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FORO: ¿QUIENES SON LOS NEOCONSERVADORES NORTEAMERICANOS Y CÓMO LUCHAN CONTRA LA HUMANIDAD? (XI)

FORO: ¿QUIENES SON LOS NEOCONSERVADORES NORTEAMERICANOS Y CÓMO LUCHAN CONTRA LA HUMANIDAD? (XI)

LUIS JESÚS GONZÁLEZ,
Periódico Trabajadores.

Aunque acostumbramos a relacionar el término conservador con el pasado, la aparición del movimiento neoconservador en la vida política, cultural y académica de Estados Unidos es tan reciente como la popularización de Internet y el desarrollo de la nanotecnología.

Su tránsito del anonimato a las cumbres del poder supera las expresiones de un fenómeno ocasional o una corriente de moda, al tiempo que responde a un proceso de dominación global, en el que los postulados teóricos enarbolados por la fusión de renegados del marxismo y defensores del status quo del imperialismo adquieren categoría de política de Estado.

Con semejante linaje, el discurso tradicional adopta nuevos matices, en el que los derechos individuales del liberalismo comparten escena con las viejas teorías del Destino Manifiesto y la necesidad del control de las elites, fórmula que da como resultado las bases teóricas de las llamadas "revoluciones conservadoras en Inglaterra y Estados Unidos

No resulta accidental que a inicios de los años 70 del pasado siglo, al calor de los movimientos sociales, el surgimiento de cultura de underground el "Síndrome de Vietnam, los grupos de poder echaran mano al potencial teórico de los neoconservadores para frenar el auge de ideas que amenazaban con invertir la correlación de fuerza en Estados Unidos.

Amparada en los más variados e inescrupulosos métodos, la ofensiva neoconservadora conspiró contra líderes y gobiernos en su afán por desacreditarlos y propiciar su derrota, como ocurrió con figuras políticas liberales en el Reino Unido y Norteamérica o el suministro de falsos datos de inteligencia que hicieran fracasar operaciones militares, como ocurrió con el rescate de los rehenes norteamericanos en Irán en 1979 durante el mandato del demócrata James Carter.

Concebido como un proyecto global neoconservador, la alianza entre Washington y Londres ejemplifica en los gobiernos de Ronald Reagan y Margaret Thatcher las aspiraciones comunes, demostradas en el apoyo mutuo en la guerra de las Malvinas, el emplazamiento de misiles crucero y el apoyo a los movimientos contrarrevolucionarios en África y América Latina

Aliado natural del Complejo Militar Industrial y soporte de la política guerrerista, los neoconservadores potenciaron la desaparición del socialismo en Europa mediante una fuerte labor de apoyo a los movimientos antisocialistas en Polonia, Checoslovaquia y Hungría, tanto en el orden material como en el respaldo en variados foros internacionales bajo la bandera de los derechos humanos, al tiempo que desgastaban a la Unión Soviética en una desenfrenada carrera armamentista.

Desintegrada la URSS y la comunidad socialista, los neoconservadores parecían destinados a proclamar su victoria final, pero el mantenimiento de las desigualdades y sus aspiraciones a legitimarlas como único mundo posible encontraron la oposición de movimientos sociales, organizaciones antiglobalización y todo un grupo de continuadores del ideario de la izquierda. Al mismo tiempo, hallaron la oposición de gobiernos nacionalistas y naciones con orientación socialista como China, Vietnam y Cuba.

Unido a este escenario diverso y complicado en sus pretensiones hegemónicas, los neoconservadores sufrieron el descalabro electoral en Estados Unidos que posibilitó el retorno de los demócratas a la Casa Blanca de la mano del ex gobernador de Arkansas, William Clinton, quien permanecería por ocho años en el poder.

Durante este tiempo, los neoconservadores se dedicaron a preparar una opción de triunfo y sus "tanques pensantes" elaboraron una plataforma denominada Plan del Nuevo Siglo Americano, instrumento teórico convertido en plataforma ideológica, basada en la tradicional manía conservadora de exaltar el miedo a un Estado derrochador e incapaz de erradicar las amenazas de potenciales enemigos.

Con estos postulados y con una fraudulenta maquinaria electoral consiguieron colocar en la Casa Blanca a George W Bush, cuyo mandato respondió fielmente a los intereses del Complejo Militar Industrial, beneficiario de dos guerras tras el 11 de septiembre, a los grandes capitales, con una ventajosa política tributaria y a los elementos más conservadores con un enfermizo mesianismo político.

Después de ocho años de gobiernos, en los que no faltaron sonados escándalos que lastraron la ejecutoria de importantes figuras neoconservadoras, y perseguidos por los efectos destructivos de la mayor crisis del capitalismo, las fuerzas de los neocons optaron por una retirada, lo que no confirma que renuncien a volver en el 2012 o cuatro años más tarde.

Para ello es necesario antes demostrar la incapacidad del actual gobierno, al que sabotean desde todos los ángulos, a pesar de no contar con representatividad mayoritaria en el Congreso.

Aunque impredecible aún, su retorno no es un propósito calendariado sino una necesidad para la supervivencia del capitalismo, razón por la que esgrimir nuevos argumentos contra las sagradas libertades individuales y en defensa de la tradición, la familia y el bienestar de los norteamericanos blancos, anglosajones y protestantes, sin olvidar sus nexos con el sionismo.

Poco después de la desaparición de la URSS, Noam Chomsky vaticinó que EE.UU. quedaría restringido a la función de gendarme mundial en un mundo unipolar, designación a la que no han renunciado los verdaderos grupos de poder y aunque se desplome la General Motors y City Bank, aunque el capital parezca herido de gravedad y se despierte una esperanza diferente, la humanidad debe seguir alerta: los neoconservadores conservan sus armas engrasadas.

Tomado de La Isla Desconocida.

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