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Isla al Sur

EL CREPÚSCULO DE AMANECER

EL CREPÚSCULO DE AMANECER

La última adaptación a la gran pantalla de la saga Crepúsculo, es un ejemplo de que el éxito de taquilla no garantiza la excelencia de la entrega cinematográfica.

WENDY GARCÍA MARQUETTI,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Amanecer Parte 2, es la última película de la popular serie de vampiros Crepúsculo. Está inspirada en el libro homónimo de Stephenie Meyer, el cual fue publicado en agosto de 2008. La espera de los seguidores por verla duró hasta el 16 de noviembre de 2012, sin embargo, esta producción de las compañías Summit Entertainment y Lionsgate es un ejemplo de que altas recaudaciones -más de 300 millones de dólares- no es sinónimo de calidad.

La cinta fue dirigida por Bill Condon, ganador de un premio Óscar en el filme Gods and Monsters por Mejor Guión Adaptado. A pesar de ello, durante la entrega dudamos de la capacidad de dirección de Condon, pues no se cuidaron los elementos básicos que estaban bajo su mando, dígase actuación y guión.

Melissa Rosenberg, la guionista, que ya había adaptado el resto de los libros, demostró esta vez una incapacidad para extrapolar a la gran pantalla las verdaderas intenciones de la escritora. Con el objetivo de atraer más público masculino, cambió romance por acción, sacrificó pasajes de la historia e inventó un final que se opone a la mitología de los vampiros de Meyer, causando descontento entre los fanáticos.

De los actores principales: Kristen Stewart, Robert Pattinson y Taylor Lautner, como Bella Swan, Edward Cullen y Jacob Black, en ese orden, solo Stewart logró demostrar algo de capacidad histriónica. Mientras, las penosas interpretaciones de sus compañeros masculinos, reconocidos por la crítica en filmes no pertenecientes a la saga, dejaron mucho que desear.

Peor fue el caso de Dakota Fanning y Michael Sheen como Jane y Aro Volturi. Sus líneas originales desaparecieron casi por completo. No obstante, su trabajo constituye uno de los escasos momentos donde apreciamos verdadera actuación.

Los efectos especiales estuvieron dirigidos por Terry Windell. La labor de este departamento fue deplorable y por momentos parece que en lugar de tecnología de punta se emplearon técnicas caseras. Un ejemplo es la representación computarizada de Renesmee, la hija de Bella y Edward. Los fanáticos catalogaron la apariencia de la bebé como “la reencarnación de Chuky, el muñeco diabólico”.

La sección de maquillaje, a cargo de Jean Black, tuvo un desempeño terrible. Parece que estos vampiros en vez de tener la piel pálida se sumergían cada mañana en potes de talco. El error fue justificado con el hecho de que como en cada película este equipo variaba, no les fue posible aprender de los errores pasados.

En cambio, el resto de los departamentos de producción tuvo un trabajo aceptable. Cabe destacar la labor de Michael Wilkinson como diseñador de vestuario, conocido por la cinta 300, quien supo transmitir la psicología de los personajes mediante su labor. Por su parte, Guillermo Navarro, ganador de un Óscar por la fotografía del filme El laberinto del Fauno, mostró gran profesionalidad con los exteriores y la luz.

Solo fue catalogada de magistral la banda sonora supervisada por Carter Burwell y Alexandra Patsavas, también encargados de la música en la primera entrega de la saga. Varios sitios web calificaron el fondo musical con cuatro de las cinco estrellas posibles. A thousand years (Parte 2), de Christina Perri, y The forgotten, del grupo de rock Green Day, fueron los temas más aplaudidos por los productores musicales a nivel mundial.

Debido a lo antes expuesto, Amanecer se enfrentó al crepúsculo cinematográfico, o sea, fue desacreditado por el público y la crítica. Dentro de poco solo será recordada por los fans como una pésima adaptación de una de las historias más queridas de la década. Lo que pudo haber sido el pináculo de la saga, al contar con especialistas en cada departamento de producción, se convirtió en la peor entrega. Es por eso, que a diferencia de otros casos, la espera no valió la pena.

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