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Isla al Sur

DONDE EL SABER ES MÁS QUE UNA ESPERANZA

Al Palacio de la Cariátides llegan vecinos de Centro Habana y de zonas distantes de la capital cubana. Como centro difusor de la cultura iberoamericana, los especialistas asumen el reto de buscar nuevos espacios para la investigación.

IGRIM LUCÍA CASTILLO MORENO,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación de la

Universidad de La Habana.

Lisset, Teresa y Olga no temen al paso del tiempo ni a la llegada de los altos años. En sus miradas no existen vestigios de nostalgia por las canas que peinan entre los achaques de la vejez. La jubilación para muchos pudiera significar pérdida de autoestima, complejos, inseguridad y acaso fin de la vida útil. Pero ellas colman esta nueva etapa de colores y optimismo desde su graduación de la Cátedra del Adulto Mayor, celebrada en el Centro Hispanoamericano de Cultura, hace dos años.

Destacadas cederistas y vecinas del Consejo Colón, del municipio capitalino de Centro Habana, acuden diligentes a las actividades programadas por este centro junto a un grupo asiduo de abuelos de los parques Maceo, Los Enamorados y la Real Cárcel de la Habana, quienes siguen a la socióloga de la Oficina de Rehabilitación del Plan Malecón,  Marta Moreno.

Así, el popular Palacio de las Cariátides, como también es conocida la edificación en honor a los pétreos rostros de mujer que se yerguen en su fachada, se inserta en la comunidad atrayendo a un público cada vez mayor por sus interesantes propuestas que incluyen la realización sistemática de cine-debates y  talleres sobre energía piramidal terapéutica.

"Estás ahí, arrullado por el mar, repleto de pasos habaneros. Estás ahí para esparcimiento, luz y cultura de nuestro pueblo". La emoción y el agradecimiento desbordan los versos de Lisset inspirados en la oportunidad que ofrece esta institución a la tercera edad de pensar, soñar, crear, y sobre todo de que se les respete su lugar en la sociedad.

Las flores de la memoria 

El edificio construido por el afamado arquitecto Evelio Govantes, y que sirve de sede al actual Centro Hispanoamericano de Cultura fue inaugurado el 30 de octubre de 1924 con el nombre de Unión Club, como sitio exclusivo de juegos -a la manera británica- para hombres de la alta sociedad de la época, según investigaciones recientes del arquitecto asesor de la Oficina del Historiador de la Ciudad,  Severino Rodríguez.

En los primeros años de la Revolución sesionó en la instalación la brigada de teatro Covarrubias, precioso proyecto que extendía las artes escénicas a los más intrincados parajes. También ensayaron allí los artistas del Teatro Lírico Nacional durante un largo periodo.

La firma el 16 de mayo de 1995 de un acuerdo bilateral entre Cuba y España, posibilitó la creación del Centro Cultural de España para desarrollar y difundir la cultura hispana en la Isla, desde la peculiar construcción ubicada en la primera cuadra del malecón tradicional.

Este acuerdo entró en conflicto a partir del 2001 cuando, según un estudio realizado por especialistas cubanos, se confirmó que el 69% de las actividades de la institución no tenían correspondencia con el convenio firmado por ambas naciones. Surge el 10 de mayo de 2004 el Centro Hispanoamericano de Cultura, el cual abre sus puertas bajo los auspicios de la Oficina del Historiador de la Ciudad, orientado a la exaltación de los valores de la cultura cubana, formada en la heredad de otras muchas como la ibérica y la africana.

Amar y admirar España en Cuba y Cuba en España   

El Centro Hispanoamericano de Cultura se inspira en un antecedente considerable, aunque no muy conocido de los años prerrevolucionarios: la Hispanocubana de Cultura fundada por el eminente polígrafo cubano Fernando Ortiz, quien aglutinó y movilizó lo más relevante de la intelectualidad progresista de su tiempo.

Fundada en 1926, fue un látigo de ideas renovadoras. En esta institución se ofrecieron las primeras conferencias sobre arte cinematográfico en Cuba, exhibiciones de la plástica de vanguardia y seminarios sobre la cultura hispánica y la africana.

En su seno acogió a un formidable grupo de colaboradores como José María Chacón y Calvo, Juan Marinello, Ramiro Guerra, Jorge Mañach, Alejo Carpentier y Emilio Roig de Leuchsenring, quien opinó que con la Hispanocubana se había aprendido a amar y admirar España en Cuba y Cuba en España, y se habían destruido los mitos de sangre y religión.

En momentos clave de la historia y del contexto mundial, la Hispanocubana de Cultura adoptó posiciones valientes y solidarias. Es el caso de la Guerra Civil Española (1930-1939), el enfrentamiento al racismo en los Estados Unidos y al nazifascismo en Europa.

De ese modo atrajo a intelectuales de la talla de Federico García Lorca y Gabriela Mistral, quienes  viajaron a Cuba para propiciar un acercamiento con los más significativos escritores del país.

Una programación de excelencia al alcance de todos

"El legado de la Hispanocubana de Cultura cobra vigencia en cada una de nuestras proyecciones, pues salvando distancias, nacimos con un programa que destaca los más auténticos valores intelectuales y artísticos, y nos hemos insertado tempranamente en los espacios para la pluralidad, el debate y la reflexión de los problemas actuales", expresó Lesbia Méndez, directora del Centro Hispanoamericano de Cultura.

La dinámica y el perfil del lugar obedecen al vínculo estrecho existente entre el mismo y los institutos del país, de los cuales se nutre para atraer a escritores, realizadores y cantantes, y conformar así una programación equilibrada y exclusiva que lo distingue.

La cartelera musical se ha apropiado de voces y agrupaciones diversas como Carlos Varela, Kelvis Ochoa, la Cantilla Armónica, Liuva María Hevia, los Solistas de La Habana, Santiago Feliú, Frank Delgado, David Torrens, y Ars Longa, este último grupo protagonizó uno de los más espectaculares conciertos.

Ubail Zamora, especialista de Música del centro desde el 2005, expresó  que el espacio dedicado a esa manifestación "podría valorarse como único por la heterogeneidad y el carácter gratuito de sus propuestas. No existe definitivamente un lugar en La Habana ni en el país en el que coincidan rock, música clásica y trova, aprovechando la calidad acústica de la confortable sala Dulce María Loynaz" que tiene capacidad para unas 250 personas, aunque en disímiles ocasiones -explicó-, la cifra ha excedido los 450 espectadores.

Los audiovisuales han conquistado una sistematicidad y preferencia en los estudiantes de música mediante la proyección mensual de materiales asociados a piezas líricas y óperas famosas.

El público asistente es muy variado, e incluye sobre todo la participación de jóvenes y  familias de la zona, quienes optan por el horario  de las 6:00 p.m., los sábados.

Aunque joven, la institución se destaca por su sello de profesionalidad. En el caso de la literatura, desde sus comienzos brinda la tertulia El centro presenta, que ha crecido en calidad, promoción y asistencia de la comunidad. Allí, se presentan publicaciones, específicamente libros. Próximamente se dará a conocer la entrevista Más esperanza que fe, de Luis Báez a Roberto Fernández Retamar.

El pasado año convocaron al primer coloquio internacional de diálogos interartísticos, y efectuaron un evento sobre multidisciplinariedad y la relación entre la literatura y otras artes, en los que participaron numerosos académicos de Canadá, México y Brasil.

La labor del Centro Hispanoamericano de Cultura no se limita a los anteriores quehaceres, ofrece, además, cursos y talleres sobre El Quijote, la novela negra y técnicas narrativas que arriba este año a su tercera edición, por la demanda cada vez mayor de sus suscriptores.

La promoción dada a las iniciativas del centro ha sido permanente en los medios de comunicación; sin embargo, es necesaria la divulgación más frecuente de estas propuestas que contribuyen a formar el gusto estético hacia una programación de excelencia al alcance de todos.

Camino hacia el futuro: un nuevo desafío

"Hacia el interior de la institución debemos crear espacios de investigación, buscando que nuestros especialistas no solo sean promotores y programadores de cultura, sino que además se propongan estudios propios sobre temas hispanos", dijo Lesbia Méndez al referirse a los cambios inmediatos a asumir y agregó que deben organizarse en función de ser más efectivos en la estrategia de difusión de su cartelera.

El Centro Hispanoamericano de Cultura nació con un reducido número de especialistas y programadores dispuestos a diseñar un proyecto coherente para cubrir los propósitos anhelados. Hoy sigue siendo un desafío para que Lisset, Teresa y Olga, u otros tantos asiduos, no cambien el rumbo y puedan hablar nuevamente de esperanzas en su camino hacia el futuro.

FICHA TÉCNICA:

Tipo de reportaje: Estándar.

Tema: Origen, funcionamiento y proyecciones del Centro Hispanoamericano de Cultura.

Tesis: Centros culturales como el Hispanoamericano de Cultura pueden contribuir a la transformación de la comunidad.

Tipo de título: Genérico

Tipo de entrada: Descriptiva

Tipo de cuerpo: Cronológico

Tipo de cierre: Cierre de proyección o futuro

Estrategia de fuentes:

Activas:

  • Lisset, Teresa y Olga: vecinas.
  • Marta Moreno: socióloga de la Oficina de Rehabilitación del plan Malecón.
  • Severino Rodríguez: arquitecto asesor de la Oficina del Historiador de la Ciudad.
  • Lesbia Méndez: directora del Centro Hispanoamericano de Cultura.
  • Ubail Zamora: Especialista de Música de dicha institución.
  • Ernesto Sierra: Especialista de Literatura del centro.

Pasivas:

  • Artículo "El saqueo del Centro Cultural de España en la Habana", de Pascual Serrano.
  • Libro "Fernando Ortiz y la Hispanocubana de Cultura", de Carlos del Toro González.
  • Internet.

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