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Isla al Sur

LA HISTORIA EN MINUTOS. RADIO RELOJ. ENERO (IV)

LA HISTORIA EN MINUTOS. RADIO RELOJ. ENERO (IV)

Del 23 al 30 de enero: Anna Pávlova, Manuel Ascunce Doménech, Policarpa Salavarrieta, Hermanos Marcano, Leonardo Fernández, Vicente Blasco Ibáñez, Fedor Mijailovich Dostoievski, José Martí Pérez y Enrique Vilar.

IRAIDA CALZADILLA RODRÍGUEZ

13 de enero:
Anna Pávlova

LA HISTORIA EN MINUTOS. EL MELANCOLICO CISNE TUBERCULOSO. No aspiró a la gloria, sino a la perfección, Anna Pávlova, la más famosa bailarina de principios de siglo. Dicen los críticos de entonces, y de ahora, que era brillante, emotiva, penetrante y avasalladora, esa mujer a quien se le llamó “el melancólico cisne tuberculoso”. Nos legó una verdad sin fantasías: el genio no llega de golpe. Tras él habrá que buscar el eterno aprendizaje, la voluntad sin límites, la disciplina a toda prueba, el inconformismo y el deseo palpitante de abrazar lo máximo. Anna Pávlova, quien transitara por estilos tan diversos como el clásico, el moderno e, incluso, el vaudeville en ocasión de una visita a Londres, aquella suerte de lo mejor hecho posible y de lo imposible vuelto realidad, moría el veintitrés de enero de mil 931. Continuará en el siguiente minuto...

GISSELLE EN LA PAVLOVA. Conclusión. Una crítica que la conoció en Madrid, afirma que Anna Pávlova tenía especial preferencia por el ballet Gisselle. Y cuenta, en confesiones hechas más para resaltar su ego que para analizar la valedera entrega de esa bailarina de todos los tiempos, que en España “El Cisne” sufrió una especial tormenta. Durante el estreno de Gisselle en el Teatro Real, el Rey la llamó a su palco. Y parece que el monarca se interesó más por una bailarina de tercera, alabada como “la mujer más bella de Europa”, que por la protagonista de tan perfecto arte. Anna Pávlova juró no volver a tierra española, aunque oficialmente declaró acabado el contrato por su estado de salud. Ella, la Pávlova, aspiró siempre a lo máximo y no toleró jamás detrimentos hacia su arte, es decir, su vida. Redactó: Iraida Calzadilla Rodríguez.

25 de enero:
                   Manuel Ascunce Domenech                 
 

LA HISTORA EN MINUTOS. “YO SOY EL MAESTRO”. La corta vida de Manuel Ascunce Domenech empezó el veinticinco de enero de mil 945, en Sagua La Grande. Pero hay hombres a los que solo un instante basta para insertarse en la historia de su pueblo y afiliarse en las huestes de los grandes. Así fue aquel adolescente, alfabetizador en lo intrincado de Limones Cantero, del Escambray trinitario. Cuando en el aciago veintiséis de noviembre de mil 961 una banda contrarrevolucionaria irrumpió en la casa del campesino Pedro Lantigua, el muchacho no dudó en decir: “Yo soy el maestro”. Manuel Ascunce Domenech y su alumno fueron ahorcados en un flamboyán con una guía de bueyes. El árbol quedaba cerca de la casa familiar. Continuará en el siguiente minuto...

UNO, ENTRE CIEN MIL JOVENES. La Campaña de Alfabetización en Cuba fue uno de los actos más hermosos de la Revolución. Protagonizada en mil 961, a ella se unieron cien mil jóvenes que asumieron la definitiva verdad de dar la luz del saber a los ignorados del mundo hasta entonces. Manuel Ascunce Domenech, miembro de la Asociación de Jóvenes Rebeldes y estudiante de secundaria básica en la barriada de Luyanó, fue uno entre aquella pléyade de maestros voluntarios. Ellos llenaron los campos y las ciudades cubanas con cartillas y faroles. No merecía Manuel Ascunce Domenech aquella muerte sórdida, aquel cuerpo atravesado por catorce heridas y lesiones que dejaron la huella de la barbarie. Tenía solo dieciséis años. Continuará...

LOS AMANECERES DEL ESCAMBRAY. Dicen que Manuel Ascunce Domenech parecía tener más edad que sus apenas dieciséis años. Era serio, cuidadoso en el trato y responsable de toda labor. En los fríos amaneceres del Escambray, el muchacho recogía café, cortaba leña, se insertaba a la vida de los campesinos como cualquier otro joven de Limones Cantero. Le gustaba cazar jutías, montar a caballo y bañarse en el río. Por las noches, el farol se encendía y venían las letras despaciosas a unirse una con otras hasta formar palabras maravillosas en su humana sencillez. Manuel Ascunce Domenech, el maestro voluntario, era también símbolo de los nuevos tiempos, entre tantas desilusiones y esperanzas perdidas heredadas en el lomerío. Continuará...

UN CAKE HELADO SUBE AL ESCAMBRAY. Conclusión. La única alumna que pudo terminar de alfabetizar Manuel Ascunce Domenech, fue Neisa Fernández, muchacha algo menor que el maestro y nacida en las lomas del Escambray. Cuando se acercaban los quince de la joven, “Manolo” mandó a buscar a La Habana un cake helado y allá lo subieron sus padres, con mucho hielo seco, para que llegara intacto. Aquello era algo inaudito, nunca antes habían visto un dulce tan bonito y aparentemente sabroso. Cuando lo repartieron, el alfabetizador rechazó su pedazo, porque lo comería a su regreso al hogar. Así, con la sencillez, con la modestia de los buenos, queda en la memoria afectiva Manuel Ascunce Domenech, el eterno adolescente nacido el veinticinco de enero de mil 945. Redactó: Iraida Calzadilla Rodríguez.

25 de enero:
Manuel Ascunce Domenech

LA HISTORIA EN MINUTOS. NACE UN MAESTRO. Al maestro alfabetizador Manuel Ascunce Domenech casi siempre lo recordamos en ese minuto final en que lo encontraron, junto con el campesino Pedro Lantigua, suspendidos los dos en la rama de un flamboyán, en el Escambray espirituano. Y olvidamos que los mártires tuvieron su día de primera luz, cuando avivaron los sueños y esperanzas de los padres y empezaron el camino de la vida. Manuel nació el veinticinco de enero de mil 945. Hoy sería un hombre maduro, con más reposo su ya sereno carácter. Emilia Domenech, la madre, lo describe con palabras conmovedoras en su misma sencillez: “Fue siempre tranquilo, introvertido, obediente”. Y la octogenaria mujer evoca a un Manuel Ascunce para quien no existía egoísmos y el desinterés y la nobleza eran rasgos distintivos. Continuará en el siguiente minuto...

“YO SOY EL MAESTRO”. Conclusión. Poco faltaba para el regreso a La Habana, cuando asesinaron a Manuel Ascunce y a Pedro Lantigua. Dicen que el pequeño maestro parecía un niño dormido y que los campesinos lloraron su muerte como la de un familiar muy querido. Cuando fueron a buscar a Pedro, el muchachito alfabetizador y miembro de la Asociación de Jóvenes Rebeldes, no ocultó su responsabilidad y solo dijo: “Yo soy el maestro”. Y aquella verdad de luz desentrañando el misterio de las letras fue el acicate que necesitaban los asesinos para enviarlo a la muerte. Pero Manuel Ascunce siguió en el pecho de los cien mil jóvenes alfabetizadores, en el millón de cubanos que descubrieron en un año la maravilla de los libros. Y en esos niños de entonces y de hoy para quienes siempre habrá maestros en las escuelas. Redactó: Iraida Calzadilla.

26 de enero:
Policarpa Salavarrieta
                           

LA HISTORIA EN MINUTOS. POLA, MUJER SOBERANA. Primero fue maestra en Guadas, donde nació el veintiséis de enero de mil 795, Policarpa Salavarrieta, aquella indómita colombiana que se trasladó a Santa Fe de Bogotá para ser más útil a la independencia. En la capital, cosió por encargo de las familias adineradas para apoyar la economía familiar. Pero, su más anhelante hacer era la actividad clandestina, recaudar fondos, acopiar armas, reclutar combatientes y servir de enlace a las guerrillas. Una delación la llevó a la muerte y fue fusilada en mil 817 por el delito de infidencia. A sus verdugos dijo: “Hoy sois tigres, mañana corderos”. De Policarpa Salavarrieta apuntó José Martí: “Mujer aquella soberana Pola, que armó a su novio para que fuese a pelear, y cayó en el patíbulo junto a él”. Continuará...

LA POLA Y ALEJO SABARAIN. Conclusión. Al ser apresado por los españoles, el subteniente del Ejército Libertador Alejo Sabaraín, su novio, Policarpa Salavarrieta planeó y ejecutó la fuga. Ella lo envió a Casanare, junto a otros combatientes, pero una mala jugada de la suerte hizo que los sorprendieran y los nueve independentistas colombianos fueron pasados por las armas. No pudieron La Pola y Alejo Sabaraín ver realizados sus sueños de matrimonio, aplazado hasta el día de la victoria. Dicen que Policarpa Salavarrieta, aquella muchacha de solo veintidós años de edad, no permitió que vendaran sus ojos en el momento final. Al dirigirse al pueblo, congregado en la explanada, dio un último mensaje: “Ved que aunque mujer y joven, me sobra valor para sufrir la muerte y no olvidéis este ejemplo”. Redactó: Iraida Calzadilla Rodríguez.

26 de enero:
Hermanos Marcano Álvarez

LA HISTORIA EN MINUTOS. LA ESTIRPE DE LOS MARCANO. De los hermanos Marcano Álvarez, nacidos en Baní, República Dominicana, y peleadores por la independencia de Cuba, fue Francisco quien primero murió. Había sido capturado por fuerzas enemigas, en Santiago de Cuba, el veintiséis de enero de mil 870 y luego fusilado. Luego, el doce de marzo de ese año, cayó Luis, en una celada tendida por un traidor. De los tres valientes dominicanos, solo Félix asistió al primer decenio histórico de la Revolución y falleció, mucho después, también en tierra cubana. Los hermanos Marcano Álvarez integraron las huestes de aquellos solidarios dominicanos que asumieron la causa de la independencia de la Isla como suya propia, y a quienes los cubanos vieron como a verdaderos compatriotas. Continuará...

FACTOR DE UNIDAD. Conclusión. Investigadores de la historia afirman que los hermanos Marcano Álvarez fueron factor de unidad en el seno de la Revolución. Y se basan en la presencia de esos tres hombres en el encuentro de Tacajó, el cual consolidó la disciplina del Ejército Libertador en torno a Carlos Manuel de Céspedes. También, por la asistencia en el Holguín de los angustiosos días de sitio, o en el peligroso ataque a Vicana. Estuvieron en las acciones de El Cobre y en el asalto al cafetal Aurora y en otros muchos lugares desde mil 868, cuando se levantaron en armas en Cabaguán. Compañeros y amigos del Generalísimo Máximo Gómez, los hermanos Marcano Álvarez no defraudaron la confianza del legendario caudillo dominicano-cubano. Fue un trabajo de Iraida Calzadilla Rodríguez.

26 de enero:
Leonardo Fernández Sánchez

LA HISTORIA EN MINUTOS. UN HOMBRE EN EL TIEMPO. A los cincuenta y siete años, de ellos cuatro decenios de entrega a la causa revolucionaria, falleció en La Habana, Leonardo Fernández Sánchez. Amigo y colaborador de Mella, sería puente simbólico entre la generación del treinta y la del centenario, para continuar su batallar en los días gloriosos de Enero, Girón, la Crisis de Octubre y la resistencia de un pueblo contra el bloqueo imperialista. Tuvo una vida signada por el destierro, la persecución y la cárcel, pero las dificultades no desmayaron jamás sus ideales de una patria libre, ni callaron su oratoria vehemente, conmovedora, convincente. Leonardo Fernández Sánchez, al morir el veintiséis de enero de mil 965, asumía la representación diplomática ante la Organización para la Alimentación y la Agricultura. Continuará en el siguiente minuto...

EJEMPLO PARA SER IMITADO. Conclusión. En la fría y poco hospitalaria Nueva York anduvo Leonardo Fernández Sánchez compartiendo tribunas y oratorias en el barrio latino, con Rubén Martínez Villena, Gabriel Barceló, Raúl Roa y Felipe González. En esa ciudad, en el Centro Obrero de habla española, dio conferencias sobre la lucha del pueblo soviético, los combatientes de Sandino y la penetración imperialista en Cuba. En la Isla, fundó junto a Mella la Liga Antimperialista, impartió clases en la Universidad Popular José Martí, perteneció al Ala Izquierda Estudiantil, escribió para Línea y fue miembro del Partido del Pueblo Cubano. Raúl Roa expresó: “Los hombres como Leonardo Fernández Sánchez constituyen un ejemplo; no son para ser llorados, sino para ser imitados”. Redactó: Iraida Calzadilla Rodríguez.

27 de enero:
Vicente Blasco Ibáñez

LA HISTORIA EN MINUTOS. EL VALENCIANO BLASCO IBAÑEZ. El veintisiete de enero de mil 928 moría uno de los más célebres escritores españoles de todos los tiempos, el valenciano Vicente Blasco Ibáñez. Dejaba tras de sí la aureola de un encendido periodista, político, revolucionario, escritor y aventurero, que signaría su vida plena de fascinantes anécdotas. Dicen que era de temperamento inquieto, palabra encendida, oratoria vehemente y de acciones rápidas. Conoció de encarcelamientos, destierros y duelos. También, como político, fue electo seis veces consecutivas diputado a las Cortes. El escritor Vicente Blasco Ibáñez andaría por la vida indagando sobre cuestiones sociales, nacionales y políticas, en un mundo que nunca le fue ajeno ni indiferente. Continuará en el siguiente minuto...

EL AUTOR DE ENTRE NARANJOS. Conclusión. Como escritor, Vicente Blasco Ibáñez posee un característico don descriptivo, comparado por algunos críticos con el colorido de los pintores de su tierra. A él se deben obras universales como La barraca, Flor de mayo, Arroz y Tartana y Entre naranjos. Otras, como La Catedral y El intruso, abarcan eminentemente temas sociales y políticos, en correspondencia con los ideales del autor. Sin duda, todos sus libros están poblados de personajes tangibles, reales, que transmiten en cada palabra escrita la fuerza de sus problemas, del entorno y del medio, en un amplio concepto de sentido popular. El valenciano Vicente Blasco Ibáñez dejó una obra inserta en las escuelas del naturalismo y el realismo español. Magníficas páginas de acabada narrativa. Redactó: Iraida Calzadilla Rodríguez.

28 de enero:
Fedor Mijailovich Dostoievski

LA HISTORIA EN MINUTOS. EL ÚLTIMO GRAN ESCRITOR. Cuando murió, Fedor Mijailovich Dostoievski tenía solo sesenta años, un cuerpo atormentado por la epilepsia, un obstinado pesimismo y una filosofía amarga sobre la vida. Fue el veintiocho de enero de mil 881 y con el adiós se iba el último gran escritor de su generación. De su obra, son fuentes nutricias Crimen y castigo, El idiota, Los hermanos Karamazov y Pobres gentes. Precursor de la parapsicología, con una ilimitada capacidad para mostrarnos lo extraordinario y el misterio de vivir, creador de personajes que parecen de carne y hueso, Fedor Mijailovich Dostoievski queda entre nosotros como “el artista del caos”. Y también, como “el novelista de lo subconsciente”, como un grande que supo entregarnos toda la historia de su época en una obra compleja. Continuará en el siguiente minuto...

EL PERIODISMO EN DOSTOIEVSKI. Conclusión. Universalmente conocido como escritor, el periodismo en Fedor Mijailovich Dostoievski tuvo una presencia permanente. Colaboró en revistas y periódicos como El tiempo, La cuota y El ciudadano y consideraba ese hacer cotidiano y ajustado a la premura del tiempo, como un complemento de la obra literaria. Merece la pena destacar su Diario de un escritor, volumen donde se aprecian desde sus artículos esencialmente periodísticos, hasta ensayos sobre moral y sociología, crítica literaria y reportajes. Fedor Dostoievski en esos apuntes daría constancia de lo difícil que resultaba para los europeos acercarse a una nación tan singular como la suya. Y dejaría la impronta del alma y el carácter del pueblo ruso, del amor raigal que sintió por su tierra. Redactó: Iraida Calzadilla.

28 de enero:
José Martí Pérez

LA HISTORIA EN MINUTOS. EL NIÑO DE LA CALLE PAULA. Cubano pobre descendiente de españoles sería la herencia que le dieron al nacer a José Martí, aquel niño delgaducho y de ojos de fuego de la calle Paula. El veintiocho de enero de mil 853 marcaría la arrancada hacia una meta que se iría perfilando con los años y que no tendría otro fin que el de la libertad de la patria. Casi adolescente vendrían la prisión, las canteras de San Lázaro, el confinamiento en Isla de Pinos y el exilio en España. Después, una vida azarosa marcada por el paso por numerosos países de América Latina y también Estados Unidos. José Martí quedaría en nosotros como paradigma de hombre estrella, como el Delegado, el propulsor de la Guerra Necesaria, el fundador del Partido Revolucionario, el autor intelectual del Moncada y el Héroe Nacional. Continuará en el siguiente minuto...

ASI FUE MARTI. Conclusión. Pocas veces evocamos a José Martí en su imagen real de hombre común, y es tanta la grandeza, que dimensionamos su estatura mediana y delgada complexión y nos parece incierto que aquella voluntad de acero fuera sostenida por un cuerpo de precaria salud. Dicen que la mirada era su mayor fuerza por el magnetismo y honradez que transmitía. El hablar suave, persuasivo, convincente, arrastraba a escucharlo. El paso era rápido, nervioso, como quien va a entregar luz; la frente, despejada y bien alta; las manos, aladas; las cejas, tupidas; y el bigote, compacto. Como una impronta de tanto sufrimiento cuando adolescente, José Martí llevaba un anillo de hierro, pedazo de la cadena que le impusieron cuando era el preso ciento trece. Tenía el aro un nombre grabado: Cuba. Redactó: Iraida Calzadilla Rodríguez.

30 de enero:
Enrique Vilar Figueredo

LA HISTORIA EN MINUTOS. UN CUBANO MUERE EN POLONIA. Vuelve a la memoria en estos días el grupo de jóvenes cubanos que, en Polonia, rendimos homenaje a Enrique Vilar, aquel otro joven que cayera en combate en esas tierras, abrazando la causa del Ejército Rojo. Fue una mañana de frío intenso cuando hablamos del internacionalista de veinte años, subteniente, francotirador, e hijo de una familia comunista, como también lo fue él. Y supimos que sobre las tres de la madrugada del treinta de enero de mil 945, mientras defendía un poblado del Báltico polaco, Enrique marchaba en la vanguardia. Cuando lo encontraron abatido en el campo de batalla, el manzanillero Enrique Vilar Figueredo tenía fuertemente apretada en su mano la pistola. Una bala fascista segó su vida en los días aciagos de la Segunda Guerra Mundial. Continuará en el siguiente minuto...

“LUCHEN POR NUESTRA GRAN CAUSA”. Conclusión. Cuando Enrique Vilar Figueredo tenía siete años, la Organización Internacional de Ayuda a los Revolucionarios, gestionó su partida hacia la Unión Soviética, para un internado primero en Moscú, y después en Ivánovo. La familia, por su condición de comunista, vivía en la clandestinidad y en precaria situación económica. En la URSS, el joven manzanillero se hizo francotirador y pidió ir al frente. Fue así que llegó a Polonia como parte de una unidad del Segundo Frente Bielorruso y quedó designado jefe de un pelotón de fusileros. El internacionalista, subteniente Enrique Vilar Figueredo, hacía mucho tiempo había escrito a la familia en Cuba: “Luchen por nuestra gran causa. Luego yo iré y lucharemos juntos”. Redactó: Iraida Calzadilla Rodríguez.

Pie de foto: Anna Pávlova, Manuel Ascunce Doménech, Policarpa Salavarrieta, mambises de la guerra independentista cubana, Leonardo Fernández, Vicente Blasco Ibáñez, Fedor Mijailovich Dostoievski y José Martí Pérez.

 

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