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Isla al Sur

EL CUMPLEAÑOS ENTRE BALAS MAMBISAS DE WINSTON CHURCHILL

EL CUMPLEAÑOS ENTRE BALAS MAMBISAS DE WINSTON CHURCHILL

En 1895, quien fuera primer ministro británico estuvo 18 días en el país y participó como observador en la Guerra Necesaria.

DANIEL MONTERO PUPO,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Mucho se ha escrito de Winston Churchill, quien gobernó al Reino Unido en las horas más difíciles de la Segunda Guerra Mundial, pero poco se sabe de su relación con Cuba, y es que hace 120 años, el entonces joven británico, celebró su cumpleaños número 21 bajo fuego mambí.

“En Cuba se inició como corresponsal de guerra, analista, político, estratega y enlace con un ejército extranjero, todo por primera vez, fue donde comenzó a manifestar cualidades que lo caracterizarían toda su vida”, expresó el escritor e investigador canadiense Hal Keplak, en su libro Churchill comes of age: Cuba 1895.

Churchill estaba ansioso por ver una guerra, por lo que recién graduado en la escuela militar Sandhurst, obtuvo los permisos necesarios para unirse como observador al ejército español, declaró Eddie Quiñones, coordinador de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHC) en La Habana.

Más de 4 000 mambises liderados por el general Máximo Gómez atacaron el campamento en Iguara, Sancti Spíritus, donde se encontraba el 30 de noviembre de 1895, día en que el inglés alcanzaba la mayoría de edad.

Debido al temple demostrado, el jefe de las tropas ibéricas lo recomendó para la Medalla de la Cruz Roja española, hecho que, aunque a decir de Churchill fue solo una cortesía, recibió condena en la prensa norteamericana e inglesa por su condición de soldado británico.

Artículos publicados por el británico en el Daily Graphic de Londres sobre la experiencia en el archipiélago evidenciaron que, en su opinión, la solución al conflicto hispano-cubano era el paso de la isla a manos estadounidenses.

Tanto investigaciones de Keplak, como de la historiadora cubana Lourdes Méndez, develaron una repercusión más determinante de sus 18 días en tierras caribeñas de lo que se pensaba con anterioridad. “Es su bautismo de fuego y su cumpleaños 21: literalmente llega a la mayoría de edad en una docena de sentidos”, agregó el canadiense.

Ana María Reyes, directora del Centro de Documentación de la UNHC, sostiene que el ex mandatario europeo practicó por primera vez en Cuba la siesta, que luego lo ayudaría como primer ministro en las largas horas de la Segunda Guerra Mundial.

Su segunda y última visita a la Isla ocurrió medio siglo después por invitación del presidente estadounidense Harry Truman en el año 1946, tras perder la reelección como primer ministro. Vino acompañado de su esposa y su hija y se hospedó en el Hotel Nacional por una semana.

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