007, pág. 159.

Un sondeo de 100 estudiantes de variantes de la Universidad de La Habana.

Yeisa Sarduy Herrera, Leo… ¿cuánto leo? En: http://www.cubacontemporanéa.com, consultado  19/2/2014.

http://www.diariodecuba.com/cultura/,  consultado 12/3/2014.

http://www.ecured.cu/index.php/Programa_Nacional_por_la_Lectura, consultado 21/3/2014.

Soportes:

Hecho: El rechazo a la lectura por parte de muchos jóvenes constituye un problema latente en la sociedad.

Antecedentes: Investigaciones realizadas por el Centro Nacional de Estudios sobre la Juventud y la Adolescencia confirman que a gran parte de este sector poblacional no le gusta leer, mientras que otros solo leen géneros determinados.

Contexto: El avance de las nuevas tecnologías proporciona a los jóvenes variadas formas de diversión, que quizás no son tan instructivas, contribuyendo a que dejen a un lado el hábito de lectura y los beneficios que este brinda.

Proyecciones: La hay desde las fuentes, pero no desde decisores.
Situaciones colaterales que pudieran incidir: Ascenso de las nuevas tecnologías. Los jóvenes están adaptados a leer por obligación. Poca variedad de temáticas literarias.

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