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Isla al Sur

CUESTA ABAJO….

CUESTA ABAJO….

JOSÉ ERNESTO GONZÁLEZ,
estudiante de tercer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Podría empezar de cualquier manera, pero prefiero hacerlo a través de una expresión lamentosa, que por tiempo se ha mantenido y contiene un signo triste: la comedia musical— o sainete lírico como también se le conoce— vive precaria en nuestros días, solo como eco de una grandeza genérica pasada.

Creo no pecar al decir que no existe tanta fuerza, belleza y combinación especial de texto, música y actuación, que en estas obras devenidas reliquias históricas entre las aristas del teatro de hoy.

La comedia musical es un género que combina música, canción, diálogos y baile, cuyo nacimiento se remonta al siglo XIX europeo, decantada por fuentes teatrales como la opereta, la ópera cómica, el vodevil y el género burlesco. Cuba, por su parte,  posee una rica tradición de comedia musical, la cual incluye los sainetes del teatro vernáculo presentados durante el siglo XX en las tablas del “Alhambra” y “Martí”.

Desde el gran Ernesto Lecuona con su sainete lírico María la O que le otorgara un lugar privilegiado en la cultura musical cubana, a lo largo de los años ha brotado una riqueza creativa singular a través de estas piezas que reflejan las tradiciones del cubano.

Hitos de la comedia musical cubana como “El amor nació en la plaza”, “Pedro Manso”, “Millonarios Socialistas”, “El remero respetuoso” y “Recuerdos del Alhambra”, han ido creciendo en el recuerdo de quienes tuvieron el placer de disfrutarlas. Pero, ¿por qué privar a las nuevas generaciones de lo mejor y más brillante dentro de las piezas teatrales musicales de nuestro país?

Con el pasar de los años los sainetes no han logrado sobrevolar dimensiones y abrirse a nuevos medios como la radio. No fue hasta el pasado año que una emisora cubana presentó una propuesta que reunió todos los sentidos y directrices del teatro musical. Antes, a pesar de la realización de mucho teatro vernáculo en CMQ Radio, RHC Cadena Azul y posteriormente en Radio Liberación, no se tiene constancia de la elaboración de comedia musical alguna, con todos los requerimientos que ésta debería poseer para legitimarse como género radiofónico.

Voy abajo, obra de los maestros Enrique Nuñez Rodriguez y Rodrigo Prats, originalmente estrenada en el Teatro Musical de La Habana en 1965, fue reversionada, esta vez para radio, por la joven directora de programas radiales Nathalie Llizo,  transmitida en el espacio Teatro de la emisora Radio Progreso, con 59 minutos de duración. Podría describirse de extraordinaria, singular e inusual dentro del panorama sonoro radial de la Isla.

Ya en su momento reconocida por la crítica y por diversos concursos nacionales—Gran Premio en los festivales Antonio Lloga in Memoriam y Evaldo Milián in Memoriam—, e internacionales —Mejor Obra Comedia Musical en el Concurso Caribbean Broadcasting Union 2011— la pieza intenta rescatar  la comedia musical en la radio,  así como homenajear a las grandes figuras del género que habían sido olvidadas.

Esta obra validó la comedia musical en la programación radiofónica cubana como un producto estético- cultural viable, con valores artísticos del género a tenor de las viabilidades de producción y realización en un medio como la radio que, no solo es cuestionado en la actualidad como productor de obras de arte sino que, hasta el presente, no ha abordado semejante género.

Tan solo bastaron cinco días y el empeño demostrado por el equipo realizador de este programa para hilvanar magistralmente una sincronización de canto y actuación concretada en una pieza teatral. 

Todo gracias al extraordinario elenco de actores, algunos ya veteranos dentro del genero: Luis Lloró, —quien actuó en el estreno de la obra original 46 años atrás— la fallecida Zenia Marabal, Aurora Basnuevo, Martha del Río— quien trabajó en la versión televisiva—, y otros más jóvenes como Ahmed Otero y Arletty Roquefuentes, junto al conjunto de producción,  todos bajo la batuta creadora de la joven Nathalie.

Ahora resulta oportuno socavar los estereotipos genéricos establecidos para la radio y brindarle un espacio vital a este género dentro de la antena cubana. Si tenemos en cuenta el costo simplificado que supone una producción de este tipo con respecto a las grandes representaciones sobre las tablas o tras las cámaras, gracias a la supresión de elementos como la escenografía, el vestuario, el maquillaje, la peluquería y el baile, podría concretarse esta idea más pronto de lo imaginado. Solo basta, como dijera la Llizo, “la buena voluntad, el empeño y la pasión por nuestra profesión, para entregar al público productos dignos de nuestra más pura tradición vernácula”. 

El rescate de la comedia musical cubana en la radio se convierte en una necesidad vital y de gran aceptación a todo lo largo y ancho del país. Esperemos contar pronto con espacios fijos para comedias musicales dentro de la radio y la televisión cubanas, para llenar así, un vacío grande dentro del género. En todo caso, el sainete musical tuvo un pasado glorioso, que ya es capítulo en la historia de la música: toca ahora hacerlo un presente y un futuro dentro de las tradiciones artísticas de la Isla.

Solo intento, desde mi más fortuita experiencia recordarlo y, humildemente, servir como punto de partida para otras evocaciones que puedan intentarse por personas más versadas en el tema que propicien una apertura al género dentro de los medios.

 

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