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Isla al Sur

TESTIGO DE MEDIA CENTURIA

TESTIGO DE MEDIA CENTURIA

A la memoria de Evelio Tellería Toca, Premio Nacional de Periodismo José Martí (1999), hombre que repartió toda su sabiduría con el magisterio de la nobleza y la humildad. Esta entrevista, acerca del movimiento obrero cubano y el Día Internacional de los Trabajadores, fue publicada en la revista Mujeres, en 1988.

IRAIDA CALZADILLA RODRÍGUEZ

En una presentación formal bastarían algunos de los múltiples reconocimientos recibidos para que hablaran sobre él: Distinción por la Cultura Nacional y medallas Raúl Gómez García, Félix Elmuza, Alfredo López y 28 de Septiembre. Pero este es un hombre cuyo credo no se resume en preseas, aún cuando han sido ganadas con la modestia y la cotidianidad del trabajador laborioso y honrado. Este hombre, ante todo, ha sabido combinar durante media centuria la enseñanza y el periodismo. Es, entonces, maestro y periodista por antonomasia.

Los rigores del espacio hacen que acorte la presentación del ejemplar maestro y compañero que es Evelio Tellería Toca, el decano de los periodistas del sector obrero, testigo de sus congresos, partícipe en más de 50 conmemoraciones por el Día Internacional de los Trabajadores y punto de referencia obligada para quienes quieran conocer e investigar sobre el tema.

Desde 1948 hasta 1986 reportó, sucesivamente, cada Primero de Mayo en nuestro país para Noticiero Unión Radio, Diario Nacional, Revolución y Granma –fundador de este último órgano de prensa donde laboró hasta su retiro el pasado año (1987).

En el jubileo de la jubilación –como dijera otro grande de los medios de comunicación, Manolo Ortega-, con sus 76 años intelectualmente plenos prepara tres volúmenes que abarcan temáticas sobre el aniversario 50 de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), en enero de 1989; apuntes históricos sobre la prensa en Cuba; y la celebración del Primero de Mayo en nuestro país.

Tellería resume, entonces, varias generaciones de cubanos revolucionarios, diferentes etapas en el acontecer nacional que él ofrece a manera de capítulos abiertos.

“En 1990 se cumple el centenario de la celebración del Primero de Mayo, cuyas raíces están en los sucesos de Chicago. Entre los países latinoamericanos cabe a Cuba y Argentina el honor de haberse sumado al pequeño grupo de pioneros iniciadores. Sin embargo, vale aclarar que durante la colonia solo se efectuaron tres, dada la prohibición del gobierno.

-Luego de constituida la Central de Trabajadores de Cuba, ¿qué rol desempeñó ésta en las celebraciones?

En enero de 1939 se fundó la Confederación de Trabajadores de Cuba que registraría dos etapas bien diferentes: una unitaria –de 1939 a 1947-, y otra divisionista –de 1948 a 1958-.

Lázaro Peña, el Capitán de la Clase Obrera, en la dirección de la primera llevó a los trabajadores a los más masivos y organizados actos. En la segunda, la camarilla reformista, traidora y proimperialista que encabezaba Eusebio Mujal, celebró ridículas y frías farsas que prostituían la gran fecha del proletariado, y cuya crisis mayor estuvo en la etapa de la tiranía batistiana en la que ni siquiera se realizaron desfiles, sino incoloros festejos en locales cerrados y custodiados por esbirros. Todo asistente no conocido era cacheado minuciosamente para asegurarse de que no portaba armas.

Para los jóvenes de hoy es muy difícil representarse esa época, cuando era salvado el prestigio y el significado del Día Internacional de los Trabajadores con actos clandestinos y riesgosos mítines relámpagos, o salidas a la calle en las que se pronunciaban arengas, lanzaban proclamas y manifiestos y se pintaban con grandes consignas las paredes. De nada valían las agresiones de policías y soldados que, montados a caballo como ocurría en el machadato, o en perseguidoras después, reprimían brutalmente a los participantes.

-¿Fueron las mujeres elementos activos?

En los primeros tiempos de la república mediatizada no era frecuente ver su presencia en los mítines, veladas y otros actos que se realizaban, por lo general intrascendentes, como atestigua la amplia bibliografía que durante 20 años vengo consultando para la realización del libro.

Después de la Revolución de Octubre, en 1917, se inició un ascenso en la celebración de ese día, y la mujer, en pequeña proporción, asistía a los actos participando en recitaciones de poemas de contenido social, o en representaciones dramáticas de igual corte.

Sin embargo, en términos que recoge la historia, no podemos olvidar la presencia de Inocencia Valdés, conocida como La Niñita, quien en la emigración revolucionaria cubana laboró junto a Martí, y en la república neocolonial trabajó como despalilladora y sobresalió en las luchas sindicales de ese sector y como agitadora para las celebraciones de la fecha.

En los años 20 se sumaron otros nombres: Charito Guillaume, Sarah Pascual, Carmen Blanco y Panchita Batet, agitadoras y propagandistas destacadas en la organización de los actos.

Voy a contarte una anécdota: en 1924 el administrador de los Ferrocarriles Unidos, en La Habana, tomó represalias contra 500 trabajadores que dejaron de laborar el 1ero. de Mayo y, entre ellos, las más perjudicadas fueron las tres mujeres que participaron y a quienes sometieron a expedientes administrativos para ser cesanteadas. Ante el atropello, hubo una reacción solidaria de los restantes sectores proletarios y se impidió tal fechoría que ejemplificó la discriminación de la mujer por el hombre.

-Llegamos al Primero de Mayo de 1959, ¿cuáles son sus recuerdos?

En tantos años de periodismo nunca he podido describirlo como quisiera. El acto duró desde las 10 de la mañana hasta las 9 de la noche e intervinieron 27 oradores. Fue la primera vez que en la entonces Plaza Cívica –hoy Plaza de la Revolución-, se realizaba un acto público.

La multitud inacabable salía de la calle Prado, continuaba por Reina, Carlos III, Quinta de los Molinos, Terminal de Ómnibus y concluía el recorrido frente a la estatua de José Martí. Ese año Fidel no se encontraba en Cuba en esos momentos y Raúl asumió el discurso central frente a más de un millón de personas.

-Para usted, testigo permanente de estas conmemoraciones, ¿cuáles han sido las más relevantes?

Sin lugar a dudas la de 1959, ante el hecho sin precedentes en nuestra historia de que soldados y trabajadores marcharan en desfile fraternal, con el gesto singular y simbólico de que núcleos masivos de obreros portaban las armas del glorioso Ejército Rebelde y los combatientes de esa fuerza armada revolucionaria llevaban picos, palas, martillos, serruchos.

También, el de 1960 en el que por primera vez el Comandante en Jefe presidía y resumía el acto central. Ya desde entonces en esa fecha se rompía la tradición –por ser innecesaria-, de presentar “demandas” y defender “conquistas” los trabajadores.

En 1961, tras la victoria de Girón, se llevó a cabo la primera celebración de pleno contenido socialista y las Milicias Nacionales Revolucionarias que habían desfilado el año anterior, reeditaron el hecho.

Debe señalarse que en 1969 el pueblo se decidió “¡A celebrar el Día del Trabajo en el trabajo!”, actitud que volvió a asumir en 1970 por la necesidad de materializar la zafra de los 10 millones.

En estas menciones que marcaron hitos en la historia de la efemérides en nuestra patria, es de destacar la conmemoración de 1980 en La Habana, porque en ella se estrenó la Marcha del Pueblo Combatiente –como desfile que desde entonces se ha tomado como modelo-, y se proclamaron las Milicias de Tropas Territoriales.

-¿Luego de cuatro décadas reportando el acontecer obrero considera que ha tenido compensaciones?

Ser periodista del movimiento obrero cubano me ha dado la posibilidad de brindar mi modesto aporte a la historia del sector y de la profesión. Ahí quedan los libros de consulta o de estudio: Los Congresos Obreros en Cuba, Diccionario periodístico, Baliño y el periodismo revolucionario y varios capítulos del volumen EE.UU. penetra, controla y desinforma en América Latina.  Si la vida me acompaña, aún quedarán más.

 

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