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Isla al Sur

SENTÉMONOS A PENSAR EN NUESTRO PRESENTE PREVIENDO EL FUTURO

SENTÉMONOS A PENSAR EN NUESTRO PRESENTE PREVIENDO EL FUTURO

OANH DINH VAN,
estudiante de primer año de Periodismo, 
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Los cambios de una generación a otra por parte de la actual familia cubana son muchos. Lo que antes no era permitido o considerado como “tabú”, hoy pasa como una cosa normal de la juventud, pero no deja de ser indiferente para algunas personas.

La familia cubana ha sufrido transformaciones que hacen de ella un nuevo espacio de reconfiguración cultural; todas debido a los complejos cambios sociales que ha experimentado la sociedad contemporánea.

Para conocer más del tema y hablarnos sobre estos cambios protagonizados por la juventud, entrevistamos a la Doctora Patricia Arés, Profesora Titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, quien presenta estudios sobre el fenómeno de la formación de la familia cubana actual.

 

-¿Por qué es considerada la familia como

la fuente principal para el desarrollo

personal y social?

La familia es decisiva en el bienestar físico y emocional, el espacio privilegiado para la satisfacción de necesidades biológicas, psicológicas y sociales. La familia es una unidad de análisis compleja. No es posible hablar de familia como un organismo aislado del entorno social y de su escenario histórico.

Existen muchos organizadores sociales de la vida familiar. Entre ellos la economía, la cultura, la política, las ideologías de género, de clase, de raza, el medio ambiente. La familia en su doble condición de grupo humano e institución social, no solo intercambia información con el medio social sino también sentidos y significados.

-¿Cuáles son las principales causas que

modificaron la escena tradicional de la

familia cubana y sus consecuencias?

Los cambios sociodemográficos, las transiciones sociales y culturales que han producido de manera general una ruptura del modelo de familia nuclear, biparental, conyugal, heterosexual, con la que se asocia el modelo  patriarcal. A este fenómeno sabemos que se la ha denominado diversidad y complejidad familiar. No cabe duda es que el proceso revolucionario y sus múltiples influencias sociales a través de los nuevos discursos de igualdad social, y esa contradicción ha tenido diferentes potenciales de conflictividad  y cambio para las familias.

Las familias cubanas transitan por crisis frecuentes por desmembramientos tempranos, principalmente por divorcio o emigración; por crisis de inclusión de nuevos miembros, en este caso de nuevas parejas, hijos  adultos que retornan al hogar de origen luego de un rompimiento de pareja y el fenómeno de los nietos instantáneos, hijos de la nueva pareja de los hijos adultos que comienzan a ser convivientes.

-Muchos jóvenes se pierden del contacto con

sus padres por la preferencia al consumo

televisivo o de videojuego, ¿qué consecuencias

trae el uso de las nuevas tecnologías?

Esto tiene un altísimo peligro para la formación de las jóvenes generaciones y para el cumplimiento efectivo de la función educativa. Esta última está en manos del televisor y la computadora (en caso de los hijos de padres que trabajan todo el día).

Por lo general, el uso de la televisión  de manera indiscriminada y sin la debida supervisión de los padres deja al niño expuesto a todo tipo de mensajes de violencia que de alguna forma distorsionan sus formas de pensar y matan la inocencia infantil.

Otras necesidades de contacto afectivo, de comunicación cara a cara, de transmisión activa de valores universales, son menos satisfechas al interior de las familias. Las nuevas tecnologías fomentan el enclaustramiento doméstico, pero no el fortalecimiento de la familia. El precio es el aislamiento de los miembros de la familia, entre personas, entre vecinos. Un padre puede estar desde su cuarto chateando con un amigo en Japón y puede que no tenga  la menor idea de lo que le sucede a su hijo adolescente que está en el cuarto contiguo.

-Además de estos daños, ¿existen otros factores?

Sí, la falta de habilidades de comunicación se pone de manifiesto en interacciones familiares destructivas plagadas de críticas al otro, descalificaciones e insultos, salidas poco constructivas a las crisis con uso de violencia verbal y física, uso del golpe a los niños como forma de educar, interrupción de las relaciones y de la comunicación como intento de solución a las crisis, ingestas de alcohol como parte de la cultura de ocio, y marcadas diferencias en los estilos comunicativos entre el hombre y la mujer.

La mujer se comunica con más frecuencia a través de mensajes indirectos, reiterativos o “cantaletas”, manipulaciones afectivas y chantajes emocionales, mientras que los hombres expresan con dificultad los sentimientos, especialmente los de vulnerabilidad y tienden a ser menos abiertos en la expresión emocional.

Otro factor importante que caracteriza las relaciones familiares actuales son las pocas posibilidades de satisfacción materiales de las necesidades que de ellos se derivan (el trabajo y el estudio como fuente de pobreza material y el no trabajo o estudio como fuente de progreso económico).

-Para terminar, ¿desea dar algún

consejo a las familias cubanas…?

Sí, para comenzar, que deben mejorar la comunicación intrafamiliar, enseñando a los integrantes a comunicarse de manera correcta, estimulándose a expresar sus afectos y necesidades de acuerdo con la realidad. Lo más importante es aprender a escuchar, negociar, expresar y decidir.

Hay que potenciar la capacidad para afrontar la adversidad y salir fortalecido de ella. Tal y como me dijo un paciente, “sobrellevar las  desgracias con una sonrisa invencible, para no darle gusto a la adversidad”.

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