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Isla al Sur

MI HEROÍNA

MI HEROÍNA

RACHEL MORALES HERNÁNDEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Cómo no quererla, cómo no admirar  su ser inquieto, cómo no contemplar el optimismo con que día a día recibe a la vida. Pensé que sería fácil describir a mi «Tita», como cariñosamente la llamaba de pequeña, pero es imposible resumir en tan pocas líneas lo que representa el amor que me ha brindado.

Mi abuela tiene 80 años. Cada arruga representa un mes vivido; cada cana, los impuestos que le ha cobrado el tiempo; cada achaque, el recordatorio de una existencia agitada.

Mi abuela nació durante la neocolonia y solo estudió hasta cuarto grado. No pudo llegar a ser médico como  soñó, sin embargo, con sobresaliente venció la escuela mas difícil, el tiempo. Su gran sabiduría no está en resolver un problema de Matemática, sino en acertar cuándo me equivoco, o cuándo lo haré.

Mi abuela tiene cálculos en la vesícula, pero no hay quien le impida comerse una barra de chocolate, tomarse un cafecito en la mañana o probar los chicharrones el 31 de diciembre.

Mi abuela es la mejor cocinera del planeta. Es el genio del fogón, como a veces la llamo. En ocasiones, con solo dos o tres ajos y una pizca de sal hace el mejor potaje por conocer. ¡Y para qué hablar de los dulces caseros!. Si los marcianos vinieran algún día, no dudarían en abandonar su dieta extraterrestre y mudarse para mi casa.

Mi abuela perdió la visión de un ojo a consecuencia de un glaucoma que desconocía, mas consigue leer mi mente. Es una patrulla que me divisa en las noches sin luna, por el balcón, cuando pasa mi hora de llegada.

Mi abuela luchó contra el cáncer de mama, a tal punto que le hicieron una radical, le dolió, yo lo sé, pero no lo demostró. Su rostro permaneció sereno, porque para ella lo más importante era nuestra tranquilidad.

Mi abuelita, mi abuelita Mercedes Hernández, es mi ángel, mi paradigma, mi heroína de carne y hueso. La mujer que me ha enseñado a creer en mí misma, a luchar por lo que quiero, a no rendirme. La mujer que se levanta día a día con la mirada al frente.

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