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Isla al Sur

“A LA RUEDA RUEDA, DESDE MI TABLETA”

“A LA RUEDA RUEDA, DESDE MI TABLETA”

NAIMY HERRERA PEREIRA,

estudiante de  primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Antes de la existencia de Xbox, PlayStation, los Smartphone, las tabletas, y demás equipos tecnológicos, los infantes cubanos nos divertíamos con otros tipos de juegos que nos permitían conocer nuevos amigos, convivir con todos los niños del barrio, ejercitarnos sin aburrirnos, además de explotar la creatividad y educarnos.

Nuestras travesuras nunca se vieron frustradas por poco espacio en la memoria RAM o por baja batería. La carga era ilimitada y el juego terminaba cuando el sol se escondía y las madres avisaban, como árbitros, el fin de la diversión para bañarnos, comer y estudiar.

En los viejos tiempos cuando tenías muchos amigos y nada que hacer, jugar a los escondidos era una buena opción. Te daba una cierta sensación de suspenso saber que alguien te estaba buscando y la necesidad de encontrar un buen escondite para “salvar tu vida”. Ahora es moda juntarse en un grupo, tomar tu tableta o móvil inteligente, abrir el zapya y conectarse a jugar en red. ¿Dónde quedó el piteo? Ya nadie dice: “¡Sal de la base, gallina!”.

José Martí, en La Edad de Oro (1889), se refirió al tema de los juegos: "los niños de ahora juegan lo mismo que los niños de antes; la gente de los pueblos que no se han visto nunca, juegan a las mismas cosas." Sin embargo, la realidad de los juegos actualmente no es así.

Yo aprendí a usar mis dedos haciendo manualidades con plastilina. do manualidades con plastilina;Hoy las falanges se ejercitan tocando las teclas Z, C y V del teclado o dando toques en las pantallas táctiles.

Para la psicóloga Naysvel González la posibilidad recreativa y de ocio que ofrecen los juegos tradicionales son beneficiosas para la salud del cuerpo humano y un método de educación desde edades tempranas.

Siempre hubo juguetes soñados y carísimos, pero no tenerlos no nos quitaba los deseos de divertirnos. Una caja de zapato era una cuna, un palo de escoba podía tornarse en un caballo, en una espada o en un bate, de una hoja de papel obtenían en segundos un barco o un avión.

Por muchas armas de fuego y gran definición que tenga el “Call of duty” nunca podrá sustituir la onomatopeya del ¡po, po, po! de las armas rústicas de los pistoleros callejeros.

Aunque el “FIFA 16” cuenta con todos los equipos de fútbol e incluso puedes ser Messi o Cristiano, y competir en la Copa del Mundo, nada se compara con colocar en medio de la calle dos piedras semejando una portería y con una pelota medio desinflada y usando unos tenis rotos gritar a viva voz: ¡Gooool!

Estos juegos que tal vez ya pasaron de “moda”, pero marcaron mi niñez y la de muchos. Hoy ya no lo hacen más, por el simple hecho de que la tecnología está invadiendo la infancia de los niños.

Ambas generaciones se divierten, cada una con sus cosas y a su manera. Para los juegos de antes se necesitaba de estar con amigos, y eso tiene muchas cosas positivas, pues desde niño te integras y entablas relaciones que a veces duran para toda la vida.

Hoy la tecnología te permite divertirte sin compañía y eso lleva a estar solo y a sustituir cada vez más a las personas por máquinas frías y sin emociones. Tanto los modos de recreación de antes como los de ahora tienen sus pros y contras, por eso lo mejor es una mezcla de ambos.

Mi generación era lo bastante creativa como para entretenernos casi sin otro costo que el de nuestras energías. En cuanto a lo que hoy entendemos por estimulación de la inteligencia, los juegos del pasado no andaban tan mal. Al fin y al cabo Sócrates y Galileo, Einstein y Carpentier no se formaron dando “clics”. Ni siquiera el propio Bill Gates.

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