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LISANDRO OTERO MASDEU: EL ORGANIZADOR

LISANDRO OTERO MASDEU: EL ORGANIZADOR

La Escuela Profesional de Periodismo y el Colegio de Periodistas de Cuba fueron dos de los esfuerzos de este incansable luchador por la dignidad de la profesión.

ALEJANDRO BENÍTEZ GUERRA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Foto: Tomada del Álbum del cincuentenario de la Asociación de Repórters de La Habana.

Lisandro Otero Masdeu murió el 15 de julio de 1957. Su féretro fue escoltado al cementerio de Colón por una imponente manifestación de periodistas, maestros, representantes del gobierno y población en general.

Seis días después de su deceso, Pedro Martínez Barsá publicó en el diario Excélsior: “Sin dejar de trabajar casi en un susurro dijo un día que se iba a operar y que en siete u ocho días estaría de nuevo en la brega del diarismo (…) De pronto, el mazazo, el terrible mazazo de su muerte”.

Años atrás, 2 de febrero de 1944, el periodismo cubano le rindió tributo por el valor de su obra y su constante lucha en favor del gremio. Y mucho antes, maestros de todo el país le habían rendido un homenaje similar.

Tras su sepelio, en el folleto El organizador incomprendido, Octavio de la Suarée presagiaba la edificación de un monumento con la inscripción: “A Lisandro Otero Masdeu, que puso una camisa de fuerza a la desorganización del periodismo cubano, en nombre de la patria agradecida”.

¿Qué pudo haber hecho aquel hombre para merecer tantos  honores? Raúl Maestri, en el periódico Información del 2 de febrero de 1944, lo calificó como “la cabal y dinámica personificación del periodismo cubano”.

El organizador

La Asociación de Repórters de La Habana fue la primera institución fundada en Cuba para agrupar a los profesionales de la noticia. Sus estatutos limitan el tiempo de presidencia a dos años, sin posibilidad de reelección. Lisandro Otero Masdeu la dirigió durante el bienio 1941-1943. Es necesario, para comprender su obra al frente de la institución, conocer primero la situación que vivía el periodismo cubano cuando este es elegido para la presidencia.

En el libro editado por el citado homenaje al periodista, en 1944, Osvaldo Valdés de la Paz denunció la existencia entonces de “nuevos periodistas, simuladores carentes de escrúpulos, casi analfabetos, que actuaban ansiosos de explotar en provecho propio las aparentes ventajas de la publicidad con la audacia de la irresponsabilidad”.

Según expresa el Directorio Profesional de Periodistas de Cuba de 1957, desde la presidencia, “Lisandro Otero imprimió una actividad, la más fecunda de todas, (…) constituyendo su mandato una de las épocas más fructíferas del periodismo nacional”.

Para hacer frente a la situación, el entonces líder de los repórters convocó, organizó y presidió el Primer Congreso Nacional de Periodistas, a partir del cual se crearon la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling, y el Colegio Nacional de Periodistas, que contribuyeron a salvaguardar la dignidad del gremio.

Muy reconocida fue su labor al frente de la asociación. En la revista Carteles del 20 de febrero de 1944, Arturo Alfonso Roselló expresó: “Si alguna vez el principio antirreeleccionario pudo violarse, fue en el caso de Lisandro Otero. Hizo su obra y desapareció de la presidencia, como satisfecho del deber cumplido”.

El colegio y la escuela, armas del periodista

El Colegio Nacional de Periodistas (CNP) de la República de Cuba se creó por el decreto presidencial 1442 de 1942. Según expresa el Directorio Profesional de Periodistas de Cuba, de 1957, este nació a pedido del Primer Congreso Nacional de Periodistas, porque “para ejercer su profesión es necesario poseer una sólida moral intangible y una capacidad intelectual evidente”.

Sobre la institución, el texto recoge además que “al hacer un somero recuento de sus fecundas actividades (…) no es posible omitir sin ser injustos el nombre verdaderamente glorioso de Lisandro Otero Masdeu, que con un grupo selecto de compañeros logró la creación del Colegio Nacional de Periodistas.”

Tras inscribir legalmente la institución en el Ministerio del Trabajo, el 23 de noviembre de 1943, el entonces presidente de la Asociación de Repórters fue elegido su primer Decano, e inscrito como el colegiado número uno.

El propio Otero, en el Álbum del cincuentenario de la Asociación de Repórters de La Habana, explicó que la entidad impuso a sus miembros el cumplimiento de reglas de conducta y ética profesional, y por ley, no podía trabajar en un periódico quien no era colegiado, sin excluir aquellos que, como él mismo, “no se formaron en la escuela, pero siempre tuvieron una correcta conducta moral”.

Según constata el artículo escrito en el diario Prensa Libre del 21 de julio de 1957, con motivo de la muerte de Otero Masdeu, este fue reelegido como Decano en 1944 y 1946, cargo al que renunció tras terminar todo el trabajo de organización y dejar reconocidas las importantes conquistas sociales del periodismo. En su primera Asamblea Nacional de Delegados, el CNP lo designó Decano de Honor.

El Directorio Profesional de Periodistas de Cuba consigna que la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling constituye “la piedra angular en el movimiento renovacionista de la clase periodística cubana”.

Primera de su tipo en Cuba y cuarta en América Latina, -antecedida por las de Argentina, Brasil y México- contribuyó junto al CNP a combatir el intrusismo en la profesión y a dignificar el oficio, al alcanzar la profesionalidad que requería. Estas instituciones, los principales logros de Otero como organizador, marcaron un antes y un después en el periodismo cubano.

Maestro y periodista

Lisandro Otero Masdeu nació en el surgidero de Batabanó en 1893. Según cuenta Gabriel García Galán en su artículo Maestros de instrucción primaria en el periodismo, aparecido en el Álbum del Cincuentenario de la Asociación de Repórters de La Habana, apenas a los 14 años, mientras trabajaba como tipógrafo en su pueblo natal, Otero fundó y mantuvo por varios meses un periódico llamado La Verdad Infantil.

Paralela a la vocación de periodista, surgió otra que lo acompañaría durante toda su vida: la de maestro. Trabajaba de día y estudiaba en las horas de descanso, y así se hizo maestro de instrucción pública. No tenía 18 años cuando ya estaba en el aula.

Establecido en La Habana, ejerció el magisterio durante 14 años, primero en la escuela número 9, luego a la 4, de la que fue director, y donde fundó un periódico escolar, El Lugareño, con el que logró repartir 500 pesos entre los escolares de aquella población.

Su intensa labor le permitió alcanzar altas posiciones en el Ministerio de Educación. En el libro editado a propósito del homenaje rendido a Otero en 1944, Osvaldo Valdés de la Paz destaca que en sus diferentes funciones, el organizador dedicó 30 años al mejoramiento de la enseñanza.

El reportaje 24 horas en la vida de Lisandro Otero, aparecido en la revista Bohemia el 2 de junio de 1946, recoge que como Presidente de la Asociación de Maestros de Cuba, logró el aumento del salario mínimo del maestro público a 116 pesos, récord para la época, y gestionó la creación de mil aulas de enseñanza primaria.

“Es el típico caso del self made man –expresó en aquel escrito su autor, Jorge Quintana- es el hombre que se hace a sí mismo”. Sin estudio académico alguno, se inició como repórter en el diario El Mundo el 14 de junio de 1927.

Miguel Ángel Tamayo, profesor de la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling, expresó en aquel homenaje de 1944: “Ya no va a separarse más ni de lo uno ni de lo otro, va a dividirles su vida, va, en definitiva, a seguir siendo maestro, maestro de cultura y maestro de periodismo”.

El reportero

Aunque se le recuerda principalmente como organizador, Lisandro Otero fue también un excelente periodista. Tras iniciarse en el diario El Mundo, laboró en Cuba, El Heraldo de Cuba, Información y El País, desde 1934.

Años más tarde se incorporó a Excélsior, donde trabajó hasta su muerte, cubriendo los sectores de Educación, Comunicaciones y otros. También fue redactor, primero, y colaborador, después, de la revista Bohemia.

Según Jorge Quintana, en 24 horas de la vida de Lisandro Otero, aparecido en Bohemia el 2 de junio de 1946, “en el periodismo, Lisandro Otero Masdeu ha recorrido toda la gama profesional. Artículos, crónicas, (…) todos los géneros, pero ninguno lo apasionó tanto como el reportar a diario la noticias que obtiene por las fuentes asignadas, (…) se entregó por entero al reportaje.

Su labor mereció diversos galardones, destacándose el Enrique José Varona de 1944, y en 1948, el Primer premio de Reportaje en el Juan Gualberto Gómez, el Rodrigo de Xerez, así como el Justo de Lara, por Política y Educación, publicado en el diario El País, donde exalta el patriotismo, enjuicia los males de la sociedad, condena a los demagogos y sublima a la juventud.

Para Mario Cremata, profesor de Historia de la Prensa en Cuba en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, por lo poco que se ha estudiado, “Otero Masdeu es una nebulosa”, aunque piensa que hay que acabar de dilucidar qué es válido hoy, del legado de uno de los periodistas más importantes de la década de 1940 en Cuba.

Pie de foto: Lisandro Otero Masdeu contribuyó a rescatar la ética y la moral dentro del periodismo cubano.

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