Blogia
Isla al Sur

EL PELÚ DE MAYAJIGUA

EL PELÚ DE MAYAJIGUA

Cuba también tuvo un Robinson Crusoe, pero a diferencia del protagonista inglés, este vivió por más de 30 años en los montes espirituanos.

NAIMY HERRERA PEREIRA,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana. 

Sucio, desgreñado, desnutrido, vistiendo ropas de fibra, así encontraron hace 105 años (2015), a Enrique Jesús Rodríguez Pérez, El pelú de Mayajigua, quien vivió por más de tres décadas en los montes de esa localidad espirituana al estilo del legendario náufrago de la novela inglesa, Robinson Crusoe.

El arqueólogo e investigador del Centro de Investigación, Tecnologías y Medio Ambiente (CITMA), José Eusebio Chirino Camacho, aseguró por vía telefónica que en el poblado de Abras Grandes sucedió un intenso combate entre cubanos y españoles, donde quedó gravemente herido el joven insurrecto negro Enrique Jesús Rodríguez Pérez. Ante la posibilidad de ser apresado por las tropas enemigas, huyó hacia los montes de Mayajigua.

El libro de Chirino Camacho, “La aventura del Pelú de Mayajigua: un mambí”, narra que para alimentarse, el hombre usó todos los recursos que tuvo a su alcance: comió frutas, el cuero de sus botas y la vaina del machete. Cuando se encontró inmovilizado por la fractura de una pierna, se frotó  miel de abejas y una resina que segrega cierto árbol de nombre manajú para aliviar el dolor.

Con ingenio similar a Crusoe, mejoró sus condiciones de vida: construyó un pequeño almacén donde guardó mieles y mantecas, a falta de sal, condimentó los alimentos con yagua verde, tejió sus ropas con fibras de diferentes árboles. Para no perderse en el tiempo diseñó una especie de almanaque con pedazos de ñame y conservó el fuego en hoyos que cubrió con cenizas y hojas secas.

Utilizó para evadirse de los españoles cerca de 17 asentamientos entre cuevas y chozas e, incluso, construyó trampas para saber quién husmeaba. La única compañía de Enrique Jesús fue una perra jíbara.  

Se conoció de su existencia por casualidad. Pues un día dos mujeres decidieron cortar camino por entre los árboles, dijeron encontrarse con un “monstruo peludo” e hicieron el relato de lo visto a los vecinos, informó por vía telefónica Gerónimo Besanguiz Legarreta, historiador del municipio de Yaguajay, donde está enclavado el poblado de Mayajigua.

El campesino Plácido Cruz, tras escuchar la historia, fue al encuentro del desconocido. Le dejó comida en diferentes lugares y lo saludó de lejos. Poco a poco, en un lapso de tres años, se hizo su amigo y lo convenció de volver al pueblo.

En 1910, bajo miradas indiscretas de asombro, Enrique Jesús Rodríguez Pérez fue traído nuevamente a la civilización después de vivir más de 30 años en lo intrincado de los montes e inmortalizado con el nombre de El pelú de Mayajigua, así reproduce el documental La Historia del Pelú de Mayajigua, de Francisco Aparicio Iglesias.

Un hermano que vivía en  Remedios fue a su encuentro y lo llevó con él. Volver a vivir en familia le resultó difícil y pasó gran parte del tiempo sentado en el suelo tejiendo con gran tristeza, contó también por vía telefónica Chirino Camacho.

De sus últimos días se sabe muy poco. “Muchos por aquí creemos que al descuido de sus familiares huyó hacia el monte”, contó el poblador de Mayajigua, Ladisliro Herrera, en una conversación donde recordó la leyenda.

Pie de foto: La foto apenas reconocible es la única tomada a Enrique Rodríguez Pérez, recién llegado al poblado de Mayajigua.

Ficha técnica:

Tipo de título: Llamativo.

Tipo de lead: Especial De retrato.

Tipo de cuerpo: Lead + Pirámide invertida.

Tipo de fuentes: Directas y documentales.

Primer valor-noticia: Singularidad.

Otros dos valores-noticia: Valor humano. Dramatismo.

0 comentarios