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Isla al Sur

“LE DI LA PATADA A LA LATA”

“LE DI LA PATADA A LA LATA”

Eduardo del Llano Rodríguez, graduado de Historia del Arte, es autor de varias obras literarias y audiovisuales. El personaje principal de su creación, Nicanor, representa al cubano de a pie, que se enfrenta a situaciones insólitas y las resuelve como puede.

Texto y foto

ERNESTO LAHENS SOTO,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Eduardo del Llano Rodríguez nació en Moscú en 1962 pocos días antes del estallido de la Crisis de Octubre. Su padre estudiaba Economía Política en esa ciudad. Sus primeras semanas de vida se caracterizaron por la tensión del apocalipsis nuclear, se creía que Cuba sería borrada del mapa.

“Crecí en un mundo donde la brújula del desarrollo marcaba hacia el Este, los países del campo socialista. La conquista del Cosmos marcaba la Guerra Fría. Los crímenes de Stalin se mantenían ocultos, no así los de Estados Unidos en Vietnam y el resto de países invadidos. La muerte de Salvador Allende me conmovió. Desde entonces me considero un hombre de izquierda, aunque hay que ver en qué aspectos estoy de acuerdo con la revolución y en cuáles no. La lectura siempre me ha gustado, de niño lo que más leía eran libros de aventuras y ciencia ficción de Julio Verne y Emilio Salgari.

-¿Por qué estudió la carrera de Historia del Arte?

Estaba en doce grado, necesitaba estudiar algo que me sirviera de base para ser escritor. Escribía desde los ocho y esa carrera me ayudaría a desarrollar mis conocimientos de las épocas históricas y de la evolución de los estilos artísticos, de los cuales hasta entonces no tenía ni la más mínima idea.

Los escritores que más han influido en mi vida son Mark Twain, Antón Chéjov, quien tiene cuentos humorísticos que obviamente se desarrollan en la Rusia zarista, pero se pueden extrapolar a la actualidad, y un tercero sería el argentino Roberto Fontanarrosa. La semana pasada estuve en Buenos Aires, por primera vez en mi vida, y con el poco dinero que llevé compré tres de los cuatro libros de Fontanarrosa que me faltaban.

Existe el criterio de que el humor es menos literatura que otros géneros, algo que para mí es un disparate. Las narraciones mordaces  requieren de una gran maestría en el desarrollo de la trama y la relación entre los personajes para que sea una historia coherente.

-¿Cómo entró al mundo de las artes escénicas?

Cuando estaba en el segundo año de la carrera fundamos el grupo Nos-Y-Otros. Éramos cuatro estudiantes: Aldo Busto, de Información Científico-Técnica y Bibliotecología,  José León, de Periodismo, Luis Felipe Calvo y yo, de Historia del Arte. Todos escribíamos humor, y eso nos fue definiendo como grupo.

Junto con Santiago Feliú, Carlos Varela, Gerardo Alfonso y Frank Delgado, en 1985 comenzamos a hacer, en el Teatro Guiñol, Encuentros con la Teatrova. Leíamos nuestros textos entre las canciones de los trovadores. Esto aún no era de carácter dramático, pero nos fue abriendo las puertas a actuar en público.

El cine fue mérito de Daniel Díaz Torres, leyó en una ocasión un cuento de Nos-Y-Otros en el Dedeté y nos llamó para hacer su tercer largometraje. Así salió Alicia en el Pueblo de Maravillas. Los demás miembros del grupo fueron dejándolo por lo complejo y lo largo que resultaba el proceso del  filme, de modo que al final me quedé solo con Daniel. En 2004 trabajé por primera vez como director en la grabación de mi primer corto.

-El nombre de Maravillas se repite en distintas ocasiones en su obra, ¿por qué?

Era la referencia obvia a Alicia en el País de las Maravillas, una chiquita flaca, rubia, que llega a un pueblo donde todo funciona al revés. A Daniel se le ocurrió que se llamara Maravillas de Noveras, que aunque no es un lugar que exista en Cuba, es un anagrama de Averno que es uno de los nombres del Infierno. Salió bien sin que lo teorizáramos demasiado y yo lo utilice luego en otras obras. La película causó una gran polémica, se atrevió a tocar temas que hasta entonces no se habían tratado. La crítica planteaba que la escena en que la protagonista saltaba charcos para huir del pueblo era una analogía con salir del país, algo que Eduardo afirma que no fue la intención.

-¿Por qué su obra es una crítica a la sociedad cubana?

Porque es en la que vivo. Durante el tiempo que residí en España satiricé la democracia capitalista en algunos cuentos de mi libro Sex Machine. Salvo que el artista viva en su torre de cristal, refleja lo que le rodea. Nuestro país, por un lado, te da muchos temas para historia, y por otro lado, es obviamente imperfecto.

Hombre, puedes escoger el camino de no meterte en candela. No es que me guste hacerlo, pero si ese es el precio de tener buenas historias y de que tu obra tenga un sentido social, hay que asumirlo.

-¿Por qué el nombre de Nicanor? ¿Tiene alguna relación con el nombre real de Julio Antonio Mella (Nicanor Mc Partland)?

No, para nada, es mucho más sencillo. Nuestro primer personaje fue el burócrata Armando Churrisco que le dimos al actor Octavio Rodríguez. Inventamos muchos nombres para el ciudadano corriente, pero siempre aparecía alguien que se llamaba así. Inventamos un nombre posible, pero improbable. Existe Nicanor, de raíz hebrea, efectivamente como Mella o Nicanor Parra, el poeta chileno, y O`Donnell, de origen escocés o irlandés. Acertamos y desde entonces nadie ha dicho que se llama Nicanor O`Donnell.

Nicanor es la representación del cubano ordinario que se enfrenta a situaciones insólitas y las resuelve como puede, no como un héroe o villano, sino como un hombre normal. No hubo una gran teorización sobre eso. Desde entonces han surgido preguntas como la que me acabas de hacer, pero en la realidad es algo más simple.

-Los Nicanor son cortos independientes, sin el financiamiento del ICAIC. ¿Cuál es el motivo?

No fue tanto una decisión, como que no quedó otra alternativa. Frank Delgado, que fue el de la idea, se había comprado una cámara pequeña en el año 2004. Me dijo que podíamos hacer un corto con algún cuento mío y yo había escrito recientemente Monte Rouge y nos pareció bien. Tenía algo de dinero propio, lo intenté y le di la patada a la lata.

Empezamos a buscar los actores, apareció Luis Alberto García y dijo que sí. Néstor Jiménez llegó vía Luis Alberto. Algunos especialistas del ICAIC se incorporaron, entre ellos Raúl Pérez Ureta como director de fotografía. Ese corto causó mucho revuelo. La mejor forma de lidiar con eso fue hacer un segundo y ya vamos por doce.

No ha existido dinero institucional, todo ha salido en gran medida de mi bolsillo, por tanto, casi no me queda. A partir del séptimo, el ICAIC comenzó a apoyarnos con locales y algunos equipos. La gran desventaja de trabajar con el Instituto es que si hubiéramos presentado el proyecto por financiamiento, todavía iríamos por un corto o dos.

Se acaricia el pelo, mira para su barriga y continúa: “Para echar más panza y acercarme a un infarto, me gasto el dinero en los cortos.”

-En su última novela: Bonsái, los personajes tienen cierta similitud con figuras de nuestra historia. Entre Ellos Sanabria y Rodríguez. ¿Quién los inspiró?

¿Ah, sí?, no lo sabía. Compadre, no tengo la más mínima idea. Rodríguez es el antihéroe opuesto a Nicanor, se necesitan el uno al otro como Sancho a Quijote y viceversa. Sanabria es un nombre soso, suena a tipo ridículo, cheo; las imágenes que te da no es el de un héroe de guerra ni un boxeador, sino de un director de televisión, un dirigente fracasado. Te juro que no tuve la intención de que reflejara a personajes reales, si te da esa impresión, no lo reniego, pero no fue la idea inicial.

Mira al reloj y me dice: “Oye, dale, que ya son las cinco y tengo que ir a pagar el teléfono.”

Pie de foto: El escritor, guionista y director Eduardo del Llano Rodríguez ha dado vida a personajes que reflejan al cubano de a pie.

Ficha técnica:

Objetivo central: Indagación sobre la obra de Eduardo del Llano Rodríguez.

Objetivos colaterales: -Cómo entró en el mundo de las artes escénicas Eduardo del Llano Rodríguez: -Acercamiento a la obra Bonsái.

Tipo de entrevista:

Por los participantes: Personal.

Por su estructura: De preguntas y respuestas.

Por su contenido: De personalidad.

Por el canal que se obtuvo: Entrevista cara a cara.

Tipo de título: Cita textual.

Tipo de entrada: Retrospectiva.

Tipo de cuerpo: De preguntas y respuestas.

Tipo de conclusión: De opinión del entrevistado.

 

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