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Isla al Sur

EL NEOLIBERALISMO CONDUCE A LA PÉRDIDA DEL SENTIDO UNIVERSALISTA DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

EL NEOLIBERALISMO CONDUCE A LA PÉRDIDA DEL SENTIDO UNIVERSALISTA DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

La invasión de las universidades por el neoliberalismo es parte de una guerra mayor contra los programas sociales, los sistemas de seguridad social y lo que ellos llaman “legislaciones laborales paternalistas”, afirma el rector de la Universidad de La Habana, doctor Rubén Zardoya Loureda.

 

 

Dr. JULIO GARCÍA LUIS,
Decano de la Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

De acuerdo con la bien ordenada memoria del Historiador de la Universidad de La Habana, desde hacía 140 años la máxima institución docente cubana no contaba con un Rector que fuese filósofo.  Ese largo período concluyó en 2006 con la entrada al cargo del Doctor Rubén Zardoya Loureda, quien ha dedicado su vida profesional a la Universidad y al debate de ideas en el campo de las ciencias sociales y humanísticas. Rector en tiempos de grandes cambios en la educación superior cubana y de cambios, asimismo, en nuestra área geográfica, el corto plazo de su desempeño no le ha impedido adentrarse en la agenda que hoy preocupa a la comunidad universitaria latinoamericana, y sobre todo, en las articulaciones existentes entre modelos económicos, modelos de poder y modelos de educación superior.

“El neoliberalismo es una ideología, es una política y es una práctica económica, social y cultural del capitalismo trasnacional de nuestros días. Es cierto que el discurso neoliberal está agotado. Hoy es difícil oír hablar en su nombre, pero todavía las políticas neoliberales campean por sus respetos. Se ha hecho clara la falacia del discurso neoliberal. No es “neo” ni es “liberal”. Hoy la piedra angular del neoliberalismo, el libre mercado, entendido como tal, es imposible.

“La invasión de las universidades por el neoliberalismo es parte de una guerra mayor contra los programas sociales, los sistemas de seguridad social y lo que ellos llaman “legislaciones laborales paternalistas”.  Es parte de un ataque frontal contra el sector estatal de la economía. Está asociada, sobre todo, al proceso creciente de desnacionalización de las riquezas naturales y hasta de la cultura de nuestros pueblos. Sólo si lo integramos a todo esto, podremos entender el impacto que se ha producido sobre las universidades, el cual ha sido demoledor.

“Se ha procurado –no sin éxito en muchos casos- convertir a las universidades en empresas capitalistas, regidas por los postulados de eficiencia económica, libre competencia, iniciativa privada y lucro. El Estado se retira y se comienza a hablar de la necesidad de que las universidades se autofinancien, lo cual raya en el absurdo; y se identifican los aranceles de las matrículas como la principal fuente de este autofinanciamiento, por lo cual estos tienden a aumentar”.

-El mercado y las empresas no necesitan hombres y mujeres cultos, sino especialistas estrechos, aquellos que Marx llamaba “cretinos profesionales”.

“Todo esto trae nefastas consecuencias para la vida universitaria. Comienzan a privilegiarse las actividades y áreas profesionales que puedan producir una mayor ganancia con el menos costo posible, y no aquellas que se orientan hacia el logro de una formación de profesionales más eficaz y hacia el incremento del conocimiento.

“Esto impacta negativamente las ciencias básicas como la Física, la Química, las Matemáticas, la Biología. También golpea a las humanidades y ciencias sociales en general: la Historia, la Literatura, la Filosofía, la Antropología. Estás ramas del conocimiento quedan virtualmente en las llamadas universidades tradicionales.

“La gran mayoría de las nuevas universidades, que son privadas, no cuentan con esas carreras.  El mercado y las empresas no necesitan hombres y mujeres cultos, sino especialistas estrechos, aquellos que Marx llamaba “cretinos profesionales”.

“La mercantilización de la educación tiende así a formar hombres y mujeres unilaterales, yo diría que monstruosamente unilaterales. Impera un pragmatismo feroz.  Se deja de estimular la investigación. Una parte importante de los presupuestos en los meses previos a la matrícula se va en campañas publicitarias, destinadas a venderles la universidad a los alumnos. ¿Qué se les vende? Títulos fáciles de obtener, aseguramientos materiales vistosos y promesas de intercambios académicos internacionales. Lo importante es la imagen, la envoltura.

“La educación superior se abre al mercado y se cierra al pueblo. Accede a las universidades quien puede pagarlas. El pago no se refiere solo a los costos de la matrícula, sino también a la compra de la bibliografía, equipos de computación, alojamiento y transporte. Se acentúa el carácter elitista”.

-Va desapareciendo el ideal del educador, que al decir del sabio cubano Don José de la Luz y Caballero debía ser un evangelio vivo.

“Los profesores a tiempo completo y dedicación exclusiva, que son costosos, se van convirtiendo en una rareza; se tiende a contratar profesores a tiempo parcial. La vida de estos se caracteriza por la precariedad laboral. No disponen de tiempo para educar, ni para empeñarse en la formación de valores, con lo cual las universidades van transformándose en meros espacios de instrucción y capacitación para el mercado laboral. Tampoco hay tiempo ni estímulo para la investigación.  Va desapareciendo el ideal del educador, que al decir del sabio cubano Don José de la Luz y Caballero debía ser un evangelio vivo, que acompaña a los estudiantes, los asiste en sus angustias, los conoce, les brinda una atención diferenciada y ve en cada uno de ellos un reto pedagógico.

“La situación creada conduce a una creciente pérdida de autonomía de las universidades. Pese al discurso oficial, éstas se hacen más dependientes de las empresas, del mercado y, por tanto, pueden decidir menos a partir de sí mismas, de sus propios valores, de sus necesidades inmanentes de desarrollo. Con ello tiende a desvanecerse el sentido universalista de la educación. La formación de la juventud va dejando de ser un fin, para convertirse en un medio: conquistar clientes que compren y paguen; producir individuos parciales, unilaterales, incultos en esencia, pero capaces, en virtud de su especialización, de satisfacer las demandas de las empresas capitalistas.

“Nosotros defendemos la autonomía universitaria: la autonomía frente a los poderes despóticos, sean estos políticos o económicos; la autonomía frente a un Estado que se desentiende de la educación, no la financia, no la apoya y, sin embargo, pretende ejercer un poder policiaco sobre las universidades; y la autonomía  frente a la dictadura de las empresas capitalistas, movidas solo por el afán de lucro.

“Más que una conquista ya consagrada, la autonomía es algo que las universidades debieran conquistar y reconquistar cada día. Una genuina autonomía universitaria supone que el Estado y los poderes públicos se pongan en función de ella, financien y viabilicen las políticas educativas, garanticen las condiciones necesarias para el adecuado desarrollo de las funciones sustantivas de la universidad –la docencia, la investigación, la extensión-, la protejan de la tiranía del mercado, contribuyan a dignificar la profesión del educador y a incrementar la calidad de la educación. Si esto no se logra, la consigna de la autonomía se transforma en una finta propagandística, en una treta para encubrir una actitud servil frente a los poderes establecidos”. 

-Somos firmes partidarios de la integración entre las universidades latinoamericanas y entre las universidades del mundo, sin imposiciones de conceptos, patrones, normas, o esquemas de validez supuestamente universales.

“Nosotros creemos en la integración y en la internacionalización de la educación superior.  Aspiramos a una integración entre iguales. La universidad, o se internacionaliza, o perece. Por su propia naturaleza, la educación, como la ciencia en sentido general, trasciende las fronteras nacionales. Podemos darnos cualquier lujo menos el de dejar de conocer y estudiar la forma en que educan otros, la forma en que instruyen, investigan y desarrollan nuevos modelos formativos. Somos firmes partidarios, pues, de la integración entre las universidades latinoamericanas y entre las universidades del mundo, sin imposiciones de conceptos, patrones, normas, o esquemas de validez supuestamente universales; una integración distante de toda suerte de avasallamiento cultural. Por esta razón, no podemos ser partidarios de los programas de integración de la educación superior que se promueven desde proyectos de dominación como el ALCA, de inspiración netamente neoliberal.

“Apreciamos la existencia de formas primarias de lo que podríamos llamar un proceso de transnacionalización de las universidades, bien marcadas por el neoliberalismo. Una de sus modalidades consiste en instalar campus de universidades extranjeras en el territorio de una u otra nación latinoamericana, prestas a insertarse ventajosamente en el mercado.

“Otra forma de transnacionalización consiste en el establecimiento de alianzas entre universidades para una formación de alternancia, y suele ocurrir que nuestros jóvenes viajan a los países desarrollados, donde reciben una formación que los distancia de la realidad concreta a la cual deben en principio reintegrarse.

“Por último –y aquí entramos en el reino de la desregulación total- en los últimos tiempos se ha disparado la oferta de licenciaturas y postgrados transnacionales a distancia, mediante la utilización de las nuevas tecnologías de la información”.

-Nuestros pueblos están perdiendo más de lo que ganan con el desarrollo de la transnacionalización de la educación superior.

“Ahora bien, el efecto más grave de este proceso de transnacionalización sigue siendo el robo de cerebros. Se ha convertido en una norma la emigración de los mejores talentos de América Latina hacia los países capitalistas desarrollados, motivada por muy diversos factores, entre ellos, la precariedad de las instituciones universitarias de nuestros países, la oferta insuficiente de maestrías y doctorados de calidad, la carencia de infraestructura institucional para la investigación, la falta de reconocimiento social del trabajo científico, los bajos salarios y la inestabilidad del empleo de los profesores e investigadores.

“Así, pues, todo parece indicar que, como en el resto de los dominios del mercado, nuestros pueblos están perdiendo más de lo que ganan con el desarrollo de la transnacionalización de la educación superior. Nada es más valioso que el talento de nuestros jóvenes. No quiere decir que renunciemos a la internacionalización. Pero debemos pensar muy bien, conocer con precisión nuestras fortalezas relativas y nuestras debilidades, buscar formas de garantizar el retorno de los estudiantes; ser inteligentes y repensar todo lo que hacemos.

“Una experiencia interesante es la que ofrece a la educación superior la Alternativa Bolivariana para las Américas, en la que Cuba está participando ampliamente. Vale la pena resaltar el compromiso que hemos asumido de formar hasta 100 mil médicos en diez años. Soñamos con un ejército de batas blancas descendiendo desde el Río Bravo hasta la Patagonia, llevando salud, higiene, saber, cultura. En este caso, los países participantes lo hacemos en calidad de iguales. Es la igualdad de quienes tenemos una historia común, una cultura común, una lengua común, intereses comunes. Es una internacionalización de la educación superior donde no rige la ley del mercado, la ley del más fuerte, la ley de la selva; donde las universidades no se convierten en un espacio de lucha de todos contra todos. Creemos en una internacionalización justa, solidaria, que tenga muy poco que ver con los mandatos del mercado.

“La sostenibilidad económica de la educación superior es un serio problema que debemos plantearnos en términos actuales. Creo que se trata, ante todo, de una cuestión de voluntad política y de comprensión del sentido de la educación, como derecho de todos los ciudadanos. Todos tienen derecho a ser alfabetizados, a culminar la educación primaria, la secundaria, a hacerse bachilleres. Es un derecho de cada joven acceder a la universidad y apropiarse de toda la suma de conocimientos que sea capaz de conquistar”.

-Cuba: en los últimos cinco-seis años hemos creado más de tres mil sedes universitarias en los 169 municipios del país, en las que, en el pasado curso académico, estudiaban 630 mil alumnos y para el que recién comienza se pronostica alrededor de 700 mil.

“Un ejemplo interesante que puede resultar de interés para otros colegas es lo que estamos haciendo en Cuba en el proceso de universalización de la educación superior. Este es un proceso que tuvo sus raíces en los propios orígenes de la Revolución y que tiene importantes antecedentes y premisas, desde el propio proceso de la alfabetización.

“Hubo épocas en que la consigna era alcanzar el sexto grado, luego el noveno y así, ascendiendo. Hoy aspiramos a convertir la nación en una gran universidad.

“En los últimos cinco-seis años hemos creado más de tres mil sedes universitarias en los 169 municipios del país, en las que, en el pasado curso académico, estudiaban 630 mil alumnos y para el que recién comienza se pronostica alrededor de 700 mil. ¿Cómo hicimos? ¿Hubiéramos podido construir las edificaciones necesarias para crear esa capacidad? ¿De dónde podrían salir los profesores?

“Aquí pudimos beneficiarnos de las ventajas de un sistema de educación pública consolidado. Por cuanto en Cuba las escuelas son públicas, hemos podido utilizar en el horario vespertino nocturno las capacidades instaladas en las escuelas de nivel primario y secundario. Son las aulas donde nuestros niños y adolescentes estudian hasta las 5:00 p.m., con sus bibliotecas, sus laboratorios de computación, sus mesas, sus sillas, sus televisores en cada aula, sus circuitos de televisión o sus aparatos de video. Hemos utilizado capacidades existentes en decenas y cientos de otras instituciones, incluidas fábricas. Dondequiera que haya una necesidad de formación hemos utilizado cada espacio en el que haya resultado poner una pizarra, poner sillas.

“A su vez, los profesores surgieron de la cantera formada en cada territorio por los cientos de miles de profesionales formados en las últimas décadas”.

-Cuando hay inteligencia, voluntad y convicción de que es un derecho acceder a la educación superior y a la cultura, se pueden encontrar soluciones con los más increíbles pocos recursos.

“En lo anterior vemos un principio, un auténtico punto de partida, que podemos expresar en términos de negación: la educación no es un negocio. Sobre su fundamento se levanta el resto de los principios educativos del sistema de educación superior en Cuba. Desearía precisarlos, aun a riesgo de omitir alguno o algunos:

-Diversificación de los modelos educativos. No nos hemos casado dogmáticamente con ningún modelo. Mantenemos el curso regular diurno, que es una enseñanza presencial; mantenemos los cursos para trabajadores; mantenemos y desarrollamos la educación a distancia, y estamos implementando un modelo semipresencial de formación en lo que hemos denominado Sedes Universitarias Municipales. Lo importante será siempre garantizar la calidad y el rigor de las evaluaciones.

-Integración de todos los factores del territorio. Hemos pasado del concepto, revolucionario en su momento, de “la universidad hacia el municipio”, hacia el concepto de “la universidad en el municipio”, basado en la integración de todos los factores políticos, sociales y educativos del territorio.

-Introducción de las TIC y la utilización de las teleclases en todos los niveles, como un apoyo valioso al proceso docente educativo.  Esto incluye la creación de dos canales educativos con alcance nacional, en cuya programación se incluyen muchos elementos de educación superior. Cabe destacar el programa “Universidad para Todos”, el cual procura transmitir conocimientos de nivel superior con un lenguaje asequible para toda la población.

-Atención diferenciada a cada estudiante. Cada estudiante es un valor por sí mismo, cada uno cuenta, a cada uno se le debe atender, a ninguno se le debe desechar.

-Acompañamiento de los estudiantes por parte de los profesores; una relación profesor-alumno que no puede ser sustituida por nada. A pesar del esfuerzo que estamos haciendo por desplegar todas las potencialidades de las nuevas tecnologías de la información, no podemos renunciar a la transmisión directa de experiencia y al desarrollo de valores profesionales y humanos.

-Preeminencia de la educación sobre la instrucción. La tarea no es sólo instruir, trasmitir conocimientos, sino, ante todo, educar, formar valores. Valores contra instintos. Valores contra reflejos condicionados impuestos por los dominadores.

-Proyección social de las universidades La universidad volcada hacia cada territorio, hacia toda la sociedad. Los estudiantes comprometidos en acciones comunitarias, culturales y transformadoras de todo tipo.  Llevar todas las funciones sustantivas de la universidad a los territorios; el postgrado, la extensión universitaria, la investigación. La universidad con la misión de enseñar a pensar, de enseñar a investigar. La existencia de una parte importante del cuerpo docente dedicado exclusivamente a la docencia y la investigación.

-El financiamiento estatal. Lo citamos al final, pero no es lo último.  Las universidades deben ser presupuestadas, no pueden gastar sus energías en asegurar los medios  elementales de supervivencia. No pueden desviar sus esfuerzos a hacer publicidad, a obtener ganancias.

-Cooperación e integración.  No universidades que compitan entre sí, sino que se complementen entre sí, que sean capaces de emitir títulos conjuntos, que garanticen que un estudiante que se traslade de una provincia a otra pueda continuar tranquilamente sus estudios, que hagan proyectos de investigación y publicaciones conjuntas, que se proyecten a impartir postgrados, maestrías y doctorados conjuntos, que aprovechen sus fortalezas relativas en aras de perfeccionar el trabajo común.

“La vida nos demuestra que con pocos recursos, cuando hay inteligencia, voluntad y convicción de que es un derecho acceder a la educación superior y a la cultura, cuando se cree con Martí que ser cultos es el único modo de ser libres y que no es posible libertad y democracia alguna allí donde hay analfabetismo literal o funcional, ello se convierte en un valor, en un consenso colectivo, en un tejido solidario de esfuerzos que conduce a encontrar soluciones con los más increíbles pocos recursos. Eso lo sabemos bien los cubanos, pues lo estamos logrando cuando apenas salimos de una profunda crisis económica, a pesar del bloqueo que sufrimos por parte de Estados Unidos, en medio de enormes dificultades, pero con el optimismo de que vale la pena. Vale la pena dedicarle la vida a una obra tan noble como la educación, y yo diría, como la educación superior a la cual deben tener acceso todos los que se lo propongan”.

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Nosotros, los del 280, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario de la casa de altos estudios cubana.

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