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Isla al Sur

EL COBRO EXISTE, ¿Y LAS CONDICIONES?

EL COBRO EXISTE, ¿Y LAS CONDICIONES?

El inicio del cobro de los servicios ofrecidos por los Joven Club de Computación y Electrónica ha generado polémicas en la población debido a la falta de condiciones que estas instalaciones posen.

LAURA FARIÑAS NARANJO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Más de 15 millones de pesos recaudaron hasta diciembre del pasado 2015 los Joven Club de Computación y Electrónica (JCCE), a casi dos años del inicio del cobro de sus servicios. Sin embargo, esta cifra pudiera ser mayor si el estado técnico de los equipos y las condiciones de tales instituciones tuvieran una mejor calidad.

Según establece la Resolución No. 512/2014 del Ministerio de las Comunicaciones, publicada en la Gaceta Oficial No.45, el cobro de los servicios se estableció con el fin de hacer sostenible económicamente los JCCE, los cuales desde su fundación, hace 28 años, son subsidiados por el Estado cubano.

Las autoridades de tales instalaciones declararon a Juventud Rebelde que el precio y tarifa de las prestaciones tanto para personas naturales como jurídicas se establecieron después de un minucioso estudio.  Entre las ofertas están: tiempo de máquina (2 CUP/hora), asesoría e implementación (10 CUP/hora), venta de licencia del antivirus Segumática (50 CUP/año) y asistencia informática (50 CUP al mes por cada computadora). En el caso de esta última, el instructor deberá visitar al cliente cada vez que este lo solicite y está obligado a realizar asistencia mínimo dos veces al mes.

“Nos enfrentamos a un contexto económico muy diferente a cuando nacimos. En la última década el Estado ha entregado a los Joven Club más de 50 millones de CUP anualmente, por lo que necesitamos disminuir ese subsidio y, de ser posible, eliminarlo, aseguró Raúl Vantroi Navarro, director nacional de los JCCE en entrevista concedida a Juventud Rebelde.

Yolaigne Díaz Bermúdez, trabajadora del Joven Club III, del municipio matancero Jagüey Grande, considera que los cambios en estas instituciones son muy favorables. Además de que los usuarios sienten mayor responsabilidad y cuidan más los inmuebles y los trabajadores brindan una mejor atención con el fin de mantener al cliente satisfecho.

“Ahora los laboratorios permanecen llenos y se tuvo que extender la prestación de servicios hasta horas de la noche por esa razón. Al final ganamos todos y el precio no es caro”, añade.

Marian Molina, estudiante de secundaria básica, plantea que al no tener una computadora en su casa debe acudir con regularidad a estos centros a realizar sus trabajos y a buscar información. “Adquirir varias tarjetas para ello se ha vuelto un obstáculo, los cupones de cinco pesos, los cuales están más al alcance de las personas, se agotan muy rápido y los que quedan son los de precios más altos”, agrega.

Los cursos impartidos en dichos establecimientos continúan siendo gratis para las personas naturales, con lo cual se mantiene la esencia social de estas instalaciones, y se cobra a 15 CUP la hora a las personas jurídicas.

“En mi opinión, es necesario que los usuarios paguemos porque de esta forma podemos reclamar una atención de mayor calidad, pero los centros deben mejorar en todos sus aspectos ya que existe un deterioro de las aulas por las malas condiciones de sus muebles, la falta de climatización y equipos viejos o rotos, manifiesta la capitalina Roxana Pérez.

Roberto Velázquez Soler, director del Palacio Central de Computación, comenta que el centro está integrado al nuevo sistema desde el pasado año y hasta el momento han atendido a 73 502 usuarios, y se han recaudado más de 144 000 pesos. “El cobro no significa que los Joven Club perderán su esencia social ni el objetivo por el cual fueron creados a iniciativa de Fidel: informatizar nuestra sociedad”.

Además, explica que actualmente la institución imparte cursos especializados de programación, diseño y creación de base de datos así como de operador de microcomputadora. “Hemos graduado desde nuestra creación el 7 de marzo de 1991, un total de 36 252 personas”, inorma.

Un joven capitalino, graduado de la Universidad de Ciencias Informáticas y quien prefirió el anonimato, dijo que posee en su casa un pequeño laboratorio climatizado con cinco computadoras. “Ofrezco algunos de los servicios brindados por los Joven Club y hasta otros diferentes. Cobro menos y tengo mejores condiciones, entre ellas, las computadoras actualizadas con diversas aplicaciones y programas”.

Al referirse al tema de las condiciones de los JCCE, el Director Nacional explicó al diario de la juventud cubana que la organización presenta dificultades por roturas en equipos climatizados (10 000 aires acondicionados en tal situación y 70 centros que no tienen ni uno) así como 2 100 máquinas dañadas debido al calor y el sobre uso.

Con el diseño de un programa a ejecutar en seis años, se prevé el mejoramiento de la estructura técnica y material, según las posibilidades del país. Todo ello permitirá ganar mayor cantidad de usuarios y nuestras instalaciones seguirán siendo las instalaciones de la familia cubana, manifiesta Vantroi Navarro

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