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Isla al Sur

“VIVO PARA ESCRIBIR”

“VIVO PARA ESCRIBIR”

MARIANELA BRETAU CABRERA,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación de la

Universidad de La Habana.

Leonardo Padura Fuentes, escritor, periodista y ensayista cubano es   un hombre que nació para escribir y  lo hace porque necesita expresar sus sentimientos. Quizás por eso no duda en confesar que  Mario Conde, el personaje protagónico  de sus novelas Las cuatro estaciones, Adiós Hemingway y La neblina del ayer, es el amplificador de sus preocupaciones sociales.

"Mario Conde no es mi alter ego porque biográficamente tenemos muchísimas diferencias: él era un policía y ahora es un expolicía; yo, por el contrario,  no tengo absolutamente nada que ver con ese oficio, a veces me da pena con el propio Mario, porque tiene que trabajar los casos prácticamente a nivel de intuiciones, de premoniciones, de pensamientos y no técnicamente, debido a mi desconocimiento de la técnica policial.

"Sin embargo, no puedo negar que también tenemos millones de rasgos comunes; Conde nació y vive en un barrio que nunca se nombra, pero evidentemente es Mantilla, de donde también soy yo, ambos estudiamos en el pre de la Víbora, pertenecemos a la misma generación y compartimos la pasión por la pelota."

Cuando Padura escribió Pasado perfecto no imaginó que esta novela conformaría junto a otras tres la tetralogía Las cuatro estaciones.

"Al salir el libro me di cuenta, por la reacción de los lectores, que había algo en él y en su protagonista que comunicaba mucho más allá de lo policial. La obra tenía posibilidad de crecer en cuanto a la indagación de lo cubano, al contexto y al mismo desarrollo del personaje. Entonces, decidí que fuera la primera de una serie de cuatro, no tenía todavía idea de cual podían ser los argumentos de estas novelas y lo fui concibiendo en la medida que escribía cada una: Vientos de cuaresma, Máscaras y Paisajes de otoño.

"En Vientos de... creo que ya el personaje de Mario Conde queda redondo y pasa a tener una relación contextual y psicológica más complicada que en la primera novela. Ahí estuvo el acierto de emprender la realización del conjunto literario, pues el personaje fue un vehículo de reflexión sobre la realidad cubana, de alguna manera mi voz frente a ese entorno.

"Mediante él pude, además, explorar otras dimensiones estéticas y sociales y encontrar una mirada generacional sobre lo que habían sido los primeros treinta-cuarenta años de Revolución".

En los cuatro episodios el escritor trató de conservar un estilo a nivel de lenguaje, estructura y perspectiva del personaje, a pesar de que "ya sentía, por ejemplo en Máscaras, la necesidad de otras voces, una posibilidad de juego literario narrativo mayor, pero decidí concentrarlo ahí. Por ende, cuando termino este conjunto comienzo a escribir un  libro completamente distinto, con estructura y búsqueda diferente, que fue La novela de mi vida."

Aún después de culminar su tetralogía algo siguió dando unidad temática a sus posteriores creaciones, el siempre presente Mario Conde. Sobre las características y singularidades que adopta el personaje en algunas de sus novelas, comenta:

"Cuando yo decidí emplear el personaje de Mario Conde en Adiós Hemingway tuve que tomar una decisión muy importante y era qué oficio le daba, que relación con la realidad le confería, en qué lugar lo ubicaba en este entramado social cubano tan complejo y estrecho a la vez. Después de reflexionar mucho, con la ayuda de mi esposa, me incliné por  la profesión de comprar y vender libros, pues era algo que él podía hacer con dignidad y le permitió tener una relación con la calle que eventualmente derivaría en investigación policial.

"A Mario Conde lo retomo en Adiós... de una forma diferente porque han pasado 15 años. Ahora hace una investigación puramente literaria, más que policial, y es una novela donde hay ya dos voces: la voz del narrador que sigue a Hemingway y la que sigue a Mario Conde."

El tema de la música cubana, que seduce a este escritor contemporáneo, dio origen a su última novela La neblina del ayer, la cual mereció el Premio de la Crítica al igual que obras anteriores como Pasado perfecto, Paisaje de otoño y  La novela de mi vida.

"En La neblina del ayer se concreta definitivamente un cambio con respecto a Las cuatro estaciones porque es un libro  mucho más complicado desde el punto de vista estructural, de lenguaje, de acercamiento a la realidad, de reflexión hacia sí mismo, donde lo policial está casi en un tercer plano de interés y siento que cada vez va a ser, en cuanto argumento, menos importante la trama policial, para dejarle espacio a esas otras reflexiones que interesan."

En la obra literaria el autor se interna en la búsqueda del mundo del bolero de los años 50 y se complica en su reflexión con el ayer. "Este pasado es el que Conde trata de reconstruir, más desde la nostalgia que desde la racionalidad, y por eso está visto a través de la neblina que envuelve toda la novela".

Por el momento, Leonardo Padura decide dar un descanso a Mario Conde y cuenta que dos personajes históricos son los protagonistas de lo que escribe en estos momentos.

"Estoy absolutamente inmiscuido, de manera obsesiva, compulsiva y ansiosa en la novela que escribo, que tiene como personajes centrales a León Troski y su asesino Ramón Mercader. A pesar de que muchas partes del relato se desarrollan en la Unión Soviética, Francia, España, México y Noruega, es una novela que va a ser muy cubana y esa vinculación se la va a dar la existencia de dos personajes nuestros, actuales."

A este hombre de letras lo distingue, además de la originalidad y la sapiencia al escribir, su cariño por los animales, especialmente los perros, y el apego a su lugar de origen, Mantilla, donde han dejado sus huellas cinco generaciones de Padura.

Pero este, uno de los periodistas más leídos de nuestro país, no tiene mayor  pasión que la de sus propias creaciones y desde hace 16 años se define, ante todo, como un novelista. Con su serenidad característica y la satisfacción de haber encontrado desde su juventud el oficio al que se dedicaría por el resto de sus días, no duda en afirmar: "Vivo para escribir, vivo de escribir y vivo escribiendo."

Ficha técnica:

- Tipo de título: De cita textual

- Tipo de entrevista por contenido: De personalidad o biográfica

- Tipo de entrevista por estructura: De citas

- Tipo de entrada: Biográfica

- Tipo de conclusión: De opinión o comentario del entrevistado

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