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Isla al Sur

ROMANCE, INTRIGAS… Y FLORES

ROMANCE, INTRIGAS… Y FLORES

La novela El tulipán negro, escrita por el novelista y dramaturgo francés Alejandro Dumas en 1850, aun cautiva a los lectores contemporáneos con su historia.

GABRIELA SÁNCHEZ PÉREZ,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Entre rejas y tulipanes nació el amor de Cornelius Van Baerle por la joven Rosa Gryphus en la obra El tulipán negro, reeditada por la editorial Anaya en 2008 y escrita originalmente en 1850 por el novelista y dramaturgo francés Alejandro Dumas (1802-1870). Una novela de ficción que narra, al ritmo de la historia holandesa, el romance del protagonista con las flores de su vida.

El también autor de más de 300 piezas, en las que sobresalen El Conde de Montecristo y Los Tres Mosqueteros refleja, en esta ocasión, los acontecimientos ocurridos en Holanda durante el gobierno del príncipe Guillermo III de Orange-Nassau, y convierte estos trágicos episodios de la nación europea en una apasionante leyenda de amor.

Un relato dramático y detallado de los sucesos del 20 de agosto de 1672, cuando la ciudad de La Haya consumaba la ejecución de los hermanos De Witt debido a las oposiciones del pueblo a sus políticas de Estado, se extiende desde el primero hasta el cuarto capítulo del volumen, en los que resalta el dominio histórico del escritor y su capacidad de recrear las situaciones mediante el empleo combinado de la ficción y la realidad.

Asimismo, un lenguaje típico de la época junto a las explícitas descripciones de Dordrecht, lugar de origen del personaje principal, adentran al lector en la esencia del aroma de las flores de Van Baerle, ahijado de Corneille De Witt, y el efluvio de las calumnias de su vecino Isaac Boxtel, para introducir el verdadero conflicto de la obra.

Sin embargo, no son las patrañas de su colindante las que parecen desquebrajar el futuro en la botánica del joven Cornelius, sino un inesperado arresto debido a la conservación de un documento oficial que le había confiado su padrino y del cual desconocía su contenido.

Trágicas narraciones, estructuradas en treinta y dos capítulos y un epílogo, donde destaca el empleo de un narrador omnisciente, auguran la condena a muerte de Van Baerle, quien se alistaba para cultivar el primer tulipán negro, y recibir el premio otorgado por la Sociedad Hortícola de Haarlem.

Nuevamente aparece el amor en las creaciones de Dumas, una característica que va más allá de sus libros, por sus tantas relaciones sentimentales que, junto a otras cosas, lo llevaron a vivir entre deudas. Pero esta vez, resultan los encuentros de Cornelius y Rosa, la hija analfabeta de su carcelero, la propuesta con la cual el novelista propone enriquecer sus relatos.

Así, entre intrigas y lecciones de lectura comienza a florecer el tulipán, bajo un romance ensombrecido por los muros de la cárcel de Loevestein. Mientras, el autor se apropia de recursos como la ironía y la descripción para denunciar las torturas y los abusos de poder de los gobernantes, mediante el maltrato del vigilante Gryphus a su prisionero.

Igualmente, una sutil retrospección juega con la temporalidad de la obra, y para hacerla más dramática muestra las maldades de Boxtel, quien sin dejar a un lado su codicia se traslada de una ciudad a otra para robar la singular flor. Entonces, ¿logrará vencer el amor y la justicia?

La interrogante parece ocultar su respuesta, pues Dumas no pierde la capacidad de mantener expectantes a los lectores hasta la última línea de sus textos. Sin embargo, El tulipán negro no constituye uno de los libros más reconocidos del introductor del Romanticismo en el teatro francés, a pesar de que en esta ocasión logró desligarse del fondo geográfico de su país natal para criticar y tornar los sucesos de Holanda, durante el siglo XVII, en una historia de romance y tragedias, donde los tulipanes coronan la trama de la pieza.

Pie de foto: El tulipán negro fue reeditado por la editorial Anaya en 2008 (Tomada del sitio www.pdf-libros.com).

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