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Isla al Sur

APRENDIENDO EL MEJOR OFICIO DEL MUNDO

APRENDIENDO EL MEJOR OFICIO DEL MUNDO

Corriendo riesgos nos volvemos valientes, esa fue la experiencia de la práctica laboral en la revista Alma Mater, donde nos confiaron serios y desafiantes proyectos, nos valoraron, respetaron, orientaron y apoyaron en un mes inolvidable.

MÓNICA BARÓ SÁNCHEZ,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

En la Habana Vieja, después de recorrer el concurrido Paseo del Prado entre risas de pioneros haciendo educación física, pregones de vendedores de maní y periódicos, y extraños que te acompañan al paso, se encuentra el edificio de la Editorial Abril. Sus vecinos son el Gran Teatro de La Habana y el majestuoso Capitolio, pero él no es menos importante, pues en su interior radican los creadores de las revistas Somos Jóvenes, Juventud Técnica, El Caimán Barbudo, Alma Mater, y otras. Cada una está dirigida a lectores diferentes, pero con iguales expectativas: que la publicación responda a sus intereses. 

Carolina García, Anabel Serrallonga, Fatoumata Taouré y yo, estuvimos trabajando en la revista joven más antigua de Cuba destinada a los universitarios, Alma Mater. Allí conocimos a la mayoría de sus realizadores, personas talentosas, emprendedoras, alegres y sencillas, que desde nuestro primer día lograron hacernos sentir parte de su colectivo. Para fortuna nuestra, no pudimos confirmar la teoría de que los estudiantes de práctica preparan cafés, hacen mandados y las más tediosas tareas. Basadas en nuestra vivencia, podríamos formular una nueva conjetura que exponga que nos confían serios y desafiantes proyectos, nos valoran, respetan, orientan y apoyan.  

En lo absoluto hubo formalismos a la hora de relacionarnos, sino que nos tratábamos como si fuéramos una gran familia. Quizás sea por la calidez que distingue al cubano. Sea lo que fuere, en breve tiempo conseguimos navegar hacia una misma dirección y no hizo falta que nos recordarán el perfil editorial de Alma Mater cuando íbamos a trabajar. A fin de cuentas, nosotras también somos universitarias y sabemos lo que preferimos leer en nuestra revista.

Carolina y yo cubrimos el IV Congreso Cubano de Orientación, Educación y Terapia Sexual, efectuado en el Palacio de Convenciones de La Habana, para el cual nos otorgaron una credencial que nos presentaba como Prensa Nacional y que aún conservamos. En ese evento fueron abordados principalmente los espinosos temas de la transexualidad y homosexualidad por especialistas cubanos y extranjeros, desde la perspectiva social, psicológica, quirúrgica, política...

Aprovechamos la ocasión para entrevistar a Mariela Castro, directora del CENESEX, a Cristina Garaizabal, experimentada psicóloga española y a Eusebio Rubio, presidente de la Asociación Mundial para la Salud Sexual.

A pesar de que en clases nos enseñaron que las entrevistas requieren una rigurosa preparación, la idea de perder la oportunidad de hablar con esas personas, nos instó a enfrentar el riesgo de entrevistarlas con poco material. Eso también lo sabíamos, la profesora insiste que del lobo, un pelo, y que el periodismo es saber aprovechar la  ocasión.

De todas formas, dicen que es corriendo riesgos como se aprende a ser valiente. Los cuestionarios los construimos en menos de una hora, apoyadas en lo que habíamos oído en sus ponencias y la información que nos propiciaron por vía telefónica la mamá de Carolina y una amiga, a quienes llamamos a sus trabajos para que investigaran en Internet sobre nuestros entrevistados.

Una vez finalizado el congreso, redactamos una información general sobre lo sucedido en él y un artículo sobre transexualidad, que para hacerlo tuvimos que leer tanto sobre el asunto que actualmente nos consideramos capaces hasta de impartir una conferencia.

Igualmente cubrimos el VI Festival de Música Antigua Esteban Salas y realizamos una crónica sobre la historia del órgano de la Iglesia de Paula, el primero restaurado en Cuba.

Simultáneamente, Anabel trabajó con la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y entrevistó a su actual presidente: Adalberto Hernández; cubrió la inauguración de la Plaza Niemeyer en la Universidad de Ciencias Informáticas y redactó varias informaciones sobre la Feria Internacional del Libro de La Habana. Mientras que Fatoumata se dedicó a investigar y escribir sobre la vida de los estudiantes provenientes de disímiles geografías que cursan estudios en la Universidad de La Habana.

Antes de concluir, nos gustaría agradecer al colectivo de Alma Mater por acogernos en la redacción como si nos conocieran desde siempre y haber logrado que nos sintiéramos verdaderos profesionales. Nuestra experiencia allí fue la confirmación de nuestra decisión de ser periodistas, a pesar de que escalar hacia esa cúspide signifique explotar al máximo nuestras capacidades creativas, ignorar muchas veces el sueño y el hambre, perseguir la información aunque esta se empeñe en "trajinarnos" antes de encontrarla y sobrevivir y sobreponernos a los momentos en que nuestras musas deciden ir de vacaciones sin previo aviso.

¿Y vale la pena tanto esfuerzo y sacrificio? ¡Claro! El Periodismo es el mejor oficio del mundo. Y eso no lo decimos nosotras, sino Gabriel García Márquez.

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