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Isla al Sur

LA CONSAGRACIÓN DE UNA VIDA

LA CONSAGRACIÓN DE UNA VIDA

Reflexiones del sacerdote más joven de Cuba y Latinoamérica.

RAFAEL CONCEPCIÓN,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación de la

Universidad de La Habana.

Yo visito a Yosvani como a otro amigo cualquiera, con el deseo de pasar un buen rato, conversar de nuestros problemas, salir a compartir a una fiesta, y hasta discutir de vez en cuando en momentos de filosofía musical, si nos gusta el reggetón o no. Sin embargo, no deja de sorprenderme cuando lo veo cada mañana de domingo vestirse de blanco, apretar una cruz en su pecho y con su delgadez quijotesca, mentón prominente y expresión siempre sonriente, realizar la homilía.

Yosvani Carvajal Sureda es un sacerdote cubano graduado de la carrera de Filosofía en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma en el año 2000, a la edad de 24 años, convirtiéndose por esto en el más joven de la historia de Cuba y Latinoamérica. Seguidamente trabajó durante dos años como secretario del Cardenal de La Habana, Jaime Ortega, después como eclesiástico de la Catedral, de la iglesia de Guanabacoa, y actualmente de la parroquia de Los Pinos, en el municipio Arroyo Naranjo.

Ante mis interrogantes por la vida de un joven cubano en el sacerdocio, sus logros y soledades, accede a darme una entrevista. La cita se desarrolla en su oficina, un pequeño espacio cautivador por la profusión de libros sobre Filosofía, Teología, Historia, y apartado, como en lugar especial, un libro de poesías de Dulce María Loynaz. Múltiples cuadros adornan las paredes, entre ellos algunas fotos con El Papa Juan Pablo II, y en una esquina, destacando por su gran tamaño al lado de las demás, una bandera cubana.

¿Cómo llegó a tu vida la vocación por el sacerdocio?

De niño mis padres me llevaban a la iglesia y al llegar a la etapa de la adolescencia empecé a sentir la vocación por el sacerdocio. Surgió de reflexiones profundas y un compromiso conmigo mismo de ayudar a las demás personas, de asumir una labor llena de amor, pero que pocos aceptan. Ser sacerdote implica sacrificio, dedicación completa, cursar estudios durante ocho años en un seminario y una vida de celibato consagrada a Dios. En Cuba desde el año 1999 solamente hay 311 presbíteros.

¿Has sentido dudas en tu ministerio?

Dudas siempre hay, sobre todo cuando uno trabaja directamente con la gente y no ve resultados, llamo resultados a ver a las personas crecer interiormente y madurar. Por eso a veces me embarga la tristeza y siento que no soy el protagonista de esta historia, pero en los momentos de oración pienso que esta es mi lucha, mi huerto de olivos, mi Getsemaní. He sentido dudas también en los momentos de soledad, porque el sacerdote es ante todo un hombre, un ser humano que habla de Dios al pueblo en nombre de él.

¿Qué piensas de la soledad?

Que es mala consejera, aunque hay algunos pensadores que diferencian soledad de "solitariedad", algo que me gusta mucho, porque creo que a veces necesitamos estar solos para pensar, para discernir el camino a seguir. La soledad es necesaria en pequeñas dosis, no la soledad eternamente vivida. Ahora, lo que nunca es aconsejable es la "solitariedad". Yo me he sentido solo pero nunca un hombre solitario, porque siempre estoy rodeado de personas que me ayudan a romper mi soledad, haciéndome querer y dejarme querer por los demás.

¿Qué logros has tenido en tu vida personal y profesional?

Más que logros, lo veo como parte de mi ministerio. Trabajar, descubrir cómo las comunidades crecen y se van preparando en la sed del conocimiento, tanto filosóficos, como religiosos, enseñando a la persona a encontrarse con Dios y la trascendencia de una vida. He tenido también algunas satisfacciones, como la de haber tenido la posibilidad de estudiar en México y luego en Italia, en una universidad que yo considero la más universal del mundo, La Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, a la cual agradezco mi preparación filosófica, y haber sido recibido en audiencia por El Papa Juan Pablo II, quien me dio consejos de infinita sabiduría.

¿Cuál es tu idea de felicidad eterna?

No existe una felicidad total y abarcadora, existen momentos de felicidad, sobre todo cuando ves a las otras personas quererse. Hoy se habla de hacer el amor y no del amor hecho, pero cuando veo personas que se aman verdaderamente, parejas, matrimonios y amigos, pienso que esa es la felicidad terrena, trascendente, que empieza desde aquí, desde la tierra, cuando abrimos nuestro corazón al amor.

¿Qué piensas del amor?

El amor nos hace ser lo que somos ante los ojos de Dios, es lo que nos engrandece, y la persona vale tanto en cuanto ame y se deje amar. Yo siento el amor como entrega, sacrificio, disponibilidad y amistad. El amor nos hace abrir el corazón y no tener miedo de mostrar debilidad, lo que nos hace humanos, como el error, la equivocación y las experiencias.

¿Qué crees del sentimiento de culpa?

Que está bien por un tiempo, pero que en exceso es una enfermedad. La culpabilidad es necesaria para cambiar y remediar, o atenuar, el daño cometido a alguien. En el mundo de hoy, el lenguaje y mentalidad filosófica es la de borrar la capacidad de sentirnos arrepentidos y pedir perdón. Nadie habla de perdón, es como una palabra que se borró del diccionario. Si supieran que mientras mejor sabes pedir perdón más grande eres; los grandes hombres han sabido pedirlo, Juan Pablo II es uno de ellos, y tuvo la valentía de pedir perdón por los pecados y errores cometidos por la iglesia católica.

¿Cuál consideras que sea el mayor problema de la sociedad actual?

La superficialidad, la postmodernidad que se ha implantado en la cultura occidental. El mundo globalizado de hoy hace que las comunicaciones y las culturas se fusionen inculcando en las personas la superficialidad y el pensamiento débil, donde no hay capacidad de razonamiento sólido, de argumentos válidos. Es necesario luchar contra el consumismo en esa subcultura que se hace presente en el mundo actual. Estos problemas no significan que todo sea terrible y catastrófico, en el mundo de hoy existen muchísimas personas que viven coherentemente, en la transparencia con ellos mismos y con los demás. Vivimos en una época de esperanza y la esperanza es lo último que se pierde.

¿Tiene algún lema?

Mi lema sacerdotal es: "Cantaré eternamente la misericordia del señor", salmo 89.

Ficha técnica:

Objetivo central: Mostrar las ideas e intereses de un joven sacerdote cubano.

Tipo de entrevista por su contenido: De personalidad

Tipo de entrevista por su estructura: Clásica, de preguntas y respuestas

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