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Isla al Sur

SOS POR LOS MOLUSCOS CUBANOS

SOS POR LOS MOLUSCOS CUBANOS

ROBERTO M. LÓPEZ DE VIVIGO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Las personas sin escrúpulos acabaron con casi todas las reservas de coral negro existentes en Cuba en el siglo pasado. Estos moluscos tan bellos desaparecieron prácticamente, y hoy se encuentran diezmados en lugares de difícil acceso, por lo que su comercialización solo está autorizada para la empresa estatal Coral Negro.

A pesar de que los moluscos son el grupo más extendido sobre la Tierra detrás de los insectos, en nuestro país de cada 100 de ellos, cinco o seis son endémicos, es decir, más del 95 por ciento, lo que requiere de un cuidado especial del gobierno y la población, según se plantea en el libro Moluscos  terrestres de Cuba, de Jesús Ortea y José Espinosa.

En casi todo el orbe, los moluscos se usan para confeccionar pulsos, collares, anillos y adornos. Nuestra Isla también es testigo de que en sus ferias se exhiban bisutería de cobo y sigua, principalmente. El fenómeno no es nuevo, desde tiempos prehispánicos se han utilizado como prendas; los numerosos restos de conchas en la cueva española de Altamira son una prueba.

El daño medioambiental y la necesidad de cumplir con acuerdos internacionales hicieron que en 2011 se estableciera la Resolución 160 del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, resultado de años de estudio, y que prohíbe y regula la explotación de especies raras, en peligro de extinción o de alto valor ecológico y económico.

Sin embargo, el éxito de la reglamentación no es definitivo: multas de entre 250 y 500 pesos para personas naturales son insuficientes para impedir la comercialización. Los infractores cobran por cada animal hasta 10 veces el valor de la contravención. A los sin escrúpulos hay que castigarlos con mano dura; retirarles la licencia para vender o subir las multas, lo que influiría más en la protección a la madre naturaleza. Los escarmientos tienen que ser ejemplarizantes.

Mientras los estudios para saber en realidad el estado de los moluscos se hacen imposibles ante la crisis económica, en el primer trimestre de 2013 se detectaron alrededor de 4 660 violaciones, lo que representa casi el 60 por ciento de todas las del año anterior.      

A la espera de los equipos de buceo y monitoreo que puedan ilustrar la verdadera situación de estos animales, se debe trabajar en campañas para concientizar a las personas sobre la importancia de conservar esas especies y no explotarlas sin autorización.  

La resolución también establece que los decomisos vayan hacia los centros de rescate. En Cuba, estos lugares son los zoológicos. No obstante, ellos no tienen actualmente la capacidad ni la estructura para recibir más animales, que muchas veces resultan enfermos o muertos (por la mala transportación). Si no se previó crear sitios específicos para los decomisos, urge habilitar locales para su subsistencia, y evitar así la pérdida de ellos. Como tantas veces, la planificación incorrecta influyó, en este caso, en la correcta aplicación de la reglamentación.                   

La flora y la fauna son libres. Explotarlas, sin medir las consecuencias, es inconcebible. Regirnos por la ley es fundamental para que en el futuro podamos disfrutar de esa naturaleza tan única, patrimonio común de los cubanos.            

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